¿Qué tan posible es que un volante de marca, cuya tarea principal es destruir el juego del rival, se gane el Balón de Oro?
En los últimos veinte años, el premio más importante al que aspira un futbolista se ha repartido entre goleadores —principalmente Lionel Messi y Cristiano Ronaldo—, algunos centrocampistas creativos y solamente un defensor, el italiano Fabio Cannavaro, quien lo obtuvo en el 2006 después de haber conquistado el Mundial que se disputó ese año en Alemania.
Sin embargo, en este 2021, hay una candidatura por ahora mediática a la que muchos jugadores, técnicos, periodistas e hinchas se unen: la de querer que ese galardón se lo quede N’Golo Kanté, el eje de la zona media del Chelsea inglés, que el sábado pasado conquistó la segunda Liga de Campeones de su historia, en parte, gracias al impecable trabajo que hizo el carismático recuperador francés, que habla poco, pero hace mucho.
Para hacerse a una idea de lo que es su trabajo, podría decirse que N’Golo es un radar de 1,68 de estatura que jamás se cansa de correr hacia donde quiera que esté la pelota. “El 71 % de la tierra está cubierto por agua, el resto por Kanté”, escribió la cuenta de Twitter del conjunto londinense después de haber levantado su segunda ‘orejona’.
El elogio no es para nada una exageración. Según estadísticas, el centrocampista de 30 años recuperó 73 balones en los 13 partidos que disputó en esta edición de la Champions. Muchas de esas intercepciones ocurrieron en la final frente al Manchester City, que nunca pudo sobreponerse al trabajo brillante del galo, que se ganó el reconocimiento y los aplausos de todo el planeta.
De recoger basura a la gloria
La historia de Kanté comenzó en Geraniums, uno de los barrios más pobres de París. Ahí, el pequeño N’Golo trabajó recogiendo basura en las calles para ayudar con los gastos a sus padres, inmigrantes de Malí que habían llegado a Francia buscando una mejor vida.
El trabajo se convirtió en una obligación para él a los once años, cuando su padre falleció y lo dejó con la gran responsabilidad de ser el que llevaba un sustento a la casa.
Aunque su sueño siempre fue jugar fútbol, en su infancia fue muy difícil que alguno de los grandes clubes de ese país se fijara en él a causa de su baja estatura, algo que lo desmotivó en más de una oportunidad.
Pero el volante no se rindió y fue así como fue descubierto en el 2010 por el Boulogne, un modesto club de las divisiones del descenso francés que le dio la oportunidad de entrenar con una de las categorías juveniles.
Kanté debutó allí como profesional en el 2012, dejando buenas sensaciones en los minutos que tuvo.
Hasta que en el 2013 pasó al Caen, con el que jugó dos temporadas siendo clave para que el equipo lograra el ascenso.
Ahí no solo comenzó a hacerse conocer como futbolista, sino también como persona. Su discreta manera de ser y su sonrisa blanca y tímida llamó la atención del futbolista brasileño Felipe Saad, quien de inmediato quiso tenerlo entre sus amigos.
En una entrevista reciente, Saad contó que invitó a Kanté a su cumpleaños y que se llevó una gran sorpresa.
“Llegó a mi casa con una caja de bombones y muy avergonzado. Luego me contó que no sabía qué regalarme porque nunca lo habían invitado a un cumpleaños. Es una persona con un corazón muy grande”, indicó.
Finalizando la temporada 2014-2015, N’Golo fue el futbolista que más balones recuperó en toda Europa, algo que llamó la atención del técnico italiano Claudio Ranieri, que hizo que el Leicester inglés pagara 10 millones de dólares por él.
El francés llegó a Inglaterra en silencio para luego darse a conocer como el estandarte del mediocampo de los ‘foxes’, que de manera inédita se consagraron campeones de la Premier League por primera vez.
Kanté fue escogido como el mejor jugador del campeonato y por eso llamó la atención del Chelsea, que desembolsó 38 millones de dólares para sumarlo a sus filas.
En suelo británico, además, es conocido por algo insólito en casi todos los futbolistas famosos: conduce desde el 2015 el mismo carro, un Mini Cooper que lo conquistó a su llegada a Leicester. “Por favor, compra un auto nuevo”, le dicen sus compañeros, pero él solo sonríe de forma penosa, como casi siempre.
A nivel deportivo, además, el volante, cumplió el sueño de vestir la camiseta de Francia, con la que ganó el Mundial de Rusia 2018.
“Ganar una Copa del Mundo vistiendo la camiseta de tu país es lo más hermoso que te puede pasar”, diría Kanté tras el triunfo 4-2 en la final ante Croacia.
Rendidos ante él
Las grandes personalidades del fútbol llenan de elogios a Kanté, quien con el Chelsea también ya ganó la Europa League en el 2019.
“No creo que haya un jugador más importante en el mundo para su equipo que N’Golo Kanté. Él conduce al Chelsea”, afirmó el exvolante inglés Joe Cole.
Paul Pogba, centrocampista del Manchester United y compañero de Kanté en la selección francesa, opina que su compatriota debe ser “el jugador más querido de la historia”.
“No es posible detestarlo. Es amable, profesional, y cuando digo profesional, es que nunca se queja. Lo tiene todo, es bueno técnicamente y con buena habilidad de pase”, dijo.
Por su calidad como persona y su carácter incansable como jugador, Kanté ya ganó el Balón de Oro más importante: el cariño de la gente.
Se viene la Eurocopa
El próximo reto de Kanté será ganar la Eurocopa 2021 con Francia, que es favorita a quedarse con el título por su gran nómina.
El volante quiere sacarse la espina del 2016, cuando el combinado galo perdió la Euro en condición de local frente al Portugal de Cristiano Ronaldo.
Los franceses, en la fase de grupos, se volverán a enfrentar a los lusos. Alemania y Hungría completan su grupo.
Su debut será el próximo 15 de junio en Múnich frente a los teutones.