Raíces Azules es una película dirigida por Gabriela Domínguez que narra la historia de una mujer joven que encuentra fortaleza ante la crisis ambiental global. Situada en un entorno del Caribe, la película fusiona tradiciones locales con preocupaciones globales, mostrando cómo incluso los esfuerzos individuales pueden marcar la diferencia.
El filme, que ya se encuentra en todas las salas de cine del país, muestra la importancia de trabajar juntos hacia un futuro más prometedor. Domínguez habló con el El País.
¿Por qué hacer una película sobre la crisis ambiental?
La película Raíces Azules surgió de un proceso de preservación de memoria oral en el que las abuelas del sector de Bottom House en la isla de Providencia, nos contaron una historia que viene, según ellas, de las primeras personas que habitaron la isla. Un mito que conecta a la isla desde sus colinas y el pico más alto, con el mar. La historia sembró una intriga en mí, y así inicio el proyecto.
Son cuatro historias entrelazadas, ¿cómo se encontró con ellas?
La historia de las abuelas portadoras de la memoria, es el encuentro entre generaciones para preservar historias del pasado, entre otras las de la araña Anancy que viene de la tradición africana y aún sobreviven exclusivamente en la memoria oral.
La historia de la joven que regresa a conectar con sus raíces. El viaje singular de su equipaje a través de las tradiciones vivas caribeñas, con apartes de la historia insular que se cuentan a través de la radio en la voz de la carismática historiadora Diana Uribe.
Y la última historia es la de un par de hermanitos isleños que van siguiendo el ejemplo que ven en sus mayores y terminan descubriendo que hay un tesoro más importante que el oro escondido en su pequeña isla.
¿Cómo eligieron a los niños, actores naturales de la región?
Los niños comenzaron a ser parte de la historia durante el rodaje, los encontrábamos en todas las locaciones y poco a poco fueron integrándose.
Invitamos a cuatro niños y llegaron doce, así se fueron multiplicando. Como también sucedió con la participación de Elkin Robinson, el músico providenciado, que hacía parte del acontecer isleño en el momento en que rodábamos en su barrio, donde estaba practicando y de forma espontánea se integró a una de las escenas.
‘Raíces azules’ tiene un fuerte mensaje de sensibilización ¿Cómo espera que esta película inspire acciones concretas hacia la preservación del medio ambiente?
En esta etapa de exhibición se estrenó en Providencia, con un recibimiento muy caluroso del público isleño que asistió masivamente a ese emotivo estreno. En esa ocasión surgieron varias ideas de divulgación y la sensación de que realmente más allá de la reflexión, la película pueda realmente animar a la acción.
‘Raíces Azules’ ha hecho un recorrido breve por festivales, algunos enfocados en el tema socio ambiental y el público en estos espacios ha manifestado, sorpresivamente para mí, su deseo de visitar a la isla y hacer alguna acción para combatir el problema que presenta la película en el tema ambiental. En el estreno en Providencia también se presentó una posible sinergia con un proyecto local que se desarrolla en torno al reciclaje.
La película se enfrentó a desafíos climáticos reales, como el huracán Iota. ¿Cómo afectaron estos eventos al proceso de producción y cómo lograron superarlos?
La película sobrevivió, como todos nosotros, moviéndose con el viento. La película en ese momento ya estaba editada, en discos duros, en cajas de plástico que yo mantenía conmigo de un lado a otro, refugiándonos de las ráfagas de viento.
Cuando salimos la destrucción era masiva, la mayoría de nuestras cosas se había convertido en escombros, en basura, todos los equipos los perdimos, estaban mojados con agua y sal que traía el viento. Fue una decisión acertada llevarme esas cajas conmigo, tuvimos que escoger qué resguardar en el pequeño espacio en el que nos refugiamos.
‘Raíces Azules’ ha recibido varios premios y reconocimientos en festivales internacionales. ¿Qué significan estos para usted como directora?
Ha recibido reconocimientos como Opera Prima, Mejor Película Ambiental y Mejor Película Educativa, que representan el camino que empieza a abrirse en este circuito y lo que aún está por recorrer. También ha sido invitada a la representación por Colombia en la Semana de América Latina y el Caribe en París, Francia, en junio 2024. Y ya se han avanzado conversaciones para que participe en la Coop 16 que se desarrollará en Cali.
La película resalta la magia del Caribe y de una comunidad afrocolombiana mágica y musical que, como muchas otras resiste al desconocimiento externo de su identidad que la relaciona directamente con un territorio. Tiene como eje temático la memoria y como conflicto dramático el olvido, al cual se confrontan muchas comunidades apartadas. Inspirada en la transformación de Providencia frente al huracán Iota, procura dar voz a estas poblaciones en torno a la conservación ambiental, que es al tiempo la conservación de estas regiones del país.