Por Juan Carlos Pamo Sánchez - Reportero de El País
Desde los 7 años, Isabella Arcila encontró en el agua su complemento ideal para escribir su brillante y exitosa historia en la natación.
La deportista caleña inició en esta disciplina en el club de la Corporación para la Recreación Popular, CRP, que le abrió sus puertas, para su etapa formativa y luego convertirla en la reina de la natación colombiana.
A los 29 años, Isabella cerró su reinado histórico en la natación colombiana representando al Valle del Cauca en los Juegos Nacionales del Eje Cafetero, donde se colgó seis medallas doradas y dos de plata, ratificando que es la mejor nadadora del país y se va de las piletas dejando un gran legado para las nuevas generaciones.
“Llegar al retiro después de tantos años de carrera deportiva es terminar un ciclo completo en mi vida. Quería despedirme con broche de oro y fue algo especial porque teníamos metas como departamento para ganar las justas y, en lo personal, ser la atleta con mayor número de medallas de oro; haber logrado estas metas fue la mejor manera de decir adiós”, confiesa Isabella.
Con la selección vallecaucana de natación, Isabella sumó 21 medallas de oro ganadas en cinco participaciones en los Juegos Deportivos Nacionales, convirtiéndose en una de las atletas de la región más laureadas.
“Hemos pasado por varias lesiones, emocionalmente ya no tengo la misma disposición para continuar en el proceso, y para ser justa con la natación, no puedo dedicarme a esta actividad sino puedo entregarle el ciento por ciento de mí. Prefiero retirarme y descubrir quién soy por fuera del deporte”, explica la nadadora sobre los motivos que la llevaron a tomar la decisión de no seguir compitiendo.
La deportista caleña participó en su segunda olimpiada, en Tokio 2020, con la delegación colombiana y en su especialidad, la prueba de los 50 metros libres, registró un tiempo de 25.41, que la ubicó en el puesto 27 de la clasificación general.
Y fue precisamente la prueba de los 50 metros espalda la que sirvió para marcar su retiro hace solo unos días en las piscinas de la villa olímpica de Pereira.
“Mi última vez en la piscina fue bien especial. Mi madre es de Pereira, sabía que mi familia que vive en esa ciudad estaba allí presente para apoyarme, recibir el calor de las familias de mis compañeros; estuvieron dirigentes como Dilian Francisca Toro, gobernadora electa del Valle, y Clara Luz Roldán, la gobernadora saliente del departamento, quienes han sido fundamentales para el apoyo de nosotros los deportistas; entonces, me sentí muy acompañada. Disfruté desde el primer momento que nos llamaron para la prueba, tuve la presión por ganar, nadé como siempre lo he hecho y al final poder triunfar y cantar el himno del Valle en lo más alto del podio fue algo maravilloso. Estoy agradecida con la vida por permitirme tener esta experiencia”, indica.
Tras levantar los brazos en señal de la última victoria de su carrera, en Isabella afloraron los sentimientos de nostalgia por dejar la actividad que le hizo ganar un gran reconocimiento nacional.
“Hubo lágrimas, claro que sí. En el momento en que toco la pared en el fondo de la piscina, hubo lágrimas cuando canté el himno del Valle en el podio y hubo lágrimas toda esa noche porque fueron 22 años de una linda carrera donde hubo muchas cosas: alegrías, tristezas, viajes, nuevas personas, y es cerrar un capítulo de mi vida, la única versión de mí que yo conozco, y lo dejo en paz y con amor”, expresa Isabella.
A nivel internacional, Isabella tuvo una destacada trayectoria deportiva, sobre todo en el continente americano.
En los XI Juegos Suramericanos de Cochabamba, Bolivia 2018, la nadadora se colgó tres medallas de oro.
“Me llevo en mi corazón los Juegos Centroamericanos de 2018 porque fue el evento donde hice mis mejores tiempos personales; además, porque venía de un ciclo olímpico bien productivo y en esos juegos alcancé cuatro medallas de oro, cuatro récords nacionales, cuatro récords de las justas y clasificación a Juegos Olímpicos. Fue muy especial porque se compitió en casa, con las tribunas llenas y fue muy bonito para mí”, acota Arcila.
Aunque se va con la satisfacción del deber cumplido por todo lo que le dio al Valle y a Colombia en materia de resultados, Isabella le quedó algo pendiente en su rica trayectoria y fue haberse colgado una presea olímpica.
“Tal vez lo único que me faltó ganar fue una medalla olímpica. Lo soné desde que vi a Mariana Pajón y a Caterine Ibargüen, ver que ellas lo hicieron y yo lo sentía posible dentro de mí, lo intentamos, me hubiera encantado darle esa alegría al país, pero en esa lucha aprendí otras cosas en lo personal”, comenta.
Isabella tiene como nuevo proyecto, seguir vinculada al deporte, pero desde las áreas administrativas, ejerciendo la carrera profesional de negocios internacionales y la maestría en administración de empresas que estudió en los Estados Unidos, país donde tiene planeado continuar con su vida.
“En el futuro cercano deseo seguir descubriendo quién soy. Una de las cosas que tengo claras es regresar a los Estados Unidos, donde tengo mi vida; ya hace más de diez años que vivo allá, empezaré a trabajar, quiero ser madre en un futuro mediano, eso me hace mucha ilusión. También quiero hacer otras cosas que antes no había podido por la natación como viajar, explorar nuevos ‘hobbies’ y echar raíces en un solo sitio”, puntualiza Isabella.
La carrera de esta figura de la natación colombiana sin duda que es una gran enseñanza para las nuevas generaciones del deporte en el país.
Isabella Arcila se ganó el título de la reina de la natación colombiana y ella es consciente del legado que deja tras su retiro.
“Que me consideren la reina de la natación en Colombia tiene un significado muy especial para mi. Es algo que me gané por mi esfuerzo, mi entrega, mis logros y representa que puedo ser una inspiración para las nuevas generaciones y que se atrevan a soñar aún más grande y puedan llegar mucho más lejos que yo”, concluye la inolvidable Isabella Arcila.