Por Sergio Villamizar D. / Colprensa
Tras el éxito que logró con los libros ‘Cómo vender su marca personal’ y ‘¡Estoy listo!’, los lectores de Raquel Gómez, pionera en Colombia en temas de marca personal, ya le solicitaban un nuevo libro, este es: ‘La casa azul’.
Se trata de un viaje de 180 páginas hacia una marca personal sólida y un autoliderazgo duradero, entendiendo que la felicidad no depende de algo externo, que viene del lugar seguro y sagrado que es esa “casa azul” interior.
Un libro que surge tras el paso doloroso de la autora, quien tuvo que transitar la partida de su madre, lo que implicó varios cambios desafiantes en su vida. Ese recorrido le generó toda una serie de enseñanzas que le ayudaron a crear una metodología de liderazgo integrativo que ahora comparte en el libro ‘La casa azul’.
Ordenando la casa
¿Cuál es la propuesta de liderazgo en este nuevo libro?
En ‘La casa azul’ le proponemos al lector una preservación de esa casa. Le proponemos un modelo, una guía de autoliderazgo para hacernos cargo de ese tesoro tan grande que tenemos en nuestras manos.
‘La casa azul’ le evidencia al lector cómo estamos conectados para hacernos cargo de nosotros mismos, mostrando los cuatro pilares que deben trabajar en equipo para uno mismo, para cada persona y su “casa azul”. En la medida que se entiende de esa manera podemos sacarle mucho provecho a cada pilar, que tiene su propia magia en nuestra mente.
La idea es aprender a trabajar y ordenar nuestros pensamientos para que trabajen para el bien nuestro y, en esa medida, conectar mejor con nuestras emociones que son las que nos mueven, mejorar nuestra forma de reaccionar a lo difícil.
¿Cuál es la importancia del cuerpo en esta propuesta?
El cuerpo es el vehículo a través del cual nos desplazamos, pero también sirve para abrirnos puertas. Siempre en esos cuatro pilares hay una guía permanente, incluido el pilar espiritual, independiente de la religión.
Todo el tiempo hay información de la vida de nosotros sobre lo que está bien, lo que deberíamos atender y revisar. Existen esas sirenas internas que nos pueden producir bienestar, malestar, pero es a través de ellas que no están avisando acerca de nuestra propia forma de actuar en nuestra vida y nuestro propio autoliderazgo.
¿Cómo funcionan estos pilares?
Todos trabajan verdaderamente para mejorar nuestra calidad de vida. Cada uno de ellos cumple una función especial y única.
Cuando pasé por la experiencia dolorosa de la pérdida de mi madre, de haber estado casi cinco meses inmersa en un hospital y tratar de comprender cómo algo en el organismo empieza hacer un ruido a través de una enfermedad, un dolor, generando un desbalance en el cuerpo hasta que todo termina. Allí tuve esos pilares para sostenerme.
No somos conscientes de la maravilla que es levantarnos cada día, poder hacer nuestras tareas. Somos un verdadero milagro que podamos vivir con bienestar y autonomía.
¿Cómo trató el duelo en su libro?
Es en momentos como ese, todo lo vivido con mi madre, que me quedó claro el comportamiento de la vida misma. Lo que comenzó como un pequeño malestar, empezaron a salir muchos más problemas que terminaron con el balance de una vida armoniosa por más de 70 años, siempre con mucha vitalidad.
Todo eso siempre afecta las emociones y la mente, aunque hizo florecer su espíritu, quitándose tantas capas de este camino por la vida, por lo que el florecer su parte espiritual era su retorno a casa, con una conciencia distinta.
Llevo más de 15 años de trabajo en temas de marca personal, pero nunca había escrito sobre el autoliderazgo y la marca personal cuando una persona está en un momento de crisis personal, cuando no tienes ni deseos de levantarte, esos cuatro pilares se tambalean fuertemente, lo que ocurre con más frecuencia de la que nos gustaría, porque la experiencia de la vida trae momentos de mucho dolor.
En la guía que propongo en ‘La casa azul’ intentó mostrar que aun en medio del dolor, podemos sostener la casa en pie.
Crisis global
¿Y cómo encontramos esa fuerza para sostenernos?
Los sucesos duros de la vida hacen que atravesemos instantes que debilitan los pilares de nuestra casa, donde empezamos a dudar de nuestra propia posibilidad de hacer algo por nosotros. Donde solemos esperar a que algo suceda afuera y que nos salve, pero usualmente las respuestas y las soluciones las llevamos dentro de nosotros, donde encontramos tanto el coraje como la serenidad para arreglar las cosas.
¿Cómo trata el miedo que viene ante los retos de la vida?
El miedo es una emoción completamente humana y es evidente que todos lo debemos transitar en una mayor o menor medida, pero hay que saber hasta dónde le debemos dar ese poder y no volverlo en centro de nuestras vidas. El miedo es todo lo contrario a la felicidad, y no me refiero a la felicidad momentánea, sino a la que proviene de una plenitud, de una certeza, en la confianza en la vida, en la confianza en nosotros mismos, en que algo vamos a encontrar y descubrir, así sea en medio del dolor.
Si dejamos que el dolor sea protagonista, nos va a disminuir completamente, lo que implica un trabajo que incluso nos hará recurrir a profesionales, para recuperarnos. No debes llenar tu “casa azul” de temor.
¿Y cuál es el papel del ego?
Vivimos en tiempos que no dan suficiente valor a una serie de reacciones que se vuelven automáticas, como es el caso del ego y la respuesta inmediata cuando la persona se siente herida o atacada. Esta reacción inmediata suele ser equivocada, suele ser la evidencia de un dolor desatendido, que debería trabajarse de una manera diferente, más profunda.
Por eso, en el modelo que propongo en ‘La casa azul’, hay un primer paso que es darse cuenta, y una vez se ha dado cuenta, el siguiente paso es hacer algo con ello.
Esto suele dar generalmente cuatro resultados, que son los más comunes en este tipo de evaluaciones, como es el tema de la salud, pues a todos nos importa estar bien, y la salud siempre nos avisa cuando algo no está bien, como aquellos que manejan altos niveles de estrés, sin pausas, sin hacer actividad física, sin alimentar los pilares fundamentales, en algún momento el cuerpo reacciona, empieza hacer ruido.
En segundo lugar, la economía, la productividad, las finanzas, que es algo que necesitamos para pasar por esta vida de manera tranquila.
Además, están las relaciones personales, no solo las románticas, para saber si realmente contamos con una red de apoyo para poder construir “el vecindario azul”. Y por último, la adaptabilidad, porque hay cosas clarísimas en nuestra vida, y debemos ser conscientes de la capacidad que tenemos para adaptarnos a los retos que trae la vida.
¿Por qué nos cuesta tanto pedir ayuda?
Muchísimo. Creo que ahí interfiere el ego, en donde intervienen un montón de creencias y malas enseñanzas que hemos tenido, y es con la vida que vamos teniendo la posibilidad de saber que no hay problema en pedir ayuda, pero hay que estar dispuestos a recibir ayuda. Pedir ayuda es de valientes.