El epitafio para cuando ya no esté dando lora en este mundo lo tiene bien clarito: “Aquí yace Marino Millán: ni durmió, ni dejó dormir el hijueputa”.
Así, de manera jocosa, el mismo Marino 'retrata' en una frase lo que ha sido parte de su vida y la forma como quiere que lo recuerden.

Este curtido periodista vallecaucano de 67 años, bohemio, músico y escritor, que ha cubierto los certámenes importantes del fútbol, nacido en el barrio Saavedra Galindo de Cali, encontró desde muy niño la pasión por el periodismo.

“Me nació porque desde chico me gustó esto de informar a los demás, de buscar la noticia, de ver a grandes maestros... ya son 43 años en esta profesión que tanto me apasiona pese a que se ha 'perrateado' en los últimos tiempos”, señala.

Entre sus anécdotas inolvidables destaca una que lo marcó y que se dio durante la presentación de la Copa Marlboro, en Miami.

“El momento más impactante fue cuando estuve frente a Pelé. En ese torneo invitaron al Deportivo Cali de Redín y Valderrama, y la radio cubría todo; no como ahora, que doblamos hasta un partido del Sena. Terminó la presentación y nos preguntaron que quiénes querían tomarse una foto con Pelé. Cuando me tocó el turno, me encontré solo con Pelé en un salón, me acerqué, me extendió la mano, sentí un frío y una sensación extraña ante semejante monstruo”.

Ese fue uno de muchos viajes internacionales. “El primero fue a La Paz para un partido de Nacional en Copa Libertadores. Me tocó nada menos que transmitir para Todelar con Pastor Londoño, quien era el número uno de los narradores en 1977”.

No tiene la cuenta de cuántos países visitó por su trabajo, pero asegura haber ido 25 veces a Buenos Aires, conocer toda Suramérica y cubrir partidos y eventos en México, Estados Unidos y parte de Europa.

“Antes se viajaba por trabajo. Ahora hay que viajar, pero en una de esas excursiones de Belisario Marín y de vacaciones, porque a través de un medio de comunicación es difícil”, dice de manera categórica.

Marino recuerda que en su primera salida al exterior le fue tan bien, que la cadena lo tuvo en cuenta para siguientes eventos internacionales, codeándose con periodistas que ya tenían un nombre.

“Yo estaba muy joven y los referentes en ese tiempo eran Hernán Peláez, que todavía lo sigue siendo, Javier Giraldo Neira, Pastor Londoño y Jorge Eliécer Campuzano; y de Cali ya estaban Mao y Rentería”.

De aquella época a la de hoy, es mucho lo que ha cambiado. Ve con preocupación la crisis que atraviesa el periodismo, lo que le obligó a crear una emisora 'online' que es por donde emite sus programas.

“Lo laboral se lastimó mucho. Me tocó la época cuando trabajábamos por salarios buenos, con prestaciones sociales; pero vino el tema de los cupos con los que les pagan a los periodistas, los convirtieron en vendedores para poder ganarse unos pesos y eso no debería ser así”.

Dice además que de un tiempo para acá se abrió una puerta en la que ingresó mucha gente para ejercer el periodismo, sin preparación.
“Cuando no se exige una licencia o una tarjeta de periodista, llegan muchos a hablar o escribir así sea una chambonada. Es que cuando en un noticiero tienen una sección: 'El periodista es usted', ahí descalifican a los profesionales. Yo no he visto una sección que diga: 'El médico es usted', o 'el abogado es usted' o 'El arquitecto es usted'. Todo el mundo se considera periodista y se ha perdido ese gran valor de una profesión que es hermosa”, confiesa.

Del periodismo vallecaucano reconoce logros, pero también defectos muy claros.

“Me duele decirlo, pero aquí hay mucha mezquindad . A muchos colegas les cuesta reconocerles a otro su capacidad y sus logros. Eso se recrudeció más con las nuevas generaciones que miran a los mayores como si estuvieran en desuso, como si no pasara nada con ellos”, asegura.

En su larga carrera como comentarista, tiene claro el concepto sobre varios personajes del fútbol. De Francisco Maturana, por ejemplo, dice que “es el más grande de todos los tiempos del fútbol colombiano”.

A Gabriel Ochoa lo reconoce como “un adelantado, porque en mundiales vimos situaciones tácticas que él ya había proyectado en equipos colombianos”, y del 'Chiqui' García asegura que “es un tipo controvertido, pero con una época exitosa en Millos”.

Cuando no está en programa o en alguna transmisión, Millán saca a relucir su otra 'pasión': la noche.

“Soy bohemio, pero nunca borrachín ni vagabundo”, aclara. Y reconoce que le tiene un cariño muy especial a la noche. “Yo trabajo hasta las 3 o 4 de la mañana porque me encanta hacer mis cosas después de las 9 de la noche. Soy noctámbulo, pero responsable. Yo salía mucho a discotecas, me sentaba en la barra a ver bailar, a tomarme mis tragos y a hablar mierda con los amigos, pero jamás llegué borracho o enguayabado a una transmisión”, asegura.

Eso sí, confiesa que en el fútbol conoció colegas y jugadores vagos. “A mí no me sacaban en hombros como César Rincón, pero sí vi a muchos colegas y jugadores bien prendidos. En una discoteca que quedaba en la autopista con 66, yo iba para el baño y de allí venía saliendo Martín Zapata (qepd). Apenas me vio me dijo: ¡Uy, Marino!, no me has visto. Y yo le dije: ‘No te conozco’. Nunca hablé de eso”.

Con ese estilo de vida, entre el periodismo deportivo y la noche, Marino tuvo tres matrimonios, siete hijos y nueve nietos.

“Lamentablemente uno de mis hijos siguió mis pasos. Yo no quería, pero se me fue colando y cuando quise ver, ya estaba adentro. Ya hasta me manda”, señala en medio de una carcajada.

Marino dice que la cuarentena le vino bien porque permanece en casa y allí puede hacer muchas más cosas que antes no hacía.

Una de ellas es el libro 'Mis errantes vivencias', que no tiene nada que ver con el periodismo deportivo y mucho menos con el fútbol, y que ya está en el mercado.

Dice que el próximo año lanzará otro libro y que seguirá al frente del periodismo porque por ahora no vislumbra el retiro.

“No sé cuándo me voy porque cuando lo haga me voy del todo. Nací para esto y de pronto me quedo, tengo mi empresa de emisoras 'online', genero empleo y sigo disfrutando del periodismo”, expresa.

Así es Marino Millán Moscoso, el periodista, el bohemio, el escritor, el amigo de la noche, el hombre que no duerme ni deja dormir como quiere que pongan en su epitafio, el que disfruta de sus nietos y el comentarista que, a pesar de los años, sigue siendo referente para las nuevas generaciones.

Datos
Marino Millán ha trabajado en las grandes cadenas nacionales: Todelar, RCN y Caracol.

Ha compartido micrófonos con experimentados periodistas de la región como Óscar Rentería, Mario A. Escobar y Reinaldo Barco.

También ha sido comentarista de grandes narradores. Pastor Londoño, Jorge Eliécer Campuzano, Benjamín Cuello, Rafael Araújo, algunos de ellos.