Desde el humilde pueblo de Herradura, donde curtió su colosal cuerpo trabajando en el campo, el cubano Mijaín López se hizo este martes con un lugar único en el Olimpo de los Juegos al lograr el récord de cinco oros consecutivos.
El martes, en el estadio Campo de Marte, con la Torre Eiffel de testigo, Mijaín ganó la final de los 130 kilos de la lucha grecorromana al chileno de origen cubano Yasmani Acosta y se erigió en el primer deportista en conquistar cinco oros olímpicos de una misma prueba individual.
Además, segundos después de conocer que era el ganador de la competencia se inclinó en el campo de batalla, se retiró sus zapatillas, las exhibió al público y las dejó en medio del círculo que demarca el área de la lucha; símbolo que representa el retiro de un deportista en su disciplina, por lo que sorprendió a todos los espectadores.
De esta manera, superó los cuatro oros logrados por los nadadores Michael Phelps (200 m estilos) y Katie Ledecky (800 m libre), los atletas Carl Lewis (salto largo) y Alfred Oerter (lanzamiento de disco), todos ellos estadounidenses, por el danés Paul Elvstrom (vela) y la por japonesa Kaori Icho (lucha).
A sus 41 años, el “Gigante de Herradura” volvió a exhibir en París la formidable potencia física, alta maestría deportiva e inusual velocidad que lo convirtieron en un luchador único, sin mostrar una sola huella de los tres años que llevaba sin competir.
Biológicamente “joven”
En sus entrenamientos en Croacia y Bulgaria, el titán de casi dos metros peleó con la mayoría de los rivales que competían en la capital francesa, todos más jóvenes que él.
“A todo el mundo le preocupa mucho la edad, pero la edad también suma experiencia”, advirtió su preparador, Raúl Trujillo, quien ya lo guió a las medallas de oro en Rio y en Tokio. Mijaín “tiene una edad biológica de un atleta joven”, remató.
Trujillo tampoco se mostró preocupado por el peso (130 kg), que López siempre ha considerado su principal desafío, pues “tiene un apetito insaciable”, según Leonor Núñez, su madre.
En Herradura, un pueblo rural 140 km al oeste de La Habana, donde nació y es venerado, López curtió su físico trabajando en el campo con su padre y descubrió su pasión por el deporte de los tackles, incluso antes de que un profesor de lucha lo descubriera a los ocho años.
De niño, sus hermanos Misael y Michel, que practicaron remo y boxeo, intentaron animarlo a subir al ring, pero “nunca” le gustó, contó en la entrevista.
En su camino a París, debió superar el momento más difícil de su vida, la muerte a finales de 2023 de su padre, Bartolo López, a quien definía como su “principal rival”. “Él sabe, dondequiera que esté, que dejó un soldado que va a dar siempre lo máximo para obtener ese resultado”, apuntó.
*Con información de la AFP.