El pasado domingo 25 de agosto se escuchó el Himno Nacional de Colombia en Madrid.
Sonriente y con la mirada perdida, Valentina Acosta Giraldo apenas asimilaba que había ganado el oro y que era la primera vez que un colombiano lograba tal gesta en recurvo en un Campeonato Mundial Juvenil de Arquería.
“No recuerdo mucho lo que sentí, me encontraba en otro mundo; pensaba, ya no tendré más nervios, ya puedo descansar, volver a ser persona. Quería salir y llamar a mis padres, preguntarles si me habían visto”, recuerda hoy entre risas.
Dos años atrás, Valentina solo hacía parte de la liga risaraldense, estaba a punto de graduarse del colegio y se debatía en varios escenarios: si se dedicaba por completo al deporte, si dividía su tiempo entre el estudio y el arco o si solo se entregaba a sus obligaciones académicas. Su pasión por el arco pesó más. Sus padres nunca le reprocharon.
“Haz lo que te haga feliz y lo que ames”, le dijeron. Y eso fue suficiente para que Valentina ignorara las críticas de los demás y persiguiera su sueño.
Su decisión la llevó a ingresar a la Selección Nacional, obtener mejores resultados como una medalla de plata nacional, una presea de oro nacional, una de oro internacional y la nueva, la del Mundial.
Como bien lo dice su entrenador de la Federación de Arqueros de Colombia, Julián Andrés García, la medallista tomó el riesgo de parar muchas cosas en su vida para dedicarse únicamente a disparar flechas.
“Cuando la conocí, le hice una pregunta y me respondió: ‘yo quiero cosas grandes, quiero unos Olímpicos’. Cada vez muestra las ganas de ser diferente, porque eso es ella”, dice García.
A diario, Valentina se levanta, se arregla y a las ocho de la mañana está frente el campo de entrenamiento. Dispara y entrena unas cuatro horas. A veces, su horario lo cambia a la tarde. Dos a seis y media y dispara. Así es todos los días. Descansa el domingo.
Para ver resultados se necesita sacrificio y, por eso, ella intensificó su entrenamiento el doble. Previo al Mundial, viajó de Pereira a Medellín para entrenar con la selección nacional durante casi dos meses.
Para disputar la corona en la cita orbital de Madrid, Valentina venció 7-1 en la semifinal a la francesa Lisa Barbelin y en cuartos 6-5 a la coreana Songhui Cha. También se impuso 6-4 a la alemana Elisa Tartler por octavos. La final fue contra la mexicana Ana Paula Vásquez.
Ella tiene un amuleto. Y se hizo a él desde el Campeonato Panamericano de Tiro con Arco del año pasado. Tuvo un enfrentamiento muy largo y no pudo ir al baño.
“Estaba que me estallaba. Pero, curiosamente, las ganas de ir al baño me permiten estar más concentrada”, dice.
Además, en su arco se ven varias piedrecillas brillantes de colores pegadas. “Esto es algo nuevo que he adoptado”, dice Valentina. “Mientras estoy armando y preparando todo, le pego piedritas al arco, me sirve para pensar y calmar mis nervios. Otra de las cosas es que llevo una botellita de agua con una calcomanía de unos aros olímpicos que apuntan hacia la dirección de la flecha”.
Y su entrenador apunta: “No tengo que hablar mucho con Valentina para darle un mensaje directo, somos muy puntuales con la información. Es mejor vivir el día a día y disparar cada flecha”.
Héber Mantilla, otro de sus entrenadores de la liga risaraldense, afirma que siempre supo que ella podía ser campeona mundial. Y lo logró en España.
Su meta a corto plazo, que era entrar a la Selección, ya la cumplió. Y esa que era a largo plazo, se acorta, pues cada vez es más posible su participación en unos Juegos Olímpicos para ganar el oro. Para que el Himno Nacional de Colombia vuelva a sonar.