Edwuin Cetré, el delantero caleño conocido como ‘Kevin De Brownie’, se ha ganado el corazón de la hinchada del club argentino Estudiantes de La Plata con su talento. Desde su llegada, ha sumado tres goles y cuatro asistencias, entre la Copa Argentina, la Liga Argentina y la Copa Libertadores.
Inició su carrera en el exterior, militando para Rocha, de Uruguay, donde debutó. En su paso por el balompié mexicano, ganó reconocimiento en Santos Laguna. Luego pasó por el Junior, de Barranquilla, y el Independiente Medellín, antes de jugar en su actual club.
Sin embargo, detrás del dominio del balompié y los pasos de rumba, hay una historia de vida marcada por la superación. Como él mismo ha contado, el fútbol se convirtió en un escape ante la cruda realidad que lo rodeaba en el barrio Mariano Ramos, en la capital del Valle.
En diálogo con SEMANA, el atacante colombiano de 26 años recordó su infancia. La ausencia de su papá, el paso de su mamá por la cárcel y el asesinato de sus tíos fueron algunas de las situaciones dolorosas que atravesó en esa época.
“Hay cosas que no dije en el pasado sobre mi barrio, pero tampoco miento que el peligro de los barrios está en todo lado, pasa en Medellín, Bogotá, Cali. Armas, drogas y peligros hay en todo lado. Mi niñez fue muy difícil, pero también muy linda”, dijo Edwuin, quien siempre recuerda el barrio con cariño.
Su mamá biológica tuvo una vida difícil, pues dio a luz a los 13 años y tiempo después terminó en la cárcel. “No disfrutó su infancia por cuidarme a mí. Tuvo una pareja que no era mi papá porque a mi papá no lo conozco. Tomó sus decisiones por cuenta de ella, se equivocó al irse con un novio y la metieron a la cárcel, por vivir donde él”, contó Cetré.
Según ‘Kevin De Brownie’, el novio de su mamá traficaba droga en la casa y en un allanamiento de la Policía, ella fue capturada. “Volvió a la casa del tipo, tal vez enamorada y ahí sí le tocó irse a la cárcel. Pasó casi tres años ahí, yo iba pequeño a visitarla”, añadió.
A pesar de esa dura etapa, no la juzga ni le guarda rencor y, por el contrario, hoy en día tienen una buena relación. “Mi mamá vive con mi hermanita y mi abuela ahí en el barrio. Nos escribimos, siempre ella está pendiente de las vacaciones para vernos todos”, mencionó Cetré.
Tampoco recuerda con dolor la ausencia de su papá, a quien nunca conoció. La principal figura paterna en su infancia, era su abuelo, quien lo llevaba a los entrenamientos en Boca. Y más adelante, Ricardo Banguero, con quien jugó futbol desde pequeño, se convirtió en su tutor y en “otro papá”.
Aunque vivió con sus abuelos, tíos y mamá, las circunstancias lo llevaron a tener otra familia. “Mi abuelo y abuela se separaron y eran los que manejaban el hogar y yo mantenía mucho en la casa de los vecinos, otra familia. Me quedé mientras se acomodaban y ahí conocí a la que llamo mi mamá de crianza. Aún le digo mamá, me da la bendición cada que salgo”, contó sobre la familia de crianza que le ayudó a “enderezar” su cabeza.
También recordó el asesinato de los hermanos de su mamá, quienes jugaban fútbol en centro y defensa. “A mis tíos los mataron en el barrio. Mi abuelo me cuenta que eran muy, muy buenos, pero el barrio se los llevó por el camino que no era. En esa época era otra cosa el barrio que ha crecido y cambiado mucho”, dijo.
“El barrio es muy futbolero y a mí siempre me gustó. Todo el tiempo estábamos jugando en la calle y Diosito me dio la oportunidad”, aseguró Edwuin, quien ahora es un orgullo para la gente de Mariano Ramos, el barrio que está siempre en su corazón.
“Me encanta ir, amo mi barrio, cada que puedo me voy a recargarme de la humildad de la gente, de la energía positiva de la gente. Yo nunca pierdo el centro de lo que viví ahí, no me olvido de cómo me costó salir. Si lo hago, estaría errado”.