Por Sergio Villamizar, Colprensa
Este domingo 15 de septiembre, se cumplirá el primer año del fallecimiento de uno de los artistas plásticos más destacados de las últimas décadas, el pintor y escultor antioqueño Fernando Botero, quien tras una vida llena de esfuerzos y de grandes logros, murió en Mónaco, —ciudad-estado independiente en la costa mediterránea de Francia— donde tenía uno de sus talleres de arte.
Justamente Lina está trabajando en las exposiciones que se vienen desarrollando en distintas partes del mundo, especialmente en Italia, donde se estrenará ‘La Grande Mostra’, que estará abierta desde el 17 de este mes hasta el 19 de enero de 2025 en Roma.
¿Cómo ha sido la realización de exposiciones como ‘La Grande Mostra’?
Esta exposición narra, de manera excepcional, el gran dominio de Botero en las diversas técnicas artísticas, desde la pintura hasta la escultura, al mismo tiempo que recorre toda su vida artística. Es una oportunidad extraordinaria para conmemorar el primer aniversario de la muerte de mi padre en Italia, un país que significó mucho para él y su trabajo.
Se tendrá en un lugar bellísimo, el Palacio Bonaparte, donde vivió la madre de Napoleón, y se une a la exposición de esculturas monumentales que se encuentran ubicadas en algunas de las plazas icónicas de Roma, que constituye un gran evento de Botero en Roma.
¿Cómo fue la selección de obras que hacen parte de esta exposición?
La idea de esta exposición era presentar la diversidad de técnicas en las que creó mi padre. Fue uno de los pocos artistas contemporáneos que tenía tanta maestría en una cantidad tan grande de técnicas, en especial en lo que él llamaba las técnicas nobles, que son el pastel, el carboncillo, el dibujo a lápiz, la tinta china, además de la escultura en bronce, en mármol y el óleo, por lo que hay salas enteras en la exposición dedicadas a cada especialidad.
Varias de estas obras nunca han hecho parte de una exhibición…
Son una parte importante, entre ellas, la que abre la exposición, ‘Homenaje a Mantegna’ (1958), que después de décadas fue descubierta recientemente por Lina Botero a través de Christie’s, que la encontró haciendo parte de una colección norteamericana, que mi padre realizó en los años cincuenta y con él ganó el Salón Nacional de Artistas, lo cual llegó a ser controversial para su época. Otras obras como un cuadro de mi hermano fallecido, ‘Pedrito’, que hacen parte de esas que alguna vez mi padre realizó y simplemente metió en un depósito en Nueva York y se olvidó de ellas por más de 40 años.
¿Por qué Italia es tan importante para Fernando Botero?
En Italia, a la edad de 20 años, se encontró con las obras maestras del Renacimiento italiano, en particular Piero de la Francesca, Paolo Ucello y Massacio, con formas masivas y colores extraordinarios, su ‘metamorfosis’ ocurrió. Botero siempre se interesó por el volumen, desde sus inicios, de manera inconsciente, pero comprendió su trascendencia en el arte al estudiar a los maestros del Quattrocento italiano.
Ahora custodiando la obra de su padre, ¿qué le ha sorprendido?
Entrando al estudio de mi padre, que era su lugar sagrado, me he encontrado con verdaderas joyas porque mi padre tenía un sistema de trabajo bien particular, muy propio, realizando una primera mancha de color, que es la forma más importante de la obra, para guardarla y meses más tarde volver a ella. Todo ese proceso lleva mucho tiempo, porque cada paso quería verlo con ojos frescos. Nos estamos encargando de todo ese archivo para poder sacarlo a la luz en próximas exposiciones.
¿Cómo son las obras que su padre realizó en sus últimos meses?
¿Cómo ha sido para usted este año sin su padre y trabajando todo el tiempo en la obra de él?
Ha sido difícil, a veces emocionante, emotivo, muchas veces triste, porque entro a su estudio y lo veo ahí, como si siguiera pintando, no hemos movido su mesa de trabajo en lo más mínimo. Todo está exactamente cómo lo dejó. Pero al final, es la alegría de hacer exactamente lo que él quisiera que hiciéramos con su obra.
¿Cuántas esculturas y pinturas componen esta exposición?