La policía rusa detuvo este miércoles por vandalismo a los futbolistas rusos Alexandr Kokorin (Zenit) y Pável Mamáev (Krasnodar), que protagonizaron el lunes una brutal agresión contra dos funcionarios y un conductor.
Los futbolistas, que habían comparecido esta tarde en una comisaría moscovita para declarar tras el ultimátum impuesto por la policía, han sido detenidos en virtud del artículo 213 del código penal (vandalismo), que podría acarrearle hasta cinco años de cárcel.
La condena podría ser mayor, ya que por un segundo ataque contra el chófer de un coche perteneciente a una presentadora de la televisión rusa, los futbolistas podrían recibir otros dos años de pena.
La policía informó de que ambos jugadores han sido detenidos en calidad de sospechosos y que permanecerán en custodia policial por un plazo de 48 horas.
En cuanto a la media cautelar que les será impuesta, la policía aseguró que es "prematuro", ya que ambos detenidos aún están siendo interrogados.
Según la prensa, el abogado de Mamáev pretende que la agresión protagonizada por su cliente sea calificada como un acto de vandalismo menor, lo que conllevaría una mera falta administrativa.
Kokorin se personó con más de una retraso en la comisaría después de que la policía amenazara con declararlo en busca y captura si llegaba más tarde de las 18:00 hora local.
Su abogado explicó que su cliente solicitó aplazar el interrogatorio hasta el jueves, pero los investigadores declinaron la petición.
Ante la resonancia que ha tomado el caso, la tienda oficial del Zenit en internet ha retirado la camiseta perteneciente al jugador, mientras ambos clubes se plantean rescindir los contratos que les unen a los futbolistas.
El comportamiento violento de los jugadores ha sido condenado por el Kremlin, el Gobierno, la Cancillería, la Duma, el Ministerio de Deportes, sus clubes y leyendas del deporte ruso, además de unánimemente por la prensa deportiva y de información general.
La prensa pronostica que ambos futbolistas podrían verse privados de manera indefinida de jugar en un equipo ruso o en la selección nacional, aunque en el ámbito puramente penal nadie se arriesga a afirmar que serán condenados con todo el peso de la ley, es decir, que irán a la cárcel.
Ninguno de ellos disputó el pasado Mundial, en el que Rusia llegó a los cuartos de final tras eliminar a España, y tampoco habían sido citados para los partidos de la Liga de Naciones de esta semana ante Suecia y Turquía.