Ronald Koeman llegó a un Barcelona a la deriva tocado por el anuncio de la salida de Leo Messi, nueve meses después su juego convence, opta a Copa y Liga y ha devuelto la sonrisa al astro argentino, listo para el clásico el sábado ante el Real Madrid.

El Barcelona actual no tiene nada que ver con el equipo que Koeman se encontró el verano pasado.

Dolidos por el 8-2 encajado ante el Bayern de Múnich en cuartos de Champions en agosto y sacudidos por la petición de salida de Messi, que luego dio marcha atrás, el equipo inició a trompicones la temporada.

Sin fichajes de relumbrón y con un bueno puñado de jóvenes, Koeman se puso a la tarea de construir un equipo mezclando la veteranía de los Gerard Piqué, Sergio Busquets o Messi con la frescura de los Frenkie de Jong, Sergiño Dest o Pedri.

"Me tengo que ganar a la gente y me he dado cuenta de que las cosas no vienen fácilmente. Creo que hay que tomar decisiones, hay que hacer cambios, hay que dar confianza, hay que dar oportunidades a los jóvenes y hay que valorar después de un tiempo", decía Koeman a la revista del Barsa en diciembre.

Por entonces, el Barcelona se encontraba a once puntos del líder liguero, el Atlético de Madrid, y muchos lo situaban fuera de la carrera por el campeonato, pero la Navidad y el nuevo año cambiaron las tornas.

'Seriedad'
Aunque perdió la final de la Supercopa de España ante el Athletic de Bilbao y quedó eliminado en octavos de la Champions por el PSG, la imagen mostrada ante el equipo francés en París dio ánimos a los azulgranas.

Koeman "está construyendo un equipo renovado y con talento que sabe jugar muy bien a fútbol" , afirmaba tras ese encuentro el director adjunto de Mundo Deportivo, Josep M. Artells.

Su llegada "fue un gran acierto y está haciendo las cosas muy bien", decía ya Messi en diciembre en una entrevista con la televisión La Sexta, precisando que "hubo una idea de lo que pretende y de lo que quiere para su equipo".

La fortaleza en el centro del campo donde se unen la experiencia de Busquets con la frescura de De Jong, unido a la efectividad del argentino, bien asistido por Jordi Alba y el joven Pedri, además del resurgimiento de Ousmane Dembélé, han enderazado el rumbo del Barsa.

El sábado el Barcelona se enfrentará al Real Madrid con la posibilidad de ser líder liguero, algo con lo que ni soñaban los aficionados culés hace sólo unas semanas, y a unos días de enfrentarse al Athletic de Bilbao en la final de la Copa del Rey el 17 de abril.

Ganar en 'territorio blanco'
"El Barsa que está construyendo Koeman está capacitado para lograr el triunfo en territorio blanco", escribió Lluis Mascaró en Sport el jueves.

Y al frente un Leo Messi que ha recuperado la sonrisa con la revitalización de su equipo, mientras sigue deshojando la margarita.

A apenas tres meses de que finalice su contrato con el Barsa, el astro argentino mantiene la incertidumbre sobre su renovación, aunque la llegada de Laporta, su participación por primera vez en unas elecciones azulgranas y los buenos resultados hacen soñar a los 'culés' con que este no sea el último clásico del '10'.

El jugador que más trofeos y más veces ha defendido la camiseta azulgrana, sigue tirando del equipo con su efectividad de cara al gol.
El astro argentino, que acumula siete trofeos al mejor artillero liguero, es el actual mejor goleador del campeonato con 23 goles de los que ha marcado 12 en sus últimos diez encuentros de Liga.

El sábado tiene una nueva oportunidad para aumentar su cuenta y, tal vez, hacer líder liguero a su equipo.