Por César Polanía / Editor de Deportes

Lucas González está en el fútbol por puro amor. Y por esa devoción terminó llevándoles la contraria a sus padres, dentro de una familia bogotana en la que no había ni siquiera un hincha de un equipo.

Por casualidad, un día en el colegio, cuando apenas andaba por los 5 años, Lucas tocó por primera vez una pelota. Jugó al lado de niños mayores que lo invitaron y eso fue, según lo recuerda, “lo más parecido” a su primer partido de fútbol, en plena hora del recreo.

Allí tampoco dejó satisfechos a sus padres, quienes buscaron orientación profesional para ponerle los pies en la tierra al chico de 18 años.

La psicóloga que lo vio diagnosticó que a Lucas le gustaba “la acción”, y fue matriculado, entonces, en el programa de Medios Audiovisuales del Politécnico Grancolombiano. Allí se reencontró con un compañero de colegio, a quien le pidió que falsificara las notas al final del semestre para entregárselas a su padre y decirle que “gracias” por darle educación, pero su destino iba por otro lado.

Lucas González fue presentado recientemente como nuevo técnico del América por el presidente Mauricio Romero. | Foto: El País

“Odié esos semestres, y si para algo me sirvieron, fue para entender que mi vida estaba en el fútbol”, dice Lucas.

Antes de su paso frustrado por las aulas universitarias, el muchacho, nacido el 7 de junio de 1981 en Bogotá y 1,72 metros de estatura, había llegado a la academia de fútbol Fair Play, impulsado por el exfutbolista y entrenador Hernán Pacheco, quien era su profesor de educación física en el colegio, y fue quien puso a debutar a Radamel Falcao García, con solo 13 años, en Lanceros de Boyacá.

En Fair Play, bajo la dirección de Silvano Espíndola, Lucas jugaba de mediocentro, pero no era el futbolista más brillante del grupo. “Llegué tarde y eso cuesta”, relata con un tono de nostalgia, la misma con la que evoca que, siendo un chico, compraba videos piratas de la escuela holandesa del ‘fútbol total’ profesado por Rinus Michels y Johan Cruyff.

“Que fue lo que aprendió Pep Guardiola como jugador y más tarde como entrenador. Y Pep, para mí, es el más grande de la historia”, enfatiza Lucas.

El fútbol, entonces, era un proyecto de vida para él. Y el siguiente paso, en ese camino, lo dio al matricularse en el Centro de Administración Deportiva, en Bogotá. Y un día, al lado de su novia Gina, quien ahora es su esposa y con quien tiene una niña de 6 años (Mila) y una bebé de 3 meses (Maya), dio el gran salto. El definitivo. Australia.

Las aulas, evidentemente, sí le gustan a Lucas, pero solo si sus enseñanzas tienen que ver con la pelota.

Su historia como entrenador la empezó a escribir en las divisiones menores de clubes de Cataluña (España) y la prolongó en Colombia con Atlético Nacional hasta que se sentó, por primera vez como técnico de un equipo profesional, en el banco de Águilas Doradas, conjunto con el que acaparó los focos el semestre pasado luego de ganar el torneo Todos contra Todos.

En los cuadrangulares semifinales decepcionó, pero no tanto como para desencantar a los directivos del América, que no dudaron en traerlo en reemplazo del brasileño Alexandre Guimaraes. El País habló con Lucas.

¿Qué significa llegar al América?

Se cumple muy rápido un sueño. Esto pasa solo si has trabajado, si has invertido tiempo, esfuerzo y disciplina antes de que sea visible para la gente. Nadie conocía a Lucas y ahora Lucas es el entrenador del América. Perfectamente entendible que lo vean así.

Pero me he preparado para que esto suceda. La ilusión es máxima y una de las cosas que más me han cautivado de esta institución es buscar protagonismo internacional en Copa Libertadores. Y vamos a trabajar para ganarnos ese derecho. Manchester City tardó siete años en lograrlo con el mejor entrenador de la historia.

El bogotano Lucas González inició trabajos con el América de Cali hace pocos días en Cascajal. | Foto: El País

¿A qué va a jugar el América de Lucas?

El hincha se va a sentir orgulloso de este equipo porque va a ser valiente; este equipo no va a cambiar su comportamiento de local o de visitante, porque nuestra historia nos lo exige. Iremos siempre en busca del arco contrario, y si vamos ganando, no nos meteremos atrás, sino que trataremos de dominar el resultado. Y si perdemos la pelota, debemos recuperarla lo más pronto posible y lo más cerca que se pueda de la portería del rival.

¿Qué lo ha sorprendido de este América que apenas está conociendo?

Tiene una plantilla muy buena. En las divisiones menores hay un chico Michael Valencia que es central y me ha sorprendido, al igual que el lateral izquierdo David Contreras; Portilla es un excelente jugador; Franco Leys tiene dominio, a pesar de su posición; ‘Niche’ Sánchez tiene mucha clase, lamentablemente se lesionó; Pipe Mosquera nos va a aportar muchísimo como interior; arriba están Darwin, Barrios, Sarmiento, Adrián y Facundo, que tiene una calidad increíble para asociarse y definir en el área. Hay muy buenos jugadores.

Una de las razones por las que no siguió Guimaraes es porque no ponía a los canteranos, según el dueño del equipo, pero llega Lucas y trae a Víctor Ibarbo, que estaba entrenado con Águilas. ¿No es quitarle el puesto a un joven?

Un jugador como Ibarbo, que ha estado en un Mundial, que ha estado en la Roma; un jugador como Adrián, que estuvo tantos años en la Bundesliga y tuvo como entrenador a Klopp y a Tuchel; y un Darwin que ha hecho carrera en Europa, México y Estados Unidos, y si todos ellos han pasado por selección Colombia, pues son futbolistas que han acumulado una experiencia que es difícil de transmitir para uno como entrenador.

Entonces, si queremos realmente consolidar jugadores jóvenes en el primer equipo, necesitamos que esos chicos observen y copien, gracias a las neuronas espejo que tiene el cerebro, el comportamiento de estos hombres que ya saben lo que es ganar. A los chicos no se les puede tirar a la guerra ante 40 mil personas en un estadio. Necesitamos que estén bien rodeados y protegidos.

Una de las falencias del América el torneo pasado fue el arco. ¿Lo dejan tranquilo Novoa y Soto, quien acaba de llegar?

El 16 de este mes empieza la Liga y América recibe a Tolima en el Pascual, pero su primer gran examen como técnico será contra Nacional por Copa Colombia, un rival que hace parte de sus afectos. Un duelo especial, sin duda…

Un duelo bonito. El destino quiso que fuera así. Hay eliminación directa y uno de los dos se tiene que ir de la Copa. Por Nacional tengo respeto, agradecimiento, porque me dio la posibilidad de regresar a Colombia después de estar muchos años afuera. Este cuerpo técnico del América lo integran Alexis Henríquez y Carlos Tabares, que tienen una historia más larga que la mía con Nacional, pero tenemos una ilusión enorme, nuestra responsabilidad es este escudo.

Lucas González afirma que con su propuesta futbolística hará sentir orgulloso al hincha americano. | Foto: El País

Se fue Autuori de Nacional y se decía, antes de su llegada al América, que usted era candidato para sucederlo en caso de que se presentara esa situación, pero usted ya es rojo. ¿Se lamenta por eso?

Siempre será una ilusión dirigir a los equipos grandes, pero ya estoy en uno de ellos, en el América, y no me cambio por nadie. Entiendo la responsabilidad que tenemos y estamos ilusionados con hacer sentir orgullosos a los hinchas americanos.

¿Qué significa ponerse esa camiseta roja con el escudo del diablo?

Primero, un agradecimiento enorme, porque era impensable que hace seis meses, cuando yo estaba sin trabajo después de haber salido de las divisiones menores de Nacional, esté trabajando con el América. Pasó y lo asumo con naturalidad porque me siento preparado para este reto.