En el deporte profesional pocas veces hay tiempo excesivo para celebrar un triunfo y eso lo vivió ayer María Camila Osorio.
En la tarde, la cucuteña de 19 años se convirtió en la tercera colombiana —y la más joven— en consagrarse campeona de la Copa Colsánitas WTA 250 de Bogotá, y en la noche viajó con su equipo hacia Charleston, Carolina del Sur, Estados Unidos, donde desde hoy afrontará un nuevo torneo.
Consciente de la situación, la pupila de Ricardo Sánchez, que hoy amanecerá en el puesto 135 del escalafón mundial, no desaprovechó ni un segundo para sonreír y no negó ninguna de las lágrimas que salieron de sus ojos por la emoción de lo conseguido.
Es que el de Osorio, que afronta en este 2021 su segundo año como profesional, fue un camino de ensueño en la capital del país, donde hizo de la devolución y la fortaleza mental sus mejores aliados para llevarse su primer trofeo del circuito WTA.
La legendaria Fabiola Zuluaga, su entrenador, sus padres, su mejor amiga y un niño llamado Tomás fueron los principales soportes fuera del campo para que Camila entregara de nuevo un triunfo a Colombia en el máximo circuito del tenis femenino tras once largos años.
¿Cómo vivió el triunfo ante Tamara Zidansek que le termina dando el título?
La verdad, sigo sorprendida. No sé ni cómo saqué el partido (risas). Yo salí a correr por todas las bolas y luché hasta el final, pero hubo algo que me cambió durante el partido: un niño que estuvo ahí con la bandera de Colombia, que llegó en medio del segundo set.
En el primer set estuve muy tensa y cuando iban unos cinco juegos del segundo lo vi a él y me gritó: “Vamos, Cami”. Él acababa de llegar y yo lo vi y eso me dio mucha tranquilidad. A partir de ahí empecé a celebrar con él. Desde eso estuve tranquila, disfruté hasta que se dio la victoria.
En el juego que le dio el triunfo levantó cinco puntos de quiebre, ¿qué pensaba en esos instantes?
La verdad, en ese momento se me salió un poco la rabia, porque inicié el ‘game’ con tres errores no forzados. La verdad, fue muy loco, porque remonté y ni supe en qué momento, solo estaba enfocada en luchar cada bola.
¿Dónde va a guardar el trofeo?
Al lado del que gané en el U.S. Open. Le tengo el espacio reservado en mi habitación. Este va primero porque es más importante.
Dijo anteriormente que a veces su entorno creía más en usted que usted misma. ¿Este torneo es también la oportunidad de reivindicarse consigo misma?
Definitivamente. Empiezo a creer más en mi tenis. Ganar un título tan grande me da confianza y seguridad para lo que se viene. Esto me ayuda mucho y me abre mucho el calendario para jugar torneos más grandes.
Fue exitosa en el circuito Junior, pero eso no es garantía para triunfar en el profesional, ¿ha sido complejo ese paso?
Tener una buena carrera como juvenil de alguna manera te abre las puertas y te llena de confianza. A veces de mucha, porque crees que al haber ganado en juvenil vas a ganar en profesional y eso no es así. Lo de aquí es un trabajo de mucho tiempo, de meses sin buenos resultados y de sentirme frustrada después de estar acostumbrada a estar dentro de las mejores en juvenil. Estoy sorprendida con esta semana porque es más de lo que esperaba, es una locura lo que estoy viviendo. A principio de año mi meta era ganar un WTA. Ya lo tengo y ahora quiero meterme en el top 100.
¿Cómo fue el encuentro con sus padres después de la victoria?
Triste porque por el tema de la burbuja no los pude abrazar como quisiera. Hubiera querido que fuera más especial.
Fue medallista olímpica de la juventud, campeona del U.S. Open Junior y ahora triunfó en el WTA de Bogotá, ¿cuál significó más para usted?
Cada título es muy especial, pero este hace parte de mi carrera profesional, que es en la que en realidad cuenta, así que lo pongo en el top y seguramente se va a mantener ahí.
¿Cuál es la principal enseñanza de esta semana?
Que si trabajo y hago las cosas bien van a llegar los resultados.
¿Qué está aprendiendo con su entrenador Ricardo Sánchez y qué siente que está mejorando dentro y fuera del campo?
Creo que ‘Richie’ ha sido una ayuda inmensa para mí. Me siento una jugadora más sólida, que puede competir con cualquiera. Él me da mucha confianza porque cree mucho en mi tenis y siempre está ahí.
¿Qué le dijo antes del partido?
Que hiciera como un perro con su hueso, que muerda y no suelte. Y así hice, luché hasta el final.
Vimos a Fabiola Zuluaga dándole ánimos en el primer set cuando la cosa parecía cuesta arriba, ¿qué significa para usted tener el apoyo de ella?
‘Fabi’ es una gran persona a la que admiro muchísimo, no solo por lo que fue como tenista, porque al final lo más importante es la persona. Ella ha sido muy cariñosa y desde la semana anterior vino a acompañarme a entrenar y me dio varios consejos que me sirvieron esta semana, sobre todo el estar serena en los momentos clave.
De lo que hizo esta semana, ¿qué la deja con mejores sensaciones?
Las variantes aquí me ayudaron mucho. Utilicé muchas armas y golpes que a veces se olvidan. Muchas veces solo piensas en pegarle y se te olvida que puedes usar el ‘slice’, ‘drop’, tiros altos. Finalmente lo que hace a las mejores es que ellas tienen muchas variantes.
De lo que le haya funcionado en Bogotá, ¿qué tendrá que cambiar para afrontar el resto del circuito al nivel del mar?
Acá a veces funciona el hecho de meter la bola como sea, pero de pronto eso no va a funcionar en otros lugares porque sería entregarle el punto a la rival.
¿Cómo vivió el triunfo ante Tamara Zidansek que le termina dando el título?
La verdad, sigo sorprendida. No sé ni cómo saqué el partido (risas). Yo salí a correr por todas las bolas y luché hasta el final, pero hubo algo que me cambió durante el partido: un niño que estuvo ahí con la bandera de Colombia, que llegó en medio del segundo set.
En el primer set estuve muy tensa y cuando iban unos cinco juegos del segundo lo vi a él y me gritó: “Vamos, Cami”. Él acababa de llegar y yo lo vi y eso me dio mucha tranquilidad. A partir de ahí empecé a celebrar con él. Desde eso estuve tranquila, disfruté hasta que se dio la victoria.
En el juego que le dio el triunfo levantó cinco puntos de quiebre, ¿qué pensaba en esos instantes?
La verdad, en ese momento se me salió un poco la rabia, porque inicié el ‘game’ con tres errores no forzados. La verdad, fue muy loco, porque remonté y ni supe en qué momento, solo estaba enfocada en luchar cada bola.
¿Dónde va a guardar el trofeo?
Al lado del que gané en el U.S. Open. Le tengo el espacio reservado en mi habitación. Este va primero porque es más importante.
Dijo anteriormente que a veces su entorno creía más en usted que usted misma. ¿Este torneo es también la oportunidad de reivindicarse consigo misma?
Definitivamente. Empiezo a creer más en mi tenis. Ganar un título tan grande me da confianza y seguridad para lo que se viene. Esto me ayuda mucho y me abre mucho el calendario para jugar torneos más grandes.
Fue exitosa en el circuito Junior, pero eso no es garantía para triunfar en el profesional, ¿ha sido complejo ese paso?
Tener una buena carrera como juvenil de alguna manera te abre las puertas y te llena de confianza. A veces de mucha, porque crees que al haber ganado en juvenil vas a ganar en profesional y eso no es así. Lo de aquí es un trabajo de mucho tiempo, de meses sin buenos resultados y de sentirme frustrada después de estar acostumbrada a estar dentro de las mejores en juvenil. Estoy sorprendida con esta semana porque es más de lo que esperaba, es una locura lo que estoy viviendo. A principio de año mi meta era ganar un WTA. Ya lo tengo y ahora quiero meterme en el top 100.
¿Cómo fue el encuentro con sus padres después de la victoria?
Triste porque por el tema de la burbuja no los pude abrazar como quisiera. Hubiera querido que fuera más especial.
Cada título es muy especial, pero este hace parte de mi carrera profesional, que es en la que en realidad cuenta, así que lo pongo en el top y seguramente se va a mantener ahí.
¿Cuál es la principal enseñanza de esta semana?
Que si trabajo y hago las cosas bien van a llegar los resultados.
¿Qué está aprendiendo con su entrenador Ricardo Sánchez y qué siente que está mejorando dentro y fuera del campo?
Creo que ‘Richie’ ha sido una ayuda inmensa para mí. Me siento una jugadora más sólida, que puede competir con cualquiera. Él me da mucha confianza porque cree mucho en mi tenis y siempre está ahí.
¿Qué le dijo antes del partido?
Que hiciera como un perro con su hueso, que muerda y no suelte. Y así hice, luché hasta el final.
Vimos a Fabiola Zuluaga dándole ánimos en el primer set cuando la cosa parecía cuesta arriba, ¿qué significa para usted tener el apoyo de ella?
‘Fabi’ es una gran persona a la que admiro muchísimo, no solo por lo que fue como tenista, porque al final lo más importante es la persona. Ella ha sido muy cariñosa y desde la semana anterior vino a acompañarme a entrenar y me dio varios consejos que me sirvieron esta semana, sobre todo el estar serena en los momentos clave.
De lo que hizo esta semana, ¿qué la deja con mejores sensaciones?
Las variantes aquí me ayudaron mucho. Utilicé muchas armas y golpes que a veces se olvidan. Muchas veces solo piensas en pegarle y se te olvida que puedes usar el ‘slice’, ‘drop’, tiros altos. Finalmente lo que hace a las mejores es que ellas tienen muchas variantes.
De lo que le haya funcionado en Bogotá, ¿qué tendrá que cambiar para afrontar el resto del circuito al nivel del mar?
Acá a veces funciona el hecho de meter la bola como sea, pero de pronto eso no va a funcionar en otros lugares porque sería entregarle el punto a la rival.