En junio del año pasado, Sergio el ‘Morro’ García concedió una entrevista a una radio de la ciudad argentina de Mendoza, en la que confesó que venía sufriendo depresión. El mundo se encontraba en pleno confinamiento a causa del Covid-19 y el delantero uruguayo, a sus 30 años, estaba afectado emocionalmente por varias razones.
La principal es que no había podido viajar a Uruguay a ver a su hija a causa de las restricciones producidas por la pandemia. Y la segunda es que desde antes del parón del fútbol, su nivel en Godoy Cruz había decaído, al punto de ser considerado un jugador ‘prescindible’ por el presidente del club mendocino, donde el ‘Morro’ era ídolo desde su llegada en el 2016.
Con valentía, el temperamental atacante aseguró en esa ocasión: “Los futbolistas no somos robots. No estamos hechos de acero, no somos maquinitas. Nos pasan cosas, cosas que, como les influyen a ustedes, nos influyen a nosotros. Eso hace que el desempeño no sea óptimo. Hubo varios problemas personales que fueron influyendo en mi rendimiento, no fue fácil para mí. No son excusas”.
Ocho meses después, el pasado sábado 6 de febrero, el ‘Morro’ decidió quitarse la vida.
La noticia no solo generó un enorme dolor, sino que también puso sobre la mesa un tema del que poco se habla: la depresión en los futbolistas.
De acuerdo con un informe de la FifPro (Federación Internacional de Futbolistas Profesionales) del 2018, un 38 % de los jugadores pueden llegar a experimentar un cuadro depresivo.
Esta misma organización realizó un nuevo estudio en el 2020 a raíz del confinamiento por el Covid-19, y un 13 % de los futbolistas hombres confesaron haberse sentido deprimidos, mientras que el resultado en las mujeres arrojó un 22 %.
¿Por qué llega la depresión?
Matías Cabrera, volante uruguayo que jugó en el Deportivo Cali entre el 2018 y el 2019, compartió camerino con el ‘Morro’ García en el Nacional de Montevideo, y aún con el asombro —y la tristeza— por la partida de su amigo, dice que el fútbol es una carrera en la que “no todo brilla”.
Para el ‘charrúa’, hoy en la Universidad de Concepción de Chile, la presión de diferentes sectores (hinchada, directivos, prensa y redes sociales) hace que el jugador experimente una exigencia de la que es imposible desmarcarse.
“Esta es una profesión donde ganas o pierdes, tienes éxito o fracasas, y si te pasa lo segundo, no sirves para nada porque así te juzga la sociedad”, afirma.
Cabrera asegura que debido a eso, la carrera del futbolista termina siendo mucho más mental que física por todo lo que debe vivir, “desde lesiones graves hasta salir de un equipo por la puerta de atrás”.
Járol Herrera, mediocampista colombiano de 36 años que ha militado en equipos como Cali, Huila, Cúcuta y un par de clubes en Venezuela, relata que sintió depresión en varios momentos de su carrera.
Al igual que Cabrera, sostiene que los futbolistas están expuestos ante un entorno hostil y voraz.
“Recuerdo que no disfruté mi primera etapa como futbolista. La gente cree que uno es feliz porque hace lo que le gusta, pero muchas veces no es así, yo sentía muchas presiones y no sabía cómo gestionar eso”, cuenta Járol.
Para Herrera, “hay factores que le impiden al jugador disfrutar su trabajo, como las presiones de los familiares y amigos y los comentarios de la prensa. Se olvidan que un futbolista es un ser humano y nadie te enseña a manejar esas emociones”.
El volante afirma: “Este sistema no te espera. Los resultados no te esperan y la hinchada y el periodismo tampoco. Es un cúmulo de cosas que llevan al jugador a tomar decisiones como la del ‘Morro’”.
Una visión similar muestra Cabrera. “Uno no tiene tiempo de reponerse de nada. Cuando me fui del Cali, me la pasé todo el día llorando solo en mi habitación, y a las 24 horas ya estaba en Chile entrenando con mi nuevo club”.
Un tabú
Carlos Gutiérrez, reconocido psicólogo deportivo colombiano (viene de trabajar en el Independiente de Avellaneda), considera que hablar de salud mental en el fútbol es un ‘tabú’ que tiene tintes machistas.
“Muchas veces a los protagonistas de este deporte les da pena decir que van al sicólogo porque hay un machismo instaurado que dice que eso es darles ventaja a los rivales al mostrarse como personas débiles, cuando en realidad es todo lo contrario”, indica.
Gutiérrez dice que otra de las grandes problemáticas es que no todos los equipos le dan prioridad a tener un sicólogo enfocado en el deporte.
En Colombia, por ejemplo, no es obligatorio que los clubes tengan un profesional de la salud mental.
Carlos González, director de Acolfutpro (Asociación de Futbolistas Colombianos Profesionales), le confirmó a El País que las instituciones legalmente “tienen como obligación tener un deportólogo, pero no un sicólogo”.
“Los equipos grandes sí tienen, pero los futbolistas son renuentes a este apoyo por desconocimiento”, dice.
Andrés Rodríguez, sicólogo deportivo del América de Cali, no solo recalca lo mucho que un profesional de este campo le puede aportar al jugador, sino que también afirma que se debe derrumbar lo que él llama “la idealización de los futbolistas”.
“Se ha creado un estereotipo en el que el jugador, por supuestamente tenerlo todo, no se puede equivocar. Nuestro trabajo genera un contexto adecuado de desarrollo para ayudarlo a afrontar estas situaciones”, apuntó.
Jamir Sánchez, sicólogo del Deportivo Cali con recorrido en Indervalle y Coldeportes, habla de la importancia de conocer bien al futbolista y su contexto para apoyarlo.
“En el Cali trabajamos desde la categoría Sub-12 hasta la profesional. Hacemos dos pruebas reconocidas (Tead y PAR P1) para evaluar ciertos aspectos y así hablar con el técnico sobre qué variable se puede trabajar más”, dice Sánchez.
Tead es una prueba de estados emocionales y PAR P1 de habilidades psicológicas.
Finalmente, lo que propone Carlos Gutiérrez es que la sociedad debe “humanizar el fútbol”.
“Un deportista es una persona y el deber desde el periodismo y las redes sociales es el de ser más responsables con lo que decimos”, concluye.
Járol Herrera, quien ya superó sus difíciles momentos, disfruta ahora del fútbol en la Liga de República Dominicana. Y además está a punto de graduarse como técnico ATFA. Su sueño es ser un entrenador que apoye en todo sentido a sus jugadores. “Espero influenciarles la vida de una manera diferente”, asegura.
Los suicidios más conocidos en el fútbol
- Robert Enke: Falleció a los 32 años. Atajó en Alemania, España, Turquía y Portugal.
- Sándor Kocsis: Murió a los 49 años. Fue una de las grandes figuras del F.C. Barcelona.
- Andreas Biermann: Falleció a los 33 años. Toda su carrera la hizo en Alemania.
- Santiago García: Falleció a los 30 años. Era el gran ídolo de Godoy Cruz de Argentina.
- Carlos Montoya: Murió a los 25 años. Jugaba como defensor del América de Cali.
Para tener en cuenta
- En el documental de DirecTv ‘El Héroe Inesperado’, el volante Andrés Iniesta confiesa estremecedores detalles de lo que fue su proceso para salir de la depresión justo después de tocar la gloria con el Barcelona y con la Selección de España.
- ‘El último hombre muere primero’ es un texto brillante y duro de Juan Villoro, en donde relata los detalles del doloroso suicidio del portero alemán Robert Enke.