El delantero vallecaucano Guillermo Murillo fue uno de los jugadores determinantes en la goleada 5-0 de Cortuluá sobre Valledupar, el sábado pasado y que significó la clasificación anticipada del equipo ’Corazón’ del Valle a la gran final de la Primera B.
A sus 25 años, el habilidoso extremo, conocido popularmente como ‘Chirris’, se ha consolidado como hombre clave en el cuadro tulueño, gracias a la confianza que ha recibido de parte del entrenador Jaime de la Pava.
En el cotejo del fin de semana, Murillo anotó un doblete, fue figura y llamó la atención de los amantes del fútbol por su particular celebración de los goles con una biblia en la mano y con un dedo señalando al cielo.
A pesar de verse sonriente en las imágenes, ese festejo especial tiene una dedicatoria muy emotiva por el drama que ha representado para él y su familia la pérdida hace unos años de su hermano mayor, quien fue asesinado.
La fe y la confianza en Dios hoy tienen ilusionado a Guillermo y a Cortuluá en su objetivo de alcanzar el ascenso el próximo año.
¿Qué sensaciones le quedan con la clasificación del equipo a la final?
Muy contento por lograr ese objetivo; gracias a Dios porque es quien nos brinda esta posibilidad y una enorme felicidad por el equipo.
Usted está viviendo un gran nivel...
Por fortuna estoy en un gran momento. Venía de una lesión, me recuperé y he podido tener la confianza del cuerpo técnico. El ‘profe’ Jaime me pide asistencias, goles y lo he cumplido.
¿Por qué celebró con la biblia?
Soy cristiano y la biblia es el libro que Dios nos dio para que aprendamos de él y pongamos en práctica sus enseñanzas.
¿Cómo llega al cristianismo?
Desde el año 2000 cuando falleció Carlos Antonio, mi hermano mayor. A él lo mataron por defender a una hermana. Un día un tipo llegó a la casa, le echó algo a ella en la cara y hubo un altercado. Mi hermano trabajaba en la plaza de mercado de Florida, unos días posteriores a ese hecho, él salió de la casa en la madrugada a laborar, mi madre presentía algo malo y le pidió que no se fuera pero él no le hizo caso; a las pocas cuadras se escucharon unos disparos y era mi hermano que lo habían matado. Desde ese momento sentí la necesidad de buscar la presencia de Dios.
¿Había celebrado antes así?
No, quería hacerlo antes pero no había tenido la posibilidad de anotar. Por fortuna en el partido pasado se pudo dar.
En el momento del festejo, ¿abrió la biblia en algún pasaje en especial?
Sí, en el Salmo 91. Es una cita muy bonita, siempre lo leo y lo comparto. Habla de que Dios te protegerá, de la enfermedad y de la muerte.
¿Se congrega en alguna iglesia en particular?
Sí, en la Iglesia Pentecostal Unida de Colombia. Asisto a las sedes que quedan en Tuluá y Florida.
¿Usted es la persona encargada de orar en el equipo?
Por lo general, la oración la hacemos todos los compañeros en varios espacios. Se realiza en el comedor, en el vestuario y luego de cada juego.
¿Ve a Cortuluá favorito para alcanzar ese primer cupo a la lucha por el ascenso?
Sí, este es un grupo muy humilde y trabajador. Sabemos que no hemos conseguido nada, toca pelear duro en esa final.
¿Cómo ha sido la experiencia de trabajar con un entrenador experimentado como Jaime de la Pava?
Uno aprende muchas cosas. Lo que más me agrada de él es que siempre me pregunta por mi familia y me aconseja para crecer como ser humano. Y con referencia en la cancha me dice que confíe en mi talento.
¿En qué posición se siente mejor?
Jugando de extremo, allí es donde mejor me desempeño.
¿Por qué no brilló cuando estuvo en América?
Eso fue en el 2015. No tuve la continuidad que necesitaba. Ojalá pueda volver algún día.
¿Con qué equipo le gustaría jugar esta final?
Yo jugué en el Quindío pero quisiera que fuera Huila, tengo una espinita con ellos porque este año cuando los enfrentamos les anoté dos goles pero los anularon por estar en fuera de lugar.
Datos
Guillermo Murillo nació el 11 de octubre de 1995 en el municipio de Florida (Valle).
Allí comenzó en el fútbol con una escuela de esa población y luego fue vinculado al Boca Juniors de Cali.
Debutó a nivel profesional en el año 2014 con la camiseta de Universitario de Popayán, equipo desaparecido de la B.
En 2015 fichó con América donde estuvo bajo las órdenes de Fernando Velasco y Alberto Suárez.
Un año mas tarde regresa a Popayán y entre 2017 y 2019 tuvo su primer ciclo en Cortuluá.
El año pasado jugó para Santa Fe y luego retornó a Tuluá.