Por César Polanía, editor de Deportes
Solo fueron seis meses los que como jugador estuvo Alfredo Berti en el América de Cali, por allá en 1996, año en que disputó, bajo la dirección técnica de Diego Édison Umaña, la final de la Copa Libertadores frente a River Plate, la cual perdió en el estadio Monumental de Núñez, en Buenos Aires.
En ese América, Berti compartió camerino con Óscar Córdoba, Jorge Bermúdez, James Cardona, Foad Mazziri, Jersson González, Wílmer Cabrera, Frankie Oviedo, Alex Escobar, Giovanni Hernández, Jairo Castillo y Anthony de Ávila, para citar solo algunos jugadores de la ‘banda’ que dirigía Umaña.
En la ida, en Cali, América le ganó 1-0 al River Plate de Germán Burgos, Hernán Díaz, Celso Ayala, Guillermo Rivarola, Ricardo Altamirano, Marcelo Escudero, Matías Almeyda, Gabriel Cedrés, Ariel Ortega, Enzo Francescoli y Hernán Crespo. Anthony marcó para el ‘Rojo’ de Cali en el Pascual y ‘Guama’ Cardona desperdició penal.
El equipo ‘Millonario’ era otra ‘banda’, sin duda, a la que el ‘Pelado’ Ramón Díaz le dio una segunda Copa Libertadores a costa del América, luego de derrotarlo en Buenos Aires 2-0, tras un infortunio del arquero Óscar Córdoba.
Las crónicas de esos dos partidos relatan que Berti dejó todo en la cancha, como lo hizo a lo largo de la Liga y la Libertadores, y fueron su jerarquía, su lucha en una posición que no da tregua y su claridad para empezar la primera jugada ofensiva lo que le permitieron ganarse, en tan poco tiempo, el corazón de los hinchas americanos, que antes lo habían comprometido con otros volantes de contención de categoría como González Aquino y Leonel Álvarez.
Luego de su doloroso retiro como jugador por cuenta de las lesiones, Berti, quien fuera campeón de tres ligas argentinas –una con Newell’s Old Boys y dos con Boca Juniors— siguió detrás de la pelota como entrenador.
Estuvo como asistente de Marcelo Bielsa en la Selección de Chile, dirigió las divisiones menores de Newell’s; luego, el equipo de Primera, en reemplazo del ‘Tata’ Martino, quien partió a dirigir al Barcelona de España, y alcanzó a ilusionar con el título de liga a los ‘leprosos’, pero al final se vino abajo el equipo. Jugó la Libertadores del 2014 y se fue eliminado por el Atlético Nacional.
Sentado ahora en el banco de Independiente Rivadavia, y tras su paso por Aldosivi, Argentinos Juniors, Central Córdoba, Barracas Central y Sportivo Luqueño (Paraguay), Berti, de 51 años (5 de octubre de 1971) suena como uno de los candidatos a dirigir al América de Cali, tras la posible salida de Alexandre Guimaraes.
Como jugador, fue rival de los ‘Diablos’ vistiendo la camiseta de Newell’s en aquella semifinal de la Libertadores de eternos penales en el Pascual que ganaron los argentinos. Luego se puso la roja y jugó la final contra River. Y ahora quiere conducir las riendas de los americanos. Con él habló El País desde Buenos Aires.
¿Ya lo contactaron los directivos del América para su llegada al club?
Nadie ha hablado conmigo hasta el momento. Es una ilusión que tengo, pero no me han contactado.
El hincha lo recuerda a usted con mucho cariño a pesar de haber estado solo seis meses en ese América del 96…
Tengo muy buenos recuerdos, fue un tiempo muy lindo para mí y para mi familia. Y siempre tengo el deseo de entrenar al América, eso lo tengo muy claro. Ya tuve una oportunidad de llegar y bueno, no se ha podido concretar, pero tengo esa esperanza.
¿Por qué lo atrae dirigir al equipo?
Es un club que me ha tratado con mucho cariño y respeto; es un equipo grande y del cual guardo los mejores recuerdos.
Por allá en junio del 2019 se alcanzó a publicar en algunos portales que Berti era nuevo entrenador, en ese entonces, del América. ¿Por qué no se dio su llegada?
Bueno, estaba todo casi cerrado y surgieron algunos problemitas por los cuales no se pudo concretar mi llegada, pero tengo la tranquilidad que en algún momento podré tener esta experiencia, con un club al que le guardo mucho cariño y respeto. Conozco la ciudad, tengo amigos en Cali, así que me vendría muy bien.
¿Con qué jugadores de esa época guarda amistad?
Con varios, con Óscar (Córdoba), con Jorge (Bermúdez), nos mensajeamos, siempre quedan buenos recuerdos. Si bien mi paso por el América fue de apenas seis meses, fue de alto impacto, me fue muy bien, y eso queda en la memoria del hincha.
Usted ocupó el puesto de jugadores que han sido emblema en el América y gracias a su buen trabajo se metió rápido en el corazón del hincha…
Sí, esa ha sido una posición muy importante en la que han desfilado ídolos del América, y las cosas me salieron bien, así me las imaginaba y eso me deja muy contento. Veo las redes y me doy cuenta de que el cariño de la gente sigue, y eso hace que estés tranquilo por haber hecho bien las cosas.
¿Cuál es el mejor recuerdo que le queda de ese América del 96 que disputó la final de la Libertadores contra River Plate?
Era un muy buen equipo, con futbolistas que después de esa temporada jugaron en grandes clubes, y bueno, nos faltó poquito para ganar la Libertadores. Tuvimos la desgracia de no concretar un penal de locales contra River. Los últimos 20 o 30 días fueron muy desgastantes porque tuvimos doble competencia. También teníamos aspiraciones de lograr el título de Liga, pero con todo el trajín se nos complicaron las cosas.
¿Cuál era el jugador que más lo sorprendía de ese América?
Antes de llegar al América, yo seguía por ‘tele’ a Anthony de Ávila, era un jugador letal, no necesitaba muchos metros para hacer la diferencia. Era un futbolista que se movía dentro del área con un talento y una velocidad que lo hacían diferente. Aparte, era goleador y tenía mucha picardía. Era un referente en todos los partidos.
En Cali, América derrotó en la ida de la final 1-0 a River y desperdició un penal. Y en Buenos Aires cayó 2-0. ¿Qué pudo pasar en ese partido?
Fue un partido en el que nos dominaron ellos en un principio, y en el mejor momento nuestro nos convirtieron el segundo gol y ahí se hizo más difícil el partido. El juego estaba parejo, teníamos opciones de convertir hasta que vino una jugada desafortunada de Óscar para el segundo gol de ellos.
¿Alguna vez volvieron a hablar con Óscar de esa jugada acá en Buenos Aires?
No, Óscar era un arquero que jugaba muy bien con los pies, y pasa como siempre, se quedan grabadas las malas jugadas, pero él nos brindaba mucho juego con los pies. De hecho, después vino a Boca Juniors y desplegó todo ese estilo que a él lo caracterizaba. Suceden cosas en el fútbol que te marcan, pero Óscar siempre fue un arquero de categoría. Son errores que cualquiera puede tener en el fútbol.
¿Por qué fue tan corto su paso por el América si dejó tan buenas sensaciones?
El club quería que me quedara, estaba en condición de préstamo, pero yo preferí regresar a Argentina, con Newell’s, y después se dio la contratación con Boca Juniors.
¿Cómo era el trabajo con Diego Umaña?
Diego era un entrenador que nos daba mucha tranquilidad, teníamos un modelo de juego al que le dábamos continuidad, y la verdad es que él fue uno de los entrenadores que me marcó, me dejó muchas enseñanzas, le aprendí bastante. Era de la cuerda de Bilardo, quien lo había dirigido en el Deportivo Cali cuando era jugador. Como técnico hablaba poco, pero cuando lo hacía, se le escuchaba y tenía grandes planteamientos tácticos.
Usted, como entrenador, fue asistente de Marcelo Bielsa, quien hoy dirige a Uruguay. ¿Es esa la escuela que le gusta aplicar en el fútbol?
Sí, es esa, me gusta el juego ofensivo con tres delanteros, con volantes ofensivos y con marcadores de punta a los que les guste pasar al ataque. En Independiente Rivadavia estamos ahora en el primer puesto (Primera Nacional Zona B), y en todos los equipos donde estuve he tratado de imponer esa manera de jugar.
Fue muy prematuro su retiro como jugador por cuenta de las lesiones…
A los 25 años tuve una lesión en el tobillo derecho de la que no me pude recuperar del todo. Tuve muchas operaciones, cuatro en total, y no fue posible recuperarme, hasta que dejé de jugar. Estuve tres años en Boca antes del retiro, aproveché toda la campaña que hizo Carlos Bianchi, y si bien no me sirvió como futbolista, me enriqueció para mi carrera como entrenador.
¿Cómo se siente ahora como técnico?
Muy bien, ya son diez años en esta tarea, he ganado mucha más experiencia. Esta es una carrera de constante aprendizaje y en ese sentido no tengo dudas de que hoy me encuentro en un buen momento.
Está esa signatura pendiente entonces, la de sentarse algún día en el banco de los ‘Diablos’…
Sí, sería un lindo desafío sentarme en el banco del América. Conozco al equipo, conozco la ciudad, a los hinchas, así que tengo esa ilusión.