El viche es una afamada bebida alcohólica, un destilado de la caña de azúcar, el cual se viene produciendo gracias a un conocimiento ancestral y tradicional en alambiques en modo casi que secreto, y fue regulado en noviembre del 2021, después de una sanción presidencial.
El maestrao Onésimo González, productor del viche en Tumaco, cuenta: “El objetivo de la ley es que el productor sea visibilizado y pueda generar esa cadena completa de producción, para que esos recursos vayan a los territorios. La esencia de la ley es que el producto y su comercialización sirvan para mejorar la calidad de vida de los productores que están en los territorios, de todas esas familias que están involucradas de forma directa o indirecta en el proceso de la elaboración del viche”.
Por esta razón, durante los días 4 y 5 de agosto, la población productora y transformadora de viche del Pacífico colombiano se reunió para dialogar sobre la reglamentación la Ley 2158 de 2021 o Ley Viche/Biche.
Por invitación del Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes y la Vicepresidencia de la República de Colombia se hicieron presentes en la concertación del Decreto Integral Reglamentario de la Ley 2158 de 2021, el cual constituye un paso fundamental en el proceso de reconocimiento, promoción y protección del Viche/Biche.
Esta consulta se hizo simultáneamente en los municipios de Tumaco, Timbiquí, Buenaventura y Quibdó, que abarcan los cuatro departamentos donde aplica la Ley.
Entre las consultas que se realizaron están las posibles acciones para la protección, fomento y promoción del viche/biche, eventos de promoción cultural, acreditación de la calidad de productor tradicional y ancestral de la bebida, certificación diferencial anual del precio de venta al público, cuando no se destine al consumo propio de las comunidades, junto al comité interinstitucional del viche, entre otros.
Bebida tradicional del Pacífico
Este legado cultural es un patrimonio colectivo de las comunidades negras y afrocolombianas de la costa del Pacífico colombiano, y su salvaguardia es esencial para el fortalecimiento de la identidad y las tradiciones de estas comunidades.
“Aspiramos que lo que hay plasmado en la ley del viche, lo que se negoció también en la reglamentación, se pueda hacer cumplir. Sé que gran parte depende de la organización que haya de los productores en los territorios. Si los productores no se organizan en los territorios, aunque esté escrito en un papel, eso va a quedar siendo letra muerta. Todo depende de con qué actitud los productores se apropien y jalonen ese proceso”, expresa Onésimo González que junto a 170 vicheros participaron en Tumaco, Nariño, en este proceso.