El domingo pasado, el fútbol colombiano vivió un episodio histórico y polémico, cuando Águilas Doradas se presentó con tan solo 7 jugadores al partido contra Boyacá Chicó, en un hecho que le dio la vuelta al mundo.
La escuadra antioqueña padeció en la última semana la baja de la mayoría de su plantilla por culpa de un masivo contagio de Covid-19, sumando a varios lesionados, lo que hizo que se vieran obligados a salir al campo de juego del estadio de Rionegro con siete futbolistas.
Ante la posibilidad de utilizar juveniles, el club dorado, que pidió el aplazamiento del encuentro sin lograr respuesta positiva, explicó que desde el año pasado la Federación no realiza el torneo sub-20 y por ende no conformaron equipo.
La Dimayor, el ente que regula el fútbol colombiano, no se pronunció sobre el tema y su justificación ante Águilas Doradas es que existe un reglamento que aprobaron los mismos clubes.
El partido finalizó a los 78 minutos cuando Giovanni Martínez se lesionó y el equipo quedó con 6 jugadores, algo que no permite el reglamento.
Chicó ganó 3-0 y en la última fecha luchará por salvarse del descenso.
Uno de los protagonistas de ese partido atípico fue el guardameta Carlos Bejarano, quien le contó a El País lo que fue esa experiencia dentro de la cancha.
Con cabeza fría, ¿cómo analiza lo que fue ese partido para ustedes?
Después de haber pasado todo lo que se vivió, todo lo atípico que fue ese compromiso, es un hecho histórico para el fútbol colombiano y que va a dejar muchas enseñanzas. Ojalá esto no le vuelva a pasar a nadie porque es muy complicado, nos pasó a nosotros como equipo y lo afrontamos con mucha responsabilidad y profesionalismo.
¿Ha recibido llamadas de solidaridad?
Sí, aparte del apoyo de nuestra familia, he recibido mensajes de la gente del fútbol. Lo que se presentó se volvió noticia mundial y sentimos que la gente se puso la camiseta de Águilas y le damos las gracias por ese apoyo.
¿Cómo fueron las horas previas al partido y la charla técnica en el camerino?
Hay que ser muy claros en algo. Independientemente de la incertidumbre que pudo darse en su momento, nosotros sabíamos que el partido estaba confirmado que se jugaba. En los días previos no hubo respuesta a la solicitud del club para aplazar el juego, se aguardaba la esperanza, pero no hubo solidaridad. Había que ir más allá de lo deportivo y mirar lo humano. Con el profesor Rafael Martínez, quien es el analista de video y que le tocó dirigir, hablamos de dejarlo todo en la cancha, nos iba tocar sufrir demasiado, como se dio, pero hay que reconocer la gallardía de mis compañeros que salieron a darlo todo.
Hay que ser autocríticos y decir que el presidente de su equipo, y los demás que conforman la Dimayor, aprobaron ese reglamento que llevó a que Águilas viviera esa situación...
Para los presidentes y dueños de los equipos esto fue una lección de vida. Ojalá aprendan de esto porque no es fácil lo que nos tocó sufrir. Te digo que es algo angustiante y doloroso, pero cuando se toman las decisiones toca asumirlas con la mayor responsabilidad. Los dirigentes y el mundo del fútbol deben tomar nota de lo que ocurrió.
¿Usted, como capitán del equipo, preguntó por qué no se alineó a los Sub-20?
Ese tema es muy claro. No se pudo usar jugadores juveniles porque tengo entendido que como no hubo torneo nacional de esa categoría, entonces era imposible poder inscribirlos.
Hubo un hecho que llamó la atención en los actos de protocolo que fue la pancarta exigiendo Juego Limpio y que la televisión inicialmente no mostró...
Para nadie es un secreto que cada que hay una protesta por parte de los futbolistas, la gente que transmite esos partidos nunca van a mostrar esas cosas, ellos van en contra de visibilizar esas protestas. Lo que queríamos era enviar una mensaje por la vida y el Juego Limpio. Por fortuna, el mundo entero vio lo que sucedió.
A Juan David Valencia, el arquero suplente, le tocó jugar de defensa, ¿qué le dijo?
Fue algo increíble. Me le quito el sombrero por la responsabilidad que asumió, lo aplaudimos al máximo porque no es fácil jugar en una posición que no es la tuya. Yo hasta le dije: ‘para mí, mejor que siga de central’, ojalá se quedara en esa posición y no me diera tanta competencia en el arco (risas).
¿Le sorprendió que hubieran aguantado tanto tiempo sin recibir gol?
Yo le había dicho a mis compañeros que no me iban a marcar goles tan fácil, ni por el verraco. Era lógico que la gente pensara que nos iban a golear, pero hay que reconocer la superioridad del rival.
El partido se termina antes del tiempo del reglamentario por quedarse con seis jugadores, ¿qué le dice a esas voces que dudaron de la lesión de Giovanni Martínez?
La lesión de Giovanni fue tan real como el partido. De hecho, el jugador que no estaba en condiciones de seguir en el campo era yo, porque de tanto balones que sacaba, tenía una sobrecarga muscular. Si hubiera sido así, no nos hubiéramos presentado al partido.
Usted dijo después del partido que si Colombia tiene la novena mejor liga del mundo, esto no puede pasar...
Nuestro fútbol ha crecido mucho y así se ve en el exterior, y entonces se preguntan: cómo puede pasar esto en la novena mejor liga del mundo. Si se hubieran reprogramado esos juegos, se hubiera enviado un mensaje positivo desde el fútbol de nuestro país al mundo, pero no fue así.
Los jugadores de Chicó decían algo de lo que se vivía en el campo...
Veíamos que pasaban los minutos y como no marcaban gol, se les veía la frustración en el rostro. Se daban ánimo para anotarnos, ellos también se estaban jugando sus chances de permanencia en la A.