Nunca un debut suyo en un torneo se había asomado en la carrera de María Camila Osorio con tanta expectativa como el de este domingo en el Abierto de Australia, el primer ‘grand slam’ de la temporada del tenis mundial.
Y la expectativa corre por cuenta de varios factores. Uno de ellos, las secuelas del Covid-19 en María Camila, que estuvieron a punto de marginarla de la gran competencia en Melbourne. Otro, el debut de la mejor raqueta femenina de América Latina en Australia, cuya carrera cada día va en ascenso para la felicidad propia y del deporte colombiano. Y un último aspecto: la rival, la japonesa Naomi Osaka, exnúmero uno del mundo y defensora del título en el torneo oceánico.
Si los colombianos queremos saber cómo está María Camila después del covid, los japoneses también desean conocer el nivel con que reaparece Naomi.
Para dimensionar la grandeza de Osaka, de 24 años, hay que decir que en su vitrina tiene los trofeos de cuatro ‘grandes’ —dos abiertos de Estados Unidos en 2018 y 2020, y dos abiertos de Australia en 2019 y 2021— y que durante 25 semanas fue la primera tenista del ranquin femenino mundial. Y no sobra agregar que es la deportista mejor pagada de todos los tiempos en el mundo, según la revista Forbes, que dio cuenta de sus ingresos por 60 millones de dólares solo el año pasado, 55 de ellos solo por patrocinio.
Antes de entrar en los terrenos de María Camila, quien atendió a El País desde Melbourne, adonde hace pocos días llegó la tenista cucuteña para competir en Australia, hay que poner en escena los antecedentes recientes de Naomi.
La japonesa llega al ‘grand slam’ tras cuatro meses sin pisar una cancha, debido al receso físico y mental que quiso tener en su carrera.
El 2021 fue un año crítico para Osaka. Luego de ser eliminada de los Juegos Olímpicos de Tokio y haber contado a la prensa que su salud mental era acosada por la ansiedad y la presión de los resultados, Naomi se dio un prolongado respiro que ahora la deja con aires nuevos para la competencia.
En Tokio, la joven jugadora vivió dos momentos contrarios. Uno pleno de felicidad cuando encendió el pebetero de los Juegos, un privilegio reservado solo para las grandes figuras del deporte, y otro de total tristeza y dolor, cuando, ahogada por el llanto, anunció aquello que la debilitaba en las canchas.
“Todo salió mal. He sentido por momentos que tenía todo el peso del mundo sobre mi espalda. Ha sido demasiado para mí. Esta derrota (en los Olímpicos) me ha hecho más daño que cualquiera”, narró entre lágrimas.
Así que Melbourne luce para Osaka como el escenario propicio para recuperar su grandeza en la cancha y darse cuenta de cuánto le sirvieron estos cuatro meses en que se ausentó de las competencias.
Si bien la situación de María Camila no fue tan grave como la de Naomi, la colombiana también pasó momentos de angustia.
La raqueta colombiana, de 20 años y número 53 en el ranquin mundial, tuvo que marginarse del Abierto de Melbourne y del Torneo de Adelaida en el país oceánico, previos a Australia, por haberse contagiado con Covid-19.
El pasado 4 de enero, en su cuenta de Instagram, la cucuteña publicó este mensaje: “Hola a todos. Espero que se encuentren muy bien. Hace unos días di positivo en la prueba de covid y no pude participar en el primer torneo de Melbourne. Tenía la ilusión de empezar mi temporada en Adelaida, pero no alcanzaré, así que vamos a esperar unos días y, con fe en Dios, intentaremos jugar el Australia Open. Yo me encuentro muy bien y con muchas ganas de volver pronto a la cancha”.
Consciente del reto que significaba competir por primera vez en el cuadro principal del ‘grand slam’ con que abre la temporada del tenis, María Camila decidió entonces cuidarse al máximo en Estados Unidos, donde se encontraba cuando se contagió, para tratar de exhibir lo mejor de su juego desde este domingo. Ya había tenido la oportunidad de competir dos veces en el ‘qualy’ de Australia y en ambas cayó. Esta vez anhela que la suerte sea distinta.
La primera raqueta de América Latina hizo un alto en sus días de entrenamiento y atendió a El País desde Melbourne.
¿Tuvo temor de no estar en Australia por culpa del covid?
La verdad es que sí estaba dudando un poco de si iba a jugar o no en Australia. Sucedió todo muy cerca a los torneos previos y no sabía si iba a dar el tiempo, pero por fortuna, y gracias a Dios, todo se dio como se tenía que dar. Inclusive, cuando estaba saliendo de Estados Unidos para Australia estaba muy nerviosa, no sabía si me iban a decir algo las autoridades por cuenta del covid para la entrada, pero todo fui muy tranquilo y lo importante es que ya estamos acá, listos para competir.
¿Cómo llega, tras las secuelas del covid, a este primer gran reto de la temporada?
Llego al primer torneo de la temporada muy feliz, obviamente. Primero, porque no sabía si iba a empezar el año con Australia, pero ahora que estoy acá me siento dichosa y con muchos deseos de aprovechar esta oportunidad. Llevo tiempo sin competencia, pero voy a dar lo mejor de mí una vez entre a la cancha y dispuesta a dejarlo todo allí.
¿Qué significa debutar ante Naomi Osaka, actual defensora del título en Australia y exnúmero uno del escalafón femenino en el mundo?
El partido contra Naomi va a ser duro, como todos los demás, va a ser mi debut, pero lo asumo como una final, porque ella es una gran competidora, con mucha experiencia. Pero también lo asumo como una gran oportunidad para mí. Quiero estar al máximo cuando tenga la chance de estar en la cancha y jugar. Y bueno, hay que esperar a ver qué pasa, pero llego con todas las ganas de afrontar ese partido.
Más allá de lo que pueda pasar en ese difícil juego contra la raqueta japonesa, ¿cuál es el reto de María Camila en Melbourne?
El reto es estar en cada partido. Por ahora, lo primero es concentrarme en el partido que se viene contra Naomi y de ahí en adelante ir mirando, si salgo vencedora. Estoy focalizada primero en este juego y después habrá otros retos.
Ya son cuatro ‘grandes’, con este, para María Camila en su carrera deportiva como profesional. ¿Qué ha aprendido la mejor tenista de América Latina en este trayecto?
Sí, he tenido la oportunidad de participar previamente en varios ‘grand slam’ y este sería mi primero en el cuadro principal de Australia. Creo que he aprendido muchas cosas, sobre todo a conocerme más en la cancha. Pero también me he dado cuenta de lo duro que es estar en el nivel de competencia ante las grandes figuras, las campeonas. He aprendido que cada partido, no importa la situación o la rival, es muy difícil. Siempre hay que estar luchando cada punto. Cada partido que uno juega a este nivel es una final.