17 de diciembre de 2011, una fecha para nada grata en la historia del América de Cali. Luego de varios años de crisis económicas, administrativas y deportivas, el cuadro ‘rojo’ se fue a la segunda división de Colombia.
El panorama es bastante conocido. América disputó la extinta ‘promoción’, donde un equipo de la A y un equipo de la B jugaban una llave, ida y vuelta, y dependiendo del ganador, o el de segunda llegaba a primera o el de primera descendía.
La llave fue contra Patriotas Boyacá donde jugaba el portero Carlos Chávez, mismo que había tenido formación en las divisiones menores de América y que, además, era hincha ‘escarlata’. Así, por cosas del destino, tenía que hacer frente a la situación.
En entrevista con ‘Bolavip’, Chávez recordó el momento donde le tocó patear el penal definitivo que ascendió a Patriotas y mandó al América a la B. Esto porque la llave había quedado 1-1 tanto en la ida (Tunja) como en la vuelta (Cali).
Tras el fallo del goleador americano, Jairo ‘El Tigre’ Castillo, Chávez se dispuso a cobrar el último penal. Se paró frente a la pelota, tomó distancia y le pegó potente al ángulo derecho del arco defendido por Diego Restrepo, quien nada pudo hacer. Carlos no celebró, hizo un histórico gesto de desazón, y de ahí en adelante tuvo un antes y un después.
“Tuve problemas hasta con familiares” - Carlos Chávez
Cuenta Carlos que decidió no viajar a Tunja con su equipo, Patriotas, a celebrar. Por tanto, se quedó en Cali en la casa de sus familiares, afirmando que llegó a tener problemas con algunos de ellos y que muchos no le hablaron, pues eran hinchas ‘escarlatas’.
“No pensé en regresarme para la celebración, de la casa de mi esposa a la de mis padres eran tres cuadras, me llevé a mi hijo, pero la gente me decía cosas, en la casa todos estaban en silencio, el proceso de asimilación duró bastante tiempo”, contó Chávez.
“Ese día el entrenador me puso a cobrar de últimas, yo le dije que no me pusiera porque me iban a ‘matar’, me respondió: ”¿te vas a cagar?”. Terminé aceptando, pero les dije a mis compañeros que hicieran todos los goles que yo iba a tapar uno, pero no contaba que el ‘Tigre’ Castillo lo iba a errar”, recordó el exguardameta.
Dijo que no se arrepentía de haber sido quien sentenció el descenso de América, pues era un profesional. No obstante, como (aún) hincha, dice que él no debió cobrar ese penal, que debía ser el primero en la tanda para Patriotas.
En medio del recuerdo surgió el fantasma de las amenazas. Contó que en algún momento de su vida vivió, y compartió, con barristas del América antes del descenso, tanto por cercanía como por su pasado como ‘escarlata’. Por tanto, cuando de consumó la ida del ‘rojo’ a la B, muchos lo llamaron a amenazarlo.
En el presente, y con 39 años, Carlos reside en Estados Unidos y vive muy de cerca el tema de la construcción. Además, también es preparador de futuros arqueros, profesión que él ejerció hasta los 32 años.