Los 19.803 libros de la Biblioteca del Centenario son los más consentidos de Cali, en particular los 3.786 de la colección patrimonial de volúmenes antiguos, que reposan en una sala especial con aire acondicionado, deshumidificador y poseen hasta sus propias ‘almohadas’ que —contrario al sentido común— no son para los lectores, se utilizan para descansar los libros, mientras son leídos.
“Son atriles suaves, o exhibidores, para no maltratar los ejemplares más antiguos que tenemos, aquí los ponemos para que investigadores o lectores interesados puedan consultarlos con el mayor cuidado posible, incluso tenemos las luces tenues, aunque lo ideal es que permanezcan apagadas”, explica Lindelia Arango Jiménez, coordinadora de la Biblioteca Pública Patrimonial del Centenario.
Estamos en la Sala El Relator, que está en el segundo piso de la casa republicana ubicada el barrio El Peñón, Avenida Colombia (calle 4 oeste esquina, No. 1-16), donde finalmente se estableció la biblioteca pública en el año 1984, después de todo un viacrucis que había empezado en 1932, cuando fue desalojada de la antigua Casa Municipal (Palacio de Justicia de la Plaza de Caycedo), en la que funcionó desde su fundación el 20 de julio de 1910, fecha que conmemora el primer centenario de la Independencia de Colombia, precisamente por eso se llamó “Biblioteca del Centenario”.
Pero, ad portas de cumplirse, el próximo 20 de julio, los 114 años de su fundación, muy pocos conocen el curioso origen de este templo de los libros, que ha sobrevivido a traslados, inundaciones, falta de presupuesto y voluntad política, erigiéndose al final como epicentro de la cultura caleña, puesto que además de su acervo bibliográfico, desde esta biblioteca surgieron eventos emblemáticos de la ciudad como la Feria del Libro y el Festival de Poesía.
La referencia a “templo de los libros”, no es una hipérbole solemne, se refiere a que uno de los directores de la Biblioteca del Centenario, y quien estuvo más tiempo en el cargo, fue el sacerdote católico, presbítero Alfonso Zawadsky Colmenares (1886-1964), un caleño ferviente defensor de la fe y de El Libertador, Simón Bolívar, que asumió la dirección de la institución en 1935, cuando pesaba sobre él una Suspensión ad Divinis, impuesta por el Obispo de Cali, debido a que el padre Zawadsky había mezclado —más de la cuenta— el cristianismo con los ideales bolivarianos en sus discursos y oraciones, generando críticas entre los feligreses más conservadores y los representantes de la ortodoxia católica. El Obispo de Cali por la época, Luis Adriano Díaz, prohibió a Zawadsky ejercer los ritos católicos por 25 años, pero no llegó a cumplirlos.
“El padre Zawadsky era hermano de los fundadores del periódico liberal El Relator, por eso la sala lleva este nombre, además él mismo fundó un periódico cuando era párroco de Sevilla (Valle), se llamaba Dios y Patria, del que logró imprimir 361 ediciones, y cuando fue director de la biblioteca creó la revista Bibliotecas y Libros, que circuló entre 1937 y 1939″, cuenta Eddy Carolina Sánchez Fuertes, historiadora y coordinadora de Gestión y Desarrollo de Colecciones de la Red de Bibliotecas Públicas de Cali.
Eddy Carolina está vinculada a la Biblioteca del Centenario desde 2009 y es la autora, junto con Diana Jovanna Romero Tenorio, del libro historiográfico de la institución, publicado en 2010, cuando se celebraron los 100 años de su fundación.
Sobre el padre Zawadsky, un personaje extraordinario de la cultura caleña, la historiadora agrega que “él era un poco rebelde, aunque no podía impartir sacramentos, seguía usando su sotana negra y dicen que se sentaba en una banca en la Plaza de Caycedo, enfrente de la ventana del Obispo, para que lo viera. Pero en 1945, llevando 10 años como director de la biblioteca, dos sacerdotes amigos intercedieron con el Obispo para que lo indultara, así lo lograron y el padre continuó ejerciendo sus funciones en la biblioteca, así como las de párroco de la iglesia de San Francisco”.
Quizá por su personalidad revolucionaria y su fe a prueba de fuego, el padre Zawadsky fue un gestor cultural incansable, llevó el humilde proyecto de la Biblioteca del Centenario a un momento de esplendor. Como afirman las historiadoras en su libro, “asumió su cargo con entusiasmo y total compromiso y su gestión fue admirable: durante su dirección elevó formidablemente el número de títulos a través de un programa de canje e intercambios con instituciones, editoriales y bibliotecas de diferentes partes de Colombia, América y algunos países de Europa”.
Zawadsky recibió, en 1935, una biblioteca que 25 años antes había iniciado funciones con 1.400 libros y, para cuando él entró a dirigirla, habían aumentado a 2.900. Según el registro de la misma institución, para 1942, el padre había llegado a la cifra de 15.000 volúmenes. Y, para complacer su devoción por El Libertador, creó una gran colección dedicada a obras de y sobre Simón Bolívar, que aún se conserva.
Además de escribir y publicar la única revista de la Biblioteca del Centenario en su historia: Biliotecas y Libros, que tuvo 24 ediciones entre 1937 y 1939, el padre mantuvo por dos años un programa radial llamado Martes de la Biblioteca en la Radiodifusora La Voz del Valle, donde hablaba de la vida cultural, invitaba a los eventos y comentaba los libros. El programa radial se transmitió por dos años, entre 1935 y 1937, sustentado en parte con el mismo sueldo del director de la Biblioteca del Centenario.
Ahora estamos en la Sala Rinrín —en el primer piso— que tiene la colección de libros infantiles y donde se realizan talleres permanentes de lecto-escritura con niños y niñas. Aquí hay grandes cojines para recostarse a leer, por lo visto, los lectores son tan consentidos como los libros. “Somos de las pocas bibliotecas patrimoniales que tienen una sala infantil, porque nos interesa cultivar lectores desde una edad temprana y, por el carácter histórico que tenemos, fomentamos en ellos el reconocimiento de su patrimonio cultural y la historia de la ciudad, para que crezcan con un sentido de pertenencia”, apunta Lindelia.
La Biblioteca del Centenario, pese a ser la más antigua de la ciudad, esto no ha impedido que sea innovadora, como cuenta Eddy Carolina, cuando el padre Zawadsky tomó la dirección, en los años 30 del siglo pasado, estaba mal visto que las mujeres fueran a las bibliotecas, puesto que la cultura patriarcal solo las concebía como figuras del hogar.
“Él tenía ideas muy revolucionarias para la época, se cuestionaba que las mujeres no tuvieran más oportunidades, por eso consideraba importante que accedieran a la lectura y la cultura, no solo que tomaran el té, sino que realmente aprovecharan el tiempo libre, pero como eran juzgadas si asistían a estos espacios liberales, se pensaba que las mujeres buscaban era coquetear o buscar hombres, el padre lo que hace es crear una sala de lectura solo para las mujeres, y él mismo se encargaba hacer los carteles para invitar a las mujeres y de visitar los colegios femeninos invitando a las estudiantes a la Biblioteca al Centenario”.
Los días 9, 10 y 11 de noviembre de 1940, se realizó la primera Feria del Libro en Cali, que tuvo a la Biblioteca del Centenario como escenario de charlas y conferencias, y al padre Zawadsky como uno de los invitados y más entusiastas promotores, de hecho, dio un discurso sobre la importancia del libro en la retreta de la Plaza de Caycedo, y en un artículo publicado en El Relator, afirmó que este evento presenta a “la ciudad como un centro respetable por su amor a la cultura”.
El padre Zawadsky estuvo al frente de la institución hasta el último día de su vida, durante 29 años. Antes de él, estuvieron otros insignes directores, como Blas S. Scarpetta 1910 - 1929), Francisco Llanos (1930 - 1933), Antonio Llanos (1933 - 1934) y Luis Ángel Tofiño (1934 - 1935).
Después, y hasta la actualidad, manteniendo los perfiles de personas vinculadas al ámbito literario, poetas y destacados escritores, fueron nombrados como directores y directoras: Raúl Silva Holguín (1965 - 1980), Germán Ángel Naranjo (1981 - 1982), Ramiro Calle Cadavid (1983 - 1985), Silvia Eugenia Donneys (encargada en 1986), la poeta Orietta Lozano (1986 - 2002), Jaime Riascos (2003 - 2004), José Antonio Cepeda López (2004 - 2005), Paola Andrea Maldonado A. (2007), María Amparo Guerrero Rodríguez (2009 - 2016). Luego, como coordinadores, el escritor Juan Fernando Merino (coord. académico) y Carolina Sánchez (coord. operativa), entre 2017 y 2021, el escritor Julián Chang (2022) y actualmente Lindelia Arango (2022 - 2024).
Fue durante la dirección de Orietta Lozano que la Biblioteca del Centenario se convirtió en sede la poesía caleña, primero con la creación del Premio Nacional de Poesía ‘Antonio Llanos’, que a su vez daría origen al Festival de Poesía, que hoy se mantienen vigentes.
Para el escritor Juan Fernando Merino, “la importancia de la Centenario va muchísimo más allá de ser la primera biblioteca pública municipal. Valoro el hecho de haber liderado eventos tan importantes como el Festival Internacional de Poesía de Cali y haberse consolidado poco a poco como ‘La casa de la poesía’ de nuestra ciudad. Y sobre todo celebro su solidez y persistencia: el haber sobrevivido épocas de poco o ningún apoyo por parte de la administración local. Esperemos que algún día la Biblioteca del Centenario reciba toda la atención que merece y recobre su fulgor de antaño”.
El escritor Julián Chang considera que “con el tiempo también se ha convertido en la biblioteca de los escritores de la ciudad. Para mí es un referente de la caleñidad, con una permanente agenda cultural de talleres, exposiciones, charlas y presentaciones de libros. Merece que la gente se acerque, la conozca más y se apropien de ella”.
“Cali es una de las ciudades que históricamente se ha preocupado por tener espacios bibliotecarios de distintas características desde bibliotecas comunitarias, otras tan importantes como la Centenarios, por eso hoy contamos con una red de 57 bibliotecas públicas en la ciudad, que demuestran ese origen y la importancia del proceso de acceso a la lectura”, señala Julián Arteaga, subsecretario de Patrimonio, Infraestructura y Bibliotecas de Cali.
Volviendo a los orígenes, se afirma que es la primera biblioteca pública municipal de Colombia, pero no la única, como aclara la historiadora, “hay varias precisiones, la primera es que no es la primera biblioteca pública, porque la Biblioteca Nacional de Colombia se fundó mucho antes, en 1777, pero sí es una de las primeras bibliotecas públicas municipales que se fundaron, todas al tiempo, el 20 de julio de 1910, y todas con el nombre del Centenario, hubo bibliotecas de este tipo en Pasto, Bucaramanga y otras ciudades, pero la Biblioteca Centenario de Cali es la única que ha logrado sobrevivir en el tiempo y que conserva su nombre original”.
Estos libros, que hace 114 años fueron reunidos por primera vez en un salón de la Casa Municipal, a los a 10 años fueron desalojados y llevados a otro salón en la Casa Proartes, pero allí tampoco los dejaron quedarse. Para 1965 —fallecido el padre Zawadsky—, dentro de cajas, fueron guardados en los sótanos del CAM, donde una inundación destruyó gran parte de los ejemplares. En 1977, la Biblioteca Departamental los acogió, pero sin que nadie accediera a ellos, solo hasta 1980 volvieron a encontrarse a con lectores en una casa de paso, en la Avenida 3 norte, como judíos errantes, esa familia de libros parecían condenados a perderse, pero en 1984, cuando la antigua Escuela Isaías Gamboa cambió de domicilio, el municipio asignó a la Biblioteca del Centenario la casa republicana del barrio El Peñón, con la promesa de que allí podría estar a perpetuidad.
Sostengo en mis manos un libro que reúne toda la correspondencia del padre Zawadsky, aquí están cientos de cartas donde solicita a políticos, empresarios y organizaciones que apoyen la biblioteca, esa misma que hoy es la joya de una red de 57 bibliotecas públicas.
En una misiva de 1951, enviada al alcalde de Cali, expresa algo que jamás debe olvidarse: “Una institución tan meritoria como la biblioteca no puede ser tratada como una huérfana. Se ha hecho una larga labor en servicio de la cultura y del espíritu público. Nunca se ha dejado apagar el fuego sagrado del amor al padre de la patria. Yo no reclamo honores ni favores, pero sí pido que el municipio no abandone sus obligaciones en la defensa de la cultura”.
Programación por los 114 años de historia
CONVERSATORIO: Jueves, 18 de julio, 2:00 p.m. El escritor Celso Román ofrecerá una charla sobre los 35 años de la Biblioteca Isaías Gamboa.
LANZAMIENTO: Viernes, 19 de julio, 6:00 p.m. El escritor José Zuleta presentará su nueva novela ‘Una versión de los hechos’, y dialogará con el escritor caleño Juan Fernando Merino.
Agenda completa en las redes sociales de la Biblioteca del Centenario.