Quiso la vida que la suerte del Deportivo Cali estuviera, en el momento más crítico a lo largo de toda su historia, en las manos de un empresario que unos aman y otros odian, como sucede casi siempre con los personajes vinculados al mundo del fútbol. Y a menos que él se retire de la contienda, como lo ha intentado en ocasiones anteriores, será Luis Fernando Mena quien saque a los Azucareros de la profunda crisis en la que andan o los deje sumidos definitivamente en el fondo.
Muchos dudan de las capacidades de un presidente ‘pintoresco’ que, según sus propias palabras, se negó a estudiar leyes en Cali y emigró a Estados Unidos, donde aguantó hambre en las calles, se enlistó en el Ejército y fue a combatir a Vietnam defendiendo la bandera del país norteamericano para rescatar prisioneros de guerra...
Un presidente ‘pintoresco’ que en un partido contra Atlético Bucaramanga les hizo gestos obscenos desde su palco a los hinchas que lo cuestionaron con gritos e improperios desde la tribuna...
Un presidente ‘pintoresco’ que llega muchas horas antes de los partidos en Palmaseca para ayudar a agilizar el pesado tráfico vehicular en las inmediaciones del escenario verdiblanco...
Un presidente ‘pintoresco’ que se une a los barristas y lanza arengas contra el rival de patio como uno más de los hinchas de la ‘popular’, y que salta con el equipo a la cancha para luego recorrer la tribuna desde la grama y saludar a los aficionados con los brazos arriba...
Un presidente ‘pintoresco’ que esta semana fue viral en las redes sociales porque, ante los ojos de todo el mundo, se quitó la camiseta del Deportivo Cali que tenía puesta y se la lanzó desde el palco a un hincha que desde las gradas se la pedía...
Un presidente ‘pintoresco’ que en plena asamblea de asociados llevó a un gringo de aspecto ‘folclórico’ que vestía pantalones cortos y tenis para presentarlo como el futuro inversionista y salvador de la institución azucarera. La escena terminó convertida al instante en un meme con miles de likes...
Un presidente ‘pintoresco’ que entregó apresuradamente detalles de una negociación con una empresa petrolera para quedarse con el nombre del estadio en Palmaseca, pero la noticia, antes que alegrar, terminó generando sospechas que poco ayudarían al club...
Ese es Luis Fernando Mena en esencia pura. Un hombre sencillo, bilingüe, jefe de hogar, padre de familia, espontáneo al hablar, solidario, confiado y desbordadamente optimista, al que sus detractores no le desconocen sus virtudes, pero también lo señalan de ingenuo y fantasioso.
De este último lote saltan quienes no ven en Mena al salvador del Deportivo Cali, ignorando de tajo el éxito que él ha tenido como empresario, tal como lo evidencia su firma de productos naturales. Otros sí le creen.
La gran pregunta es si alcanzará el talante de Mena para devolverle la tranquilidad y viabilidad a un equipo comprometido con los bancos, la Dian, los jugadores y demás, cuya deuda alcanza los 86 mil millones de pesos.
En la asamblea de esta semana surgió una propuesta de salvación de la que ya se había hablado, el Decreto Ley 560, que permite la reorganización empresarial. Podría ser una luz. Al tiempo, los patrocinadores le lanzaron un salvavidas para conseguir urgentemente 2500 millones de pesos y cumplir con las obligaciones salariales, a fin de no perder el reconocimiento deportivo.
En lo deportivo, el equipo ha conseguido en las últimas fechas resultados que le han permitido alejarse un poco de la zona roja del descenso, pero muchos le temen más a la desaparición del club que a la misma B.
El reto es grande. Demasiado grande. Y le correspondió a Luis Fernando Mena, un presidente ‘pintoresco’ en el que todos, seguidores y detractores, deberán confiar. Primero la institución.
Por César Polanía, editor de Deportes