Redondo, Carboni y Ángel, representantes de tres dinastías con apellidos ilustres, llenos de goles y gloria, quieren seguir el legado de sus padres en el Mundial Sub-20 de Argentina.
Hecho a imagen y semejanza de su papá, Fernando Redondo, Federico controla el balón en el medio del campo, se posiciona de la mejor manera para entregarlo y se deshace de él con elegancia.
El centrocampista nació en 2003 en la capital de España, cuando el “príncipe” estaba en pleno periplo de su carrera por Europa, primero en Tenerife, luego en Real Madrid y finalmente en el AC Milán.
Igual que su padre, Federico está dando sus primeros pasos en Argentinos Juniors. Hoy imita a su referente vistiendo la camiseta albiceleste en el Mundial. Ya ha jugado tres partidos, uno de ellos como titular, y hace méritos para abrirse un espacio en el 11 inicial en los octavos de final el miércoles ante Nigeria.
El parecido físico y de estilo con la distinguida figura de Fernando Redondo hacen que Federico atraiga miradas. Antes de la Copa del Mundo habló al diario Olé sobre su influencia.
“Algunas cosas sí le he copiado, por ejemplo la personalidad que él tenía, algo que siempre yo admiré”, dijo. Cada vez que puede recalcar las cualidades que más le admira: “La personalidad de siempre hacerse cargo, que en los partidos difíciles agarre la pelota. Era un gran líder y eso me pone muy orgulloso”.
La prioridad de Carboni
Valentín Carboni tiene sangre ‘futbolera’. El papá del 10 de la selección de Javier Mascherano, Ezequiel Carboni, debutó en Lanús en 1998, pero se hizo nombre en el Viejo Continente en el Catania italiano (2009-2011).
Cuando Valentín jugaba en las divisiones inferiores del ‘granate’ como su papá, el Catania echó mano de él como una joya a pulir para el futuro. El rossazzurri también se llevó a su hermano Franco.
En tierra italiana se hizo adulto, aunque Argentina nunca les quitó la mirada y los hizo parte de las selecciones juveniles. Valentín jugó en la Sub-17 y ahora en la Sub-20. En el Mundial ya anotó un gol y es piedra fundamental del ataque.
“La AFA (Asociación de Fútbol Argentino) tiene un gran trabajo de scouting (ojeadores) en Europa. La verdad es que los dos están orgullosos de ser integrantes del seleccionado argentino”, dijo ‘el Kely’ Ezequiel Carboni a Radio La Red.
Según el faro de la familia, Valentín (18 años) mismo priorizó a Argentina pese a haber podido representar a Italia. Mascherano fue fundamental en esa decisión, según contó.
El ángel Tomás
Cuando jugaba en Atlético Nacional de Colombia (1993-1997), el exdelantero Juan Pablo Ángel solía celebrar los goles corriendo hacia la tribuna y estirando la camiseta para mostrar el escudo del ‘verdolaga’.
En 2023 su hijo Tomás, casi idéntico físicamente aunque más bajo, repite el gesto.
El heredero de los Ángel, que nació en Birmingham cuando Juan Pablo jugaba para el Aston Villa, llegó a última hora a la convocatoria cafetera, tras quedar afuera del Sudamericano Sub-20 de inicios de año por aparentemente por mala relación con algunos de sus compañeros.
En el Mundial ya lleva un gol, ante Japón, fundamental para que Colombia avanzara como primero en la fase de grupos.
Los medios se abalanzan sobre él gracias al recuerdo dorado que dejó su padre en el River Plate. Por ahora no podrá jugar en el Monumental, donde ‘Angelito’ se hizo eterno, pero en el Bicentenario de San Juan busca llevar a su equipo a los cuartos de final el miércoles contra Eslovaquia.
Ante los medios de la FIFA, Tomás se jactó de su padre, que nunca anotó en una Copa del Mundo. “Voy con un gol en un Mundial (...) él no pudo”, dijo.
Fuera de las bromas reconoce el ejemplo de su papá: “Yo creo que es algo que cualquier niño puede soñar, tener una guía como esas, muy contento la verdad y ahí voy”, añadió.
Con información de AFP.