Según el Observatorio de Fútbol Cies, Brasil es el país del mundo que más futbolistas produce, sin embargo, es el lugar del planeta donde más personas de la comunidad LGTBI asesinan, de acuerdo con la Alianza Brasileña LGBT.
Por otra parte, Samantha Power, embajadora de Estados Unidos ante la ONU, sostiene que, en Brasil, la población LGBTI sufre persecución. En este contexto, Igor Benevenuto ha desafiado los prejuicios de su país.
El árbitro Igor Benevenuto empezó a patear balones para evitar bromas homofóbicas de sus compañeros de barrio. Aunque odiaba el fútbol y era un jugador nefasto, encontró en el silbato una pasión y el “camuflaje” perfecto para esconder su homosexualidad. Hasta ahora, que decidió hablar.
“Quiero mostrar que el fútbol también es un espacio de socialización y que cualquier persona, independientemente de su color, orientación sexual o cualquier otra situación, puede convivir en este espacio. Es su derecho, se tiene que respetar”, afirmó el árbitro en 2022, cuando se declaró abiertamente homosexual.
Durante la adolescencia, Igor se inscribió a una escuela para aprender las reglas del fútbol y se convirtió en el juez de los partidos de sus amigos. Cuando en ocasiones faltaba alguien y le pedían que jugara, hacía todo por rehusarse.
El profesional recuerda que, en la niñez y adolescencia, sus amigos lo molestaban si no querría tocar el balón y pretendían ofenderlo preguntándole si era gay. Es por ello, que decidió hacer frente a las acusaciones, pero en lugar de jugar, comenzó a realizar el arbitraje de los partidos del barrio y ahora, décadas después, recuerda cómo un camuflaje se convirtió en su vocación.
Igor comenta que el arbitraje para él “fue una manera de conseguir involucrarme en el fútbol, para camuflarme, para crear un personaje que escondiera mi sexualidad. ¿Qué me dio el arbitraje? Autoridad, fuerza, ser quien manda, el que dicta las reglas. Eso demostraba una masculinidad muy grande a pesar de ser una labor secundaria en el fútbol”.
En 1998, Igor Benevenuto recibió su título de árbitro y empezó a realizar su labor en partidos municipales, luego estatales y finalmente llegó a dirigir en el Brasileirao, el torneo nacional.
En 2022, el árbitro recibió la escarapela Fifa, y este año hizo parte del equipo arbitral en la Copa Libertadores. Pero para llegar hasta este punto de su carrera tuvo que atravesar muchos obstáculos.
Por temor, Igor no había revelado su orientación sexual, lo hizo a los 41 años, aun con miedo a las críticas. Sufrió depresión por guardar su secreto y además se privó de vivir su vida tal y como deseaba.
Sin embargo, ahora su vida “es más tranquila, mejor, porque cargaba una carga emocional muy grande por tener que vivir escondiéndome de los demás, escondiendo mi atracción por los hombres. Hoy vivo abiertamente, en paz con relación al fútbol. Hasta ahora no he tenido ningún problema, todo el mundo me está apoyando”, afirma el árbitro.
“El fútbol, especialmente en Brasil, es un ámbito con prejuicios. (Los homosexuales) tienen miedo de tener problemas con los hinchas, a agresiones físicas, verbales. Miedo de no poder trabajar porque hay dirigentes con muchos prejuicios que no los van a contratar. Viven ese dilema, por eso temen asumirse”, sostiene el profesional, mientras lamenta que, aun en nuestro tiempo, las personas tengan que vivir con miedo a ser agredidos en las calles, en sus trabajos o por su familia y amigos.
Los cánticos homofóbicos en las gradas y las agresiones diarias a personas LGTBI en Brasil han hecho mella en Benevenuto, en cuya barba asoman canas. El juez, que ejerció de enfermero durante el parón del fútbol causado por la pandemia, afirma que a veces teme morir en esa “guerra de intolerancia”.
Se consuela por no haber sido atacado nunca por jugadores o técnicos -las faltas de respeto, asegura, vienen de directivos o hinchas- y por contar con una “red de apoyo” de amigos y familiares. Y por la valentía de las mujeres.
Para él, la labor que están haciendo las mujeres en el futbol es admirable. “Me parece muy importante su postura, especialmente la de la selección brasileña femenina ahora (en la Copa América), posteando fotos con la bandera (arcoíris), defendiendo la causa. Es un paso muy grande para combatir el prejuicio, ya que los hombres aún tienen un prejuicio mayor”.
*Con información de AFP