El árbitro central Carlos Ortega, fue designado por la Comisión de Árbitros de la Federación Colombiana de Fútbol (FCF), para dirigir el partido de la fecha 10 de la Liga Betplay I-2024 entre Deportivo Cali y Once Caldas, razón por la que aparentes hinchas del conjunto Verdiblanco habrían amenazado de muerte al réferi.
“Ortega, pitá bien. Tu familia te espera”, es el escrito que aparece en la pancarta y que han rechazado el Deportivo Cali y la Dimayor.
Ante ello, el club caleño afirmó en un comunicado que “rechazamos de manera categórica las amenazas al señor árbitro Carlos Ortega y hacia todos los actores del fútbol profesional colombiano”.
Mientras que en una misiva, la Dimayor precisó que la entidad “en cabeza de su presidente Fernando Jaramillo rechaza las amenazas y actos de intimidación que han recibido en los últimos días directivos, jugadores, árbitros, funcionarios y distintos actores del FPC”.
Vale la pena recordar que en el año 1989 el señor Álvaro Ortega, tío del hoy réferi designado para orientar el juego Cali Vs. Caldas, fue asesinado, tras ser intimidado por situaciones futbolísticas.
Por su parte en el mismo comunicado del Cali, la institución advierte que “se solidariza” con Carlos Ortega, y además hace un llamado a todos los aficionados: hacemos un llamado a toda nuestra hinchada, y a todos aquellos que sentimos una pasión inmensa por este deporte, a erradicar por completo la violencia y todo tipo de actos que atenten contra la vida humana dentro y fuera de los estadios”.
Carlos Ortega estaba suspendido por la Comisión Arbitral, por lo que estuvo fuera de las canchas durante ocho fechas, por su bajo rendimiento y ante el pedido de varios clubes por sus actuaciones.
Oficialmente se conoció que el entonces entrenador Diego Corredor fue intimidado por supuestos aficionados de Once Caldas, para que dejara el club. Lo mismo pasó con Jhon Bodmer y directivos de Atlético Nacional, también ocurrió con Lucas González cuando era técnico del América, con el jugador Aja de Independiente Medellín, entre otros, aunque el único que dejó su cargo por las amenazas fue el profesor Bodmer.