El 4 de octubre de 2019, la vida de Cristian Humphy Ortega Fang dio un giro inesperado que truncó su carrera de deportista.

Ortega Fang era un referente de la gimnasia vallecaucana. Comenzó en esta disciplina a los cuatro años, cosechando grandes logros a nivel nacional: fue tres veces campeón nacional, dos en juvenil y una en infantil.

Hizo parte de la Selección Colombia, representando al país en torneos continentales.

A sus 21 años, este joven atleta sufrió un lesión debido a un trauma raquimedular, que hoy lo tiene postrado en cama y con ventilación mecánica.

“El día que pasó lo del accidente fue un día jueves, estábamos a punto de realizar un chequeo general. Yo estaba en la rutina de calentamiento en suelo y haciendo una vuelta que se llama doble con doble, caí de cabeza, intenté moverme y no pude. Comencé a sentir asfixia, llegó una ambulancia y fui trasladado al hospital”, relata Cristian mientras atiende la visita de El País en su hogar, sitio en el que siempre permanece acompañado de su madre, Yaismani, y una enfermera que lo asiste algunos días.

Cristian lleva cuatro años sin actividad de su cuerpo al quedar cuadrapléjico. Solo tiene movimiento de los hombros y su cabeza, y se vale de la ayuda de un respirador artificial que lo mantiene controlado.

Un drama que ha padecido especialmente su madre, una entrenadora cubana que llegó hace más de 20 años a nuestro país para transmitir sus conocimientos de la gimnasia rítmica. El amor por este deporte lo heredó Cristian precisamente de ella, quien se ha convertido en su soporte vital para mantenerse ilusionado y con ganas de vivir.

“Cuando mi mamá llegó al hospital luego del accidente, a mí me estaban bajando de la ambulancia y recuerdo que le dije que se quedara tranquila, que yo me iba a parar y me iba a recuperar”, agrega el exgimnasta.

Una promesa que no pudo cumplirle porque solo unas horas más tarde, los galenos le dieron la noticia más dura que pudo recibir.

Cristian Ortega Fang era una destacado gimnasta del Valle del Cauca que sufrió hace cuatro años un grave accidente mientras realizada un entrenamiento. | Foto: Aymer Andrés Álvarez / El País

“Uno de los médicos me informó que había sufrido una lesión raquimedular y que no iba a volver a caminar. Que debía afrontar un proceso largo y que con fe en Dios se podría dar una buena recuperación. Acá estamos aferrados a esa esperanza”, relata Cristian mientras observa desde su cama los trofeos y medallas que ganó en su época de gimnasta.

Asegura el atleta que este hecho lo hizo más fuerte mentalmente, aunque sufre muchos bajones emocionales. “No es fácil despertar todos los días y saber que no puedes caminar”.

Su madre es el soporte para no desfallecer. Desde el momento del accidente ella se convirtió en su enfermera 24/7. El apoyo de ella ha sido incondicional para mantenerlo siempre motivado.

“Esto ha sido un cambio drástico para nosotros. Cristian era un deportista de alto rendimiento, yo tenía mi trabajo en la Liga Vallecaucana de Gimnasia, teníamos una vida que no era perfecta, pero tranquila, a raíz del accidente todo cambió”, apunta Yaismani.

La preocupación aumenta para ellos, ya que no cuentan con familia en la capital vallecaucana y el tema de costos de su tratamiento, cada vez es mayor.

Es por ello que hace poco y después de mucho tiempo, Cristian reapareció en sus redes sociales (cris_fang98 en instagram) con un emotivo video en el que cuenta lo complejo de su proceso y la preocupación por no tener una adecuada recuperación.

Cristian Ortega Fang cosechó varios títulos desde los 4 años cuando compitió en gimnasia. | Foto: Aymer Andrés Álvarez / El País

“No he avanzado nada en mis terapias, ya que no tengo los recursos. Teníamos un apoyo de la Fundación Sarmiento Lora, que nos brindaba las terapias, pero nos lo retiraron. Por ahora los únicos ingresos que tenemos son los que nos da Indervalle y la Liga Vallecaucana de Gimnasia. No es fácil porque somos mi madre y yo solos, y no nos da para pagar las terapias”, explica.

Su rehabilitación se ha visto afectada por la actual atención de salud con la que cuenta.

Presenta demoras en programación de citas especializadas, entrega de medicamentos, insumos y traslados en ambulancias cuando lo requieren.

“Tenemos miedo del que apoyo con el que contamos actualmente se nos vaya. Yo no puedo trabajar ya por dedicarme a la atención de mi hijo. Nosotros pagamos arriendo en la casa donde vivimos, queremos que nos brinden la posibilidad de ir pagando una vivienda, que yo sepa que si el día de mañana me pasa algo, mi hijo tenga un lugar donde estar. Él solamente me tiene a mí, ¿qué va a ser de la vida de mi hijo sin mí?”, describe Yaismani el drama que les ha tocado padecer, mientras su relato va acompañado de unas lágrimas que reflejan lo duro de su situación.

En esa misma línea, Cristian hace un llamado a las autoridades locales para que le den una mano en el tema de su cobertura de salud y que pueda acceder a todas las atenciones que requiere su recuperación.

“No dejaré de luchar. Si estoy vivo es porque Dios tiene un propósito para mí”, concluye Cristian.