La Copa del Mundo Femenina Sub-20 conoció a las nuevas campeonas: Corea del Norte que venció en la tarde-noche del domingo 22 de septiembre 1-0 a Japón, en el estadio Nemesio Camacho El Campín en Bogotá, ante 32.908 asistentes.
Este es el tercer título conseguido por las coreanas, luego de haber levantado el trofeo en Rusia 2006 al golear 5-0 a China y en Papúa Nueva Guinea 2016, tras vencer 3-1 a Francia. Además, fueron subcampeonas en la cita que se disputó en Chile en 2008, al perder 1-2 contra Estados Unidos.
Esos resultados enorgullecen a las coreanas porque demuestran que son una potencia futbolística en esta categoría. Pero, la clave para ese éxito, obedece a la disciplina militar con las que entrenan las jugadoras, es decir, mientras un equipo base entrena los movimientos específicos por parte de la entrenadora, las otras deportistas realizan trabajos físicos, aspecto que fue uno de los factores que les permitió superar a las japonesas en el campo de juego, a pesar de la altura de la capital colombiana: 2.600 metros sobre el nivel del mar.
A eso se le suma que el líder político Kim Jong-un, que asumió el poder en 2012, es un aficionado al fútbol y lo impuso en sus normas sociales, con el fin de que la nación se convirtiera en una potencial mundial del deporte. Para ello, tomó el mismo proyectó que implementó su padre Kim Jong-Il cuando fue presidente de la nación y que murió en 2011, en celebrar de manera mensual el día del deporte, el segundo domingo.
Según un reporte publicado por Bleacher Report, en Corea, se fomenta la práctica de fútbol femenino en los colegios. “Desde 2012, los chicos y las chicas juegan juntos para ayudar a los chicos a mejorar”. Y es ahí en donde llegan los entrenadores para mejorar el talento de las futuras futbolistas.
“Las aulas de secundaria se reorganizan de repente en equipos de fútbol para entrenar”, explicó el informe. Sin embargo, en esos encuentros, habían coreanas que no les gustaba el fútbol, pero debían de practicarlo, ya que todo se manejó con la Escuela Internacional de Fútbol de Pyongyang.
No obstante, en el 2000, el fútbol femenino no era bien visto, tanto que se le prohibió a las mujeres a usar pantalones cortos en 2003. Ante eso, se cambió el paradigma a inicios de este siglo porque vieron en el fútbol una herramienta para mejorar la imagen del país a nivel internacional, por lo que se inició a fomentar más la práctica del deporte entre las mujeres.