Por César Polanía / Editor de Deportes
En su cuenta de Instagram, Josen Escobar tiene un carrusel de dos imágenes en las que aparece con Juan Camilo Portilla. En la primera, tomada por allá en junio pasado, ambos están abrazados en la puerta del camerino de la sede del América, en Cascajal. Y en la segunda, captada en agosto, los dos están en busca de una pelota, en el estadio Sierra Nevada de Santa Marta, en pleno partido contra Unión Magdalena. La leyenda que acompaña la publicación dice: “Un día le pides una foto y al otro día juegas junto a él. Los sueños sí se cumplen”.
Josen debutó con el equipo profesional el 30 de agosto, al ingresar en el minuto 59 del duelo contra los Bananeros en reemplazo de Luis Paz (0-0). El partido fue especial. Muy especial. No solo porque Josen se estrenaba en el oficio que escogió desde los 6 años, sino porque lo hacía al lado de su ídolo, Portilla, defendiendo la camiseta del equipo del que se declara hincha, y lo hacía justamente en su tierra, la bella Santa Marta, conocida como La Perla de América. El apelativo, valga decirlo, también podría ajustarse para Josen, una de las gratas revelaciones del conjunto escarlata y del fútbol colombiano. “El jugador que lo entiende todo”, como dice su técnico, Lucas González.
Josen es el único futbolista de este América que se bate en las semifinales de la Liga colombiana que no hizo pretemporada. Bastó con que Lucas y su cuerpo técnico lo vieran en un partido de la sub 20 frente a Cortuluá para ascenderlo inmediatamente al equipo profesional. Y desde estonces es lateral derecho. Y también izquierdo. Y volante interno. Y también externo.
Y pensar que dos meses antes, Josen había ido con una timidez pasmosa y su voz temblorosa a Cascajal, para conocer a Portilla y pedirle una foto. Bueno, y algo más que una foto. Aquella mañana, Josen salió de la sede del América con una sonrisa que solo se borró de su cara cuando fue a la cama. En su tula llevaba unos guayos Nike Tiempo que le regaló su ídolo, ante la sublime petición del muchacho.
¿Cómo se atrevió a pedirle unos guayos a Portilla apenas conociéndolo?
Se lo dije a Jhoiner Asprilla, que estaba entrenado con el equipo profesional, y vinimos a Cascajal. Estaba asustado yo, imagínate, conocer a Portilla, pensé que me iba a rechazar, pero no, me trató con mucho cariño. No le solté la sopa de una, no, le pedí primero la foto y luego le pregunté que si tenía unos guayos por ahí de sobra, que yo no tenía y jugaba en la sub 20, y me los regaló.
¿Por qué admira tanto a Portilla?
Porque es un animal, es un jugador de Europa, del fútbol del mejor nivel. Además, contagia a sus compañeros con su forma de recuperar la pelota, con la garra que mete, es un diferente, y cuando coge la pelota, la sabe usar. Jugar a su lado es hermoso. Entiende fácilmente el juego.
¿Le da consejos Portilla a usted?
Tácticos no, siempre me dice que me divierta, que haga eso solamente.
¿Cómo llegó usted al fútbol?
Empecé en un equipo que se llama Los Almendros, en Santa Marta. Mi papá me llevó, como a los 6 años. Luego hice pruebas en Academia Alemana, en Popayán; también en Boca, acá en Cali; después en Fortaleza, y regresé a la ciudad para la sub 20 del América.
¿Qué es lo que más recuerda del debut con América?
Fue hermoso, al lado de Portilla, y en la tierra que me vio nacer un 12 de diciembre. Quiero mucho a Santa Marta.
Y contra su equipo, Unión Magdalena...
Noooooo, soy hincha del América. Este es el equipo que me dio la oportunidad y el que defiendo.
Usted tiene apenas 18 años, pero juega en varias posiciones como si las conociera todas desde hace tiempo. ¿En cuál se siente mejor?
Mi posición natural es volante, ya sea 5, 10, interior, mediapunta. El profe Lucas me da libertad y confianza. Siento que tengo esa facilidad, que Dios me dio esa virtud, y la disfruto.
Perdió a su madre desde muy chico...
Sí, fue hace como siete años, pero oro y hablo con ella antes de los partidos, me arrodillo, miro al cielo y les pido a Dios y a ella que me den fuerza.
¿Y su padre?
Vive en Santa Marta con mi hermano mayor y mi hermanita menor. Él tiene una tienda, una tienda de barrio, vive de eso, y yo le ayudaba cuando vivía allá.
¿Está feliz en Cali?
Esta ciudad me gusta mucho, su gente, su comida, mi equipo, todo.
¿Mecatea mucho?
Soy algo vaguito con eso, como salchipapa y hamburguesas cuando puedo pecar. Y luego, al gimnasio.
Han sido duros estos últimos días, dos derrotas, casi eliminados...
No, hay optimismo, porque hay chances, todavía podemos llegar a la final y estamos muy enfocados en los partidos que vienen, tenemos vida y con fe en Dios los vamos a aprovechar.
¿Cómo derrotar a Nacional este domingo en Medellín?
Con mucho orden, con convicción en nuestro fútbol, vamos a enfrentar a Nacional con todo.
¿Qué sueña con este América?
Ser campeón, es la ilusión de todos.
¿Y por fuera?
Jugar con Barcelona.