Los rebeldes yemeníes reivindicaron el viernes una serie de ataques con drones y misiles en Arabia Saudita, que provocaron un enorme incendio en una instalación de la petrolera Aramco en la ciudad de Yedá, cerca del circuito de Fórmula 1 que alberga un Gran Premio.
La coalición liderada por Arabia Saudita, que lucha contra los rebeldes hutíes respaldados por Irán, confirmó el ataque, ocurrido en la víspera del séptimo aniversario de su intervención militar en la guerra civil en Yemen.
Ya en la madrugada del sábado, la alianza militar anunció haber lanzado represalias en forma de bombardeos aéreos contra "fuentes de amenaza" en la capital de Yemen, Saná, y en la ciudad de Hodeida, desde donde se habían lanzado los ataques.
"La operación militar proseguirá hasta que sus objetivos se hayan alcanzado", afirmó la agencia oficial saudita SPA citando a la coalición.
El ataque dirigido contra "tanques de productos derivados del petróleo" de Aramco "no ha causado víctimas" y "no tendrá impacto en las actividades en la ciudad de Yedá", había indicado el portavoz de la coalición, Turki al Maliki, en alusión al Gran Premio que se lleva a cabo en esa urbe.
La humareda era visible desde la pista de F1 de esa ciudad, donde varios pilotos participaban en los entrenamientos libres del viernes.
El promotor del campeonato de Fórmula 1 indicó que la carrera seguiría "tal y como estaba prevista".
Pilotos, escuderías y organizadores discutieron la cuestión durante una reunión de más de cuatro horas que terminó sin un anuncio oficial de los deportistas. Aun así, varios jefes de equipos aseguraron a la prensa que se mantiene la prueba.
"Inaceptables"
Estados Unidos calificó de "inaceptables" los ataques, realizados con misiles y drones.
"Seguiremos trabajando con nuestros socios saudíes para fortalecer sus sistemas de defensa mientras trabajamos hacia una solución duradera al conflicto" en Yemen, indicó la portavoz del Departamento de Estado, Jalina Porter.
"Estos ataques, que amenazan la seguridad de Arabia Saudita y la estabilidad de la región, deben cesar de inmediato", añadió por su lado la portavoz de la diplomacia francesa, Anne-Claire Legendre, al señalar "la gravedad de la amenaza (relacionada con la) proliferación de drones y misiles".
Al apuntar a las instalaciones petroleras, los hutíes están tratando de "tocar el nervio de la economía global", declaró Al Maliki.
Los rebeldes reivindicaron un total de 16 ataques contra varios objetivos, incluida una estación eléctrica en Jizan, en la frontera con Yemen, que fue incendiada.
Los ataques se producen en un contexto de alza de precios del petróleo, desde que el pasado 24 de febrero Rusia invadiera Ucrania, y los suministros mundiales se han ido interrumpiendo a medida que Rusia es afectada por las sanciones occidentales.
El viernes, los precios del crudo, en caída la mayor parte del día, terminaron al alza después de que los rebeldes yemeníes reivindicaran las acciones.
Arabia Saudita, mayor exportador de crudo del mundo, advirtió el lunes sobre el riesgo de una caída en su producción tras varios ataques hutíes ocurridos días antes.
Uno de ellos tuvo como objetivo una refinería de Aramco en la ciudad industrial de Yanbu en el mar Rojo, a unos 100 km al norte de Yedá, obligando a la compañía a reducir "temporalmente" la producción y recurrir al inventario para compensar.
El Ministerio de Relaciones Exteriores saudita volvió a acusar a Irán de "continuar suministrando drones y misiles" a los hutíes y pidió a la comunidad internacional que se implicara en buscar soluciones.
"Arabia Saudita no asumirá la responsabilidad por la escasez de suministro de petróleo en los mercados mundiales a la luz de los ataques a sus instalaciones petroleras", había advertido el lunes este ministerio.
Los países occidentales han estado presionando desde el comienzo de la crisis de Ucrania a la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), liderada por Arabia Saudita, para aumentar su producción.
Pero la monarquía del Golfo se ha mantenido sorda a estos llamados, fiel a sus compromisos con la alianza OPEP, que incluye a Rusia, el segundo mayor exportador de crudo del mundo.
El Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), que agrupa a seis petromonarquías árabes y está dominado por Riad, indicó a mediados de marzo que estaba dispuesto a organizar conversaciones de paz con los hutíes, pero estos últimos se negaron a participar si se celebraban en la capital saudita.
La coalición aseguró el viernes que estaba "mostrando moderación" para dar una oportunidad a las conversaciones de paz.