La Federación griega de Fútbol está siendo criticada por varios frentes, con su reputación empañada por los juegos de poder para controlar el arbitraje y las apuestas deportivas, creando un clima propenso a la violencia y revelándose incapaz de erradicar la corrupción.
“Varios equipos luchan para influir en el fútbol griego”, dice el presidente del Panathinaikos, Giannis Alafouzos. En una entrevista acordada a la AFP, denuncia “un mecanismo por el que la Federación puede ser controlada”.
“A menos que cambiemos el sistema con el que se elige a la instancia que dirige a la Federación, seremos vulnerables a presiones, corrupción, amenazas...”, afirma, asegurando que “tenemos incidentes donde hay gente que ha sido literalmente secuestrada”.
El presidente del Panathinaikos hace un llamamiento a cambiar el proceso electoral y a aumentar la transparencia en las decisiones y en la gestión financiera de la Federación.
Sus declaraciones se parecen a las fuertes críticas emitidas por su gran rival, el Olympiacos, hacia las instituciones y árbitros.
Sintiéndose perjudicado el pasado domingo en el empate en la cancha de Volos, el club más laureado del país denunció que “una organización criminal” dirige el fútbol griego.
“Un grupo de personas que operan según las reglas de la mafia y cuyo único objetivo es exterminar al Olympiacos”, afirma en un comunicado el club de El Pireo, refiriéndose al organismo que dirige la Federación.
Presión sobre los árbitros
La Corte Suprema ha abierto una investigación y los dirigentes de los dos grandes clubes han sido convocados.
“El Presidente de la Federación fue elegido con EL 91% de los votos. Lo mismo ocurre con los miembros del Comité ejecutivo. Es inconcebible una ‘mafia’ mayoritaria”, responde a la AFP la Federación Griega de Fútbol (EPO).
“No tenemos conocimiento de corrupción y no existe corrupción, con excepción de algunos partidos de segunda división, un fenómeno que ha desaparecido completamente esta temporada”, asegura la institución.
Y, sin embargo, la presión sobre los árbitros del país continúa. En noviembre, el comercio de uno de ellos, Andreas Gamaris, fue atacado con explosivos. Los árbitros de la élite se pusieron en huelga para pedir más seguridad y los partidos previstos este fin de semana han sido aplazados.
“Los intereses financieros ligados al título de campeón son demasiado elevados como para depender solo del juego”, analiza Georgios Antonopoulos, profesor de criminología en la Universidad Northumbria de Newcastle y miembro de la Global Initiative Against Transnational Organized Crime.
El experto describe una “generalización de la corrupción en el fútbol griego en el contexto de una gobernanza autónoma, donde el control del Estado está prácticamente ausente. Eso crea un ambiente de desconfianza, donde la mayor parte de los clubes tienen que posicionarse si quieren asegurarse un trato preferente”.
La corrupción no se limita a los intentos de influir en la Federación y los árbitros, también se manifiesta en el amaño de partidos.
Según una investigación realizada en 2022 por la Universidad Aristóteles de Tesalónica entre los futbolistas del país, un tercio de los jugadores profesionales había participado o creía haber participado en un partido amañado.
“Miedo a hablar”
“Numerosos equipos tienen problemas financieros y los jugadores saben que serán pagados gracias a las apuestas deportivas. Para ellos, es una cuestión de supervivencia”, explica a la AFP Vassilis Barkoukis, profesor asociado que dirigió la investigación.
“En ocasiones hay organizaciones criminales implicadas y los jugadores tienen miedo a decir que no, miedo a hablar”, precisa el profesor.
La AFP ha averiguado, gracias a fuentes coincidentes, que la Interpol está realizando una investigación sobre los partidos amañados.
“Estamos en un país en el que cualquiera puede convertirse en presidente, donde no hay ningún mecanismo de control sobre el manejo de un club”, lamenta Giannis Braho, director general de la Asociación Panhelénica de Futbolistas Profesionales (PSAPP).
Este sindicato milita por una mayor protección para los futbolistas y pide a la Federación que cree un fondo de apoyo para paliar la precariedad económica de los jugadores profesionales.
En el periodo 2015-2020, un tercio de los fondos asignados por la FIFA para ayudar a los jugadores no pagados fue asignado a Grecia, lo que representa 1,3 millones de euros (1,4 millones de dólares), una prueba de los problemas estructurales del fútbol nacional.
“La pobreza, la vulnerabilidad y el statu quo le sirven a aquellos que dirigen el fútbol, les da un mayor control sobre la situación”, denuncia Giannis Braho.
Con información de AFP