Por: Juan Carlos Pamo Sánchez / Reportero de El País
Los Juegos Nacionales del Eje Cafetero nos han dejado conocer el esfuerzo, dedicación y sacrificio de los atletas en competencia.
Historias de cuatro parejas que fueron flechadas por Cupido, y por el deporte que los unió para el resto de sus vidas.
Todo comenzó con una mirada
Las vidas de Vanessa Cubillos y Juan Camilo Ambuila estaban destinadas a unirse gracias al deporte.
Ella pertenece al equipo vallecaucano de natación artística y él es el capitán del seleccionado de voleibol del departamento, ambos protagonistas en los Juegos Nacionales del Eje Cafetero 2023.
Una historia de amor que comenzó en los Juegos Centroamericanos y del Caribe en 2018 y que con el paso de los años consolidaron no solo sus carreras deportivas, sino su relación de pareja, que los llevó en agosto pasado a altar y contraer matrimonio.
Vanessa acaba de competir en sus quintas justas obteniendo una presea dorada.
“Con mi esposo ya llevamos dos Juegos Nacionales juntos. En el 2019 ambos fuimos campeones en nuestras disciplinas. El deporte fue el factor que unió nuestras vidas y lo vivimos con mucha pasión”, indicó la nadadora caleña.
Vanessa es además profesional en mercadeo, con una maestría en Estrategia y Gestión Creativa de la Marca, y ha realizado dos especializaciones: Dirección y Gestión Deportiva, y Mercadeo Deportivo.
Actualmente, es la coordinadora de mercadeo de la Secretaría del Deporte y Recreación de Cali.
Por su parte, Juan Camilo es nacido en Suárez, Cauca, pero desde siempre ha vivido en Cali y desde sus procesos de formación ha representado los colores del Valle del Cauca.
Aunque en sus inicios en el deporte se inclinó por el fútbol, una lesión lo alejó de los guayos y las canchas para llevarlo a ser exitoso en el voleibol.
“En el mundo del voleibol todo comenzó por allá en el año 2008, cuando en el colegio nos dieron clases y a algunos estudiantes nos llevaron a la Liga Vallecaucana, y gracias a mis condiciones me ofrecieron estudio y acompañamiento desde ese instante. Gracias a Dios he tenido una carrera exitosa”, comentó Juan Camilo.
Desde 2008 ha hecho parte de procesos de selecciones Colombia en categorías menores y a los 19 años comenzó a jugar voleibol profesional teniendo una grata experiencia en Grecia, pasando por varios países.
Se está preparando para cumplir con su último ciclo olímpico con la Selección Colombia, donde los objetivos serán clasificar al próximo Mundial de mayores y luchar por un cupo a los Juegos Olímpicos de París 2024.
“A Vanessa la había visto como en el año 2017, ella es amiga de una persona cercana a un excompañero en la Selección Valle. Coincidimos en los Centroamericanos, comenzamos a hablar, ya llevamos cinco años juntos y el 6 de agosto nos casamos”, explicó Juan Camilo sobre su relación sentimental con Vanessa.
“Recuerdo que en esos Centroamericanos nos mirábamos y fue un gusto mutuo. Terminada la competencia se hizo una fiesta y allí fue la oportunidad para entablar una relación más cercana y gracias a Dios todo se ha dado”, agregó el voleibolista.
Confiesa Juan Camilo que tener una pareja deportista es algo que ayuda en el crecimiento profesional de ambos.
“Es como tener un sicólogo para el otro. Siempre que competimos, tratamos de acompañarnos y apoyarnos. Cuando estamos en casa hablamos de nuestros deportes, ella me da una visión diferente y yo le doy la mía. Nos aconsejamos mutuamente”, finalizó Ambuila, quien está cerca de terminar su carrera de Administración de Empresas.
Con la ‘mecha’ encendida
El tejo es un deporte que se practica desde hace 500 años en Colombia y en los Juegos Nacionales se disputa desde 1954.
Para estas justas, la delegación rojiblanca lleva un equipo que sueña con subir a lo más alto del podio.
Y en ese grupo destaca la presencia de una pareja que ha formado una familia metida de llena en el tejo.
Se trata del técnico Luis Fernando Rodríguez y su esposa Andrea Rengifo, integrante del equipo femenino del seleccionado del Valle.
“Yo estoy en el tejo desde el 2010. Ya son trece años en este bello deporte. Cuando estaba estudiando Profesionalización en Deporte en la Universidad del Valle, el decano era el presidente de la Liga del Valle de Tejo y nos invitaba. Comencé primero como árbitro y entrenadora. Ya después inicié a practicarlo y llegué a la Selección Valle”, apuntó Andrea, que disputa sus cuartos Juegos Nacionales.
Una historia similar tiene su esposo Luis Fernando, quien fue primero jugador de tejo y con el paso de los años continuó con su carrera como entrenador del deporte en la región.
“Llevo ya 30 años en esta disciplina. Comencé a los 10 años como deportista en categorías menores. Gracias al tejo logré estudiar y formarme como profesional”, indicó el DT.
La relación de amor de Luis Fernando y Andrea paradójicamente no comenzó por el deporte, sino desde sus épocas de estudiantes.
“Nosotros estudiamos en el mismo colegio en el barrio Nápoles de Cali y allí nos conocimos; en un principio tuvimos algo, no tan formal, y por cosas del destino nos separamos, pero la vida quiso que nos reencontráramos años más tarde”, explica Luis Fernando.
Sin embargo, el destino les hizo su mejor jugada y los volvió a juntar cuando Andrea llegó a la universidad.
“Nosotros fuimos novios por ocho meses cuando estudiamos juntos en el colegio. Terminamos y nos volvimos a encontrar en la universidad”, comentó Andrea.
“Recuerdo que una vez nos vimos en un bus de transporte público, charlamos y quedamos en salir a comer, fue algo muy bonito. Con el poco tiempo volvimos a ser novios y ya llevamos 17 años juntos”, confesó la atleta vallecaucana.
Los dos coinciden que no es fácil llevar la relación entrenador-atleta, pero tienen claro sus roles cuando están enfocados en sus entrenamientos o competencias.
“El tejo es un deporte muy empírico y que le hace falta mucha tecnología. Para mi, él es el mejor entrenador y no es porque sea mi esposo, sino porque es muy experimentado. La relación de los dos en el deporte no es fácil, porque él es muy exigente conmigo y lo entiendo, porque quiere que yo tenga buenos resultados y que gracias a esos méritos pueda estar en la Selección Valle. Él me pone a entrenar más duro y a veces salgo regañada, y llegar a la casa como si nada no es una situación fácil. Yo trato de acatar sus órdenes, pero somos de hablar porque soy metodóloga y profesional, y entiendo su papel”, puntualizó Andrea.
Los dos llegan al Eje Cafetero con el objetivo de realizar unas buenas justas nacionales y entregar alegrías a sus familias y al Valle del Cauca.
Una ‘lucha’ por el amor
La lucha es una de las actividades que exige disciplina, esfuerzo y dedicación. Aspectos que Eva Yajaira González y Duván Sánchez han forjado juntos como pareja, no solo en el deporte, sino en sus vidas.
“La competencia fue muy reñida y el combate final lo pude resolver rápido. Es una alegría poder conseguir el oro”, comentó Eva Yajaira.
Duván, por su parte, participó en estas justas, pero no logró meterse al podio; sin embargo la actuación de su pareja lo celebran como un triunfo en familia, junto a su pequeño hijo Ethan.
Eva Yajaira y Duván comenzaron su historia de amor hace unos años, cuando se conocieron en una concentración de este deporte en el municipio de Buga.
Aunque en un comienzo Eva solo lo veía como un amigo, el paso del tiempo hizo que floreciera un sentimiento más afectivo.
Ya completan cinco años juntos entre entrenamientos, torneos y sus obligaciones familiares, en las que deben realizar un gran esfuerzo para destacarse en el deporte de alto rendimiento, así como sus responsabilidades de ser padres de un niño de tres años.
“Aunque todo no es color de rosa, tratamos de tener mucha comunicación para que todo vaya bien. Nos apoyamos el uno al otro para crecer en todo sentido. Ya en casa tratamos de dejar el tema profesional un poco aparte para dedicarle el mayor tiempo posible a nuestro hijo”, apuntó la luchadora vallecaucana.
Asegura la campeona que por fuera de los escenarios tratan de ser una pareja romántica a la que le gusta compartir juntos y darse regalos mutuamente.
“A mí me encanta que me regalen chocolates y Duván lo sabe. A él le gusta que le obsequien ropa porque lo disfruta muchísimo”, reconoce Eva Yajaira, quien ahora se preparará para tratar el próximo año de alcanzar un cupo a las olimpiadas de París 2024.
Duván lleva 11 años vinculado a la lucha. Reconoce que siempre le gustó practicar los deportes de combate y por eso se inclinó por la lucha desde temprano.
Duván, con 24 años, por ser más joven que Eva Yajaira, 29 años, no se imaginaba que su compañera de deporte, a la que veía como una atleta más experimentada, se iba a convertir en el amor de su vida.
“Cuando la conocí, yo era muy niño y no pensaba que los dos íbamos a terminar en una relación. La vida tenía destinado que fuéramos pareja y ya llevamos cinco años juntos”, confiesa Duván en medio de las competencias en los Juegos Nacionales.
Tras las justas en el Eje Cafetero, Eva Yajaira y Duván seguirán vinculados a la lucha en varias facetas.
Ella seguirá entrenando fuerte para asistir a los campeonatos clasificatorios a los Juegos Olímpicos y de igual manera como entrenadora en el Imder Palmira.
Duván hará borrón y cuenta nueva en los compromisos que se avecinan en el calendario nacional y buscará la posibilidad de complementar su carrera con el proceso de formación académica en deporte.
Una historia amorosa que comenzó gracias a la lucha y por muchos años seguirá en este deporte.
Una propuesta que vale oro
Los Juegos Nacionales del Eje Cafetero han sido noticia no solo por las medallas, marcas y resultados, sino que se robaron las miradas de todo el mundo por una historia de amor que se conoció en plena competencia.
El pasado 14 de noviembre, el atleta vallecaucano Jhon Caracas le propuso matrimonio a su pareja, Karen Daniela Morales, ambos practicantes de hapkido.
La inusual situación no pasó desapercibida para los asistentes al Centro Cultural Metropolitano de Convenciones, coliseo de Armenia, donde se desarrolló la competencia; el país se enteró del amor de los dos deportistas gracias a la difusión de la noticia en los medios.
“Los Juegos Nacionales eran el mejor escenario para pedirle matrimonio a Karen Daniela. Fue una idea que le comenté con un compañero, se cristalizó y por fortuna salió bien. En los días previos a la competencia me tocó comprar el anillo y el ramo en Armenia”, comentó Jhon.
La propuesta de matrimonio tuvo dos testigos de excepción, las madres de ambos atletas, quienes les dieron su bendición.
Aunque Karen Daniela sospechaba desde hacía algún tiempo que en cualquier momento su pareja le iba a pedir la mano, no esperaba que la propuesta se diera en pleno tatami.
“Fue algo sorpresivo y lindo. No dudé en decir que sí. Gracias a la gente por los mensajes que nos han enviado”, indicó la enamorada deportista.
Los dos viven en La Unión, en el norte del departamento, y el objetivo es comenzar con un escuela para la práctica de esta disciplina, y expandirla a esa región del Valle del Cauca.
Aunque está por definir la fecha de matrimonio, Jhon y Karen Daniela quieren dar el paso en el altar para formalizar una relación de convivencia que comparten juntos desde hace dos años.
“Para mí era el momento ideal de proponerle matrimonio a ella y qué mejor manera de hacerlo en un sitio donde hubiera una competencia de hapkido, un deporte que nos unió y nos ha visto crecer como atletas y como pareja. Queríamos compartirlo con nuestras familias, con nuestros compañeros y amigos. No esperábamos que tuviera tanta difusión y eso lo ha hecho más que especial, que todo el mundo se entere que amo a esta mujer, es algo maravilloso”, apuntó Jhon.
El arranque de la relación de Karen Daniela y Jhon tuvo sacrificio y esfuerzo, ya que él vivía en Cartago, le tocaba hacerle visita a ella solo los fines de semana y cuando sus horarios de entrenamientos y competencias no se cruzaban, pero ambos fueron pacientes y lucharon por salir adelante con su amor.
Sus compañeros le ayudaron a exhibir el cartel que junto a un poema tenía la pregunta: ¿quieres casarte conmigo? Jhon Alexander se puso de rodillas, sacó el anillo y la respuesta de Karen Daniela fue un rotundo sí, que sellará el vínculo de amor entre ambos.
Jhon se marchó de los Juegos Nacionales no solo con el deber cumplido de haber logrado medallas para el Valle del Cauca, sino que salió con su mejor trofeo: la aceptación de su prometida para convertirse en la compañera por el resto de su vida.
Jhon y Karen Daniela continuarán con sus carreras deportivas de la mano del hapkido y con la ilusión de que para los próximas justas nacionales ambos lleguen a representar los colores del Valle del Cauca ya como esposos y con una relación consolidada en lo profesional y familiar.