La alegría por una nueva victoria de la Selección Colombia y el buen momento que atraviesa el conjunto de Néstor Lorenzo no siempre es controlada por los aficionados, como ocurrió hace pocos minutos.

Este sábado se jugó en Landover, Maryland, un nuevo amistoso internacional contra la Selección de Estados Unidos, la cual terminó con goleada 5 a 1 para los cafeteros, con goles de Jhon Arias, Rafael Santos Borré, Richard Ríos, Jorge Carrascal y Luis Sinisterra.

Un niño que también ingresó al campo fue retenido por los cuerpos de seguridad del evento. | Foto: El País

Al finalizar el compromiso, como es costumbre, los jugadores de ambos seleccionados permanecieron por algunos minutos en el campo de juego saludándose, hablando con sus rivales, atendiendo a los medios de comunicación y demás.

En ese momento, algunos aficionados colombianos decidieron saltar de las tribunas del Commanders Field (o FedExField, por cuestión de patrocinios) e invadir la cancha para obtener una foto de sus futbolistas favoritos, una firma o siquiera tocarlos y expresarles su admiración.

Una grabación que fue subida a redes sociales por el periodista Pipe Sierra muestra a uno de esos hinchas que entraron al campo, sin embargo, el joven no llegó hasta los jugadores colombianos ya que fue detenido por los cuerpos de seguridad dispuestos para el compromiso.

La Selección Colombia goleó 5 a 1 a Estados Unidos en juego amistoso. | Foto: 2024 USSF

En las imágenes se percibe que entre cuatro guardas, todos ellos de gran tamaño, sujetaron al joven que cayó al suelo. Luego lo levantaron para llevárselo del campo, pero lo más fuerte vino después.

Un niño también entró al campo, pero un efectivo de seguridad lo agarró, lo levantó y luego lo tiró contra el suelo con fuerza. El menor solo pudo rodear su brazo sobre su rostro, en señal de dolor por la agresión.

Aunque la seguridad de estos eventos es robusta y está contra la legalidad invadir el campo de juego, algunos usuarios en las plataformas digitales señalaron que no fue la mejor manera de tratar a los aficionados, sobre todo al niño. Muchos otros consideraron que fue un ejercicio pleno de autoridad.