La polémica por el beso en la boca a la jugadora Jenni Hermoso está poniendo a prueba la resistencia de la que el presidente de la Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, ha hecho prueba en toda su carrera, saltando del césped a la lucha sindical y luego a los despachos federativos.
“Rubi”, como dice que le llaman sus amigos, pasó por varios equipos de divisiones inferiores, pero su mejor momento como futbolista fue en el Levante, antes de finalizar su carrera en Escocia en el Hamilton Academical en 2009.
“Era un defensor moderno, físicamente muy fuerte. Le gustaba atacar. Siempre fue un modelo de entrega, leal con todo el mundo”, decía de él Manolo Preciado, el técnico del Levante con el que subió a Primera División.
Rubiales siempre destacó por su garra y perseverancia hasta el punto de que era conocido como “Pundonor Rubiales”.
Huelgas
En el Levante, en el que jugó entre 2003 y 2008, acabó convirtiéndose en defensor de sus compañeros en la lucha por sus derechos ante los impagos del club, sacando una vena activista tal vez heredada de su padre, del mismo nombre, alcalde socialista de Motril a mediados de los años 1990.
El equipo se puso en huelga, pero los jugadores cobraron sus salarios, animándole tal vez a luchar por sus compañeros desde el sindicato de futbolistas AFE, del que fue presidente entre 2010 y 2017.
Su combatividad al frente del AFE le llevó a convocar dos huelgas en 2011 y 2015 en defensa de los futbolistas. Logró que se aprobara un fondo de garantía salarial para cubrir impagos y que La Liga pagara a la asociación un porcentaje por los derechos de televisión.
De aquella época datan sus primeros encontronazos con el presidente de La Liga, Javier Tebas, que han seguido con Rubiales ya en la presidencia de la Federación, a la que llegó en 2018.
“Creo que no está capacitado para el cargo de presidente de la RFEF”, llegó a decir Tebas de Rubiales, que ganó en las elecciones a Juan Luis Larrea, el candidato continuista de Ángel María Villar, el presidente que durante décadas rigió el fútbol español.
“Luego vengo, porque voy a ganar seguro”, había lanzado Rubiales a los periodistas antes de la votación que le encumbró, en una muestra de la seguridad en sí mismo de este licenciado en derecho, divorciado y padre de tres niñas.
Al frente de la RFEF, este extrovertido presidente conocido por su hablar muy directo y no esconder sus emociones, ha avanzado entre progresos en la gestión del fútbol español, enfrentamientos con La Liga y escándalos.
Cesar al seleccionador
Su increíble decisión, apenas llegado al cargo, de cesar al seleccionador Julen Lopetegui dos días antes de iniciarse el Mundial de 2018 dio una muestra de la firmeza con que quería dirigir la institución.
Rubiales se declaró “indignado” en una comparecencia en abril de 2022 para hacer frente a la que tal vez fuera la mayor polémica de su mandato hasta ahora, alegando que las publicaciones periodísticas sobre el caso habían salido de un pirateo de su teléfono.
Pero Rubiales también ha aumentado los ingresos y los patrocinios de la Federación y tratado de mejorar las condiciones del fútbol de categorías inferiores, lo que le ha valido el apoyo de las federaciones territoriales.
“Lo que ha hecho es dar un giro copernicano. Ha puesto una institución del siglo XIX en el siglo XXI”, decía el presidente de la Federación Aragonesa, Oscar Fle, a Radio Marca hace un año.
Triplicó el presupuesto para el fútbol femenino hasta los 406 millones de euros (438,9 millones de dólares) en 2022, pero también hizo frente a la ‘rebelión de las 15′ que reclamaban mejoras estructurales, apoyando al seleccionador Jorge Vilda.
Una apuesta que le salió bien con el gran éxito del Mundial femenino, que celebró de una manera que ha puesto su presidencia en el filo de la navaja.
*Con información de la AFP.