Un Levante consistente puso en apuros al Barcelona de Jeison Murillo, en un partido en el que impuso su ley durante muchos minutos ante un rival dubitativo y que acusó las ausencias de sus jugadores estrella, aunque su tanto en el tramo final del choque aguó la fiesta local (2-1).
El Levante, a base de oficio, claridad en sus ideas y llegadas a la contra supo mantener a raya al rival y afrontará en Barcelona la vuelta con la ilusión de plantar cara al vigente campeón, que deberá mejorar para no verse sorprendido por el equipo valenciano.
El Barcelona, sin Messi, Suárez y sus principales jugadores, pero con Jeison, tuvo problemas para adaptarse al ritmo de partido que impuso el Levante desde el primer minuto.
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El equipo local afrontó el encuentro con intensidad y en la primera oportunidad de que dispuso abrió el marcador en un cabezazo de Cabaco al saque de una falta. Poco después una penetración de Coke acabó con una gran parada de Cillesen a remate de Boateng.
Al Barcelona le costó entrar en el encuentro y en la primera parte solo dispuso de una ocasión de gol en una galopada en solitario de Malcom que desbarató Aitor Fernández.
Se jugaba al ritmo que imponía el equipo local y fruto de esta dinámica fue el 2-0 logrado por Mayoral tras un buen servicio de Boateng. En esa jugada, Jeison Murillo, encargado de hacer el cierre a Mayoral, pudo haber hecho más. por lo que se vio comprometido.
Tras el 2-0, el equipo de Ernesto Valverde imprimió una velocidad más a su juego, pero la estructura defensiva de los locales era prácticamente insuperable para un equipo que llegaba bien al borde del área, pero que no pasaba de allí y, que cuando perdía el balón, daba opciones a los locales al contragolpe.
Sin que el Levante sufriera sobresaltos, la evolución del partido hasta el descanso demostró que el equipo de Paco López notó menos sus ausencias que el conjunto catalán.
Tras el descanso, salió Sergi Roberto como lateral izquierdo por el joven Miranda con el objetivo de que el equipo mostrara la consistencia que le había faltado en la primera mitad.
Poco cambió la tónica el encuentro, pues la concentración de los jugadores locales dificultaba mucho el fútbol ofensivo del Barcelona, que manejaba el balón hasta el borde del área local, pero sin apenas profundidad.
El Levante tocaba, profundizaba y recuperaba el balón, aunque sin confiarse ante el potencial de los jugadores del Barcelona,a capaces de sacar partido a cualquier situación a pesar de no completar un buen partido, aunque los locales dispusieron de alguna ocasión para ampliar la ventaja.
A medida que se acercaba el final del encuentro, el Barcelona tenía más posesión de balón, pero el Levante gozaba de espacios para hacer daño al contragolpe.
Una buena acción de Denis Suárez acabó con un derribo dentro del área y Coutinho, pese a no engañar al meta local, puso el 2-1 en el marcador y dio alas a su equipo para buscar el empate en los minutos finales.
En esos minutos, los levantinistas sufrieron pero fueron capaces de mantener la ventaja, aunque en caso alguno de ampliarla tras el gran esfuerzo físico realizado.