River Plate cerró un 2018 inolvidable, por la conquista histórica de la Copa Libertadores ante su eterno rival Boca Juniors, firmando el tercer puesto del Mundial de Clubes con un cómodo triunfo en la final de consolación ante Kashima (4-0).
River se quedó sin la final del Mundial deseada, medir fuerzas ante el todopoderoso Real Madrid y poner en valor su crecimiento, pero regresa a Buenos Aires recuperando la alegría para festejar al fin la Libertadores. Marcelo Gallardo tiró de fondo de armario y los suplentes le respondieron ante un Kashima tan voluntarioso como falto de pegada.
Con siete novedades en su once, el conjunto argentino buscó el triunfo desde el inicio. Promediando el primer tiempo las fuerzas se habían igualado y el arquero Germán Lux respondía, con mano abajo firme, a un disparo ajustado de Serginho.
Cuando aparecían las dudas argentinas las resolvió de un testarazo inapelable Zuculini a los 24 minutos. Acababa de entrar el portero suplente Sogahata y solo pudo ver como el balón golpeaba el poste antes de colarse en su portería.
A Borré le anularon un golazo por fuera de juego por milímetros, y Lux extendió su papel de protagonista principal del duelo, salvando un mano a mano ante Shoma Doi superada la hora de partido. Ahí murió el duelo.
Una gran acción de equipo de River, la culminó con un gesto repleto de calidad Julián Álvarez que recibió de espaldas, se giró y dejó un balón perfecto a la llegada de Pity que sentenciaba de zurda. La goleada llegaba con un tanto de penalti de Santos Borré y la despedida con golazo del Pity con balón picado que llovió del cielo a la red sobre la hora.
El otro colombiano de River, Juan Fernando Quintero, ingresó en el segundo tiempo y tuvo una opción de gol que desperdició.