Sin duda alguna, la campaña que realizó el Once Caldas de Manizales en la Copa Libertadores 2004, pasará a la historia del fútbol como una de las más importantes que se han llevado a cabo hasta ahora. En sí, el ‘blanco blanco’ fue superando rondas, poco a poco, y terminó siendo el flamante campeón de esa edición del torneo.
El equipo de Once Caldas era dirigido por el estratega Luís Fernando Montoya, un entrenador que se había ganado el puesto dentro del equipo y que, además, tenía una proyección positiva hacia el futuro, pues con poca experiencia profesional ya era campeón en dos torneos muy importantes para cualquier equipo del país: la liga y la Copa Libertadores.
En concreto, Once Caldas se ganó un cupo directo al grupo 2 de la fase de grupos de la Copa Libertadores 2004. Esto luego de ser campeón del torneo apertura del 2003. Aquel grupo lo conformaba el ‘Once’ junto a Vélez Sársfield de Argentina, Maracaibo de Venezuela y Fénix de Uruguay.
Luego de completar las seis jornadas correspondientes de esa ronda, los dirigidos por Montoya se clasificaron primeros con 13 puntos sobre Maracaibo, que fue segundo con 8. Así, los octavos de final lo enfrentaron ante un rival complejo a nivel continental: el Barcelona de Ecuador.
La llave se definió por penales y fue el Once Caldas quien se impuso por 4-2, logrando así un histórico paso a los cuartos de final del torneo. Allí, para muchos, no era el favorito, pues se enfrentaría a un equipo reconocido a nivel mundial: el Santos de Brasil.
Con marcador global de 2-1, nuevamente fue el equipo de Montoya el que ganó esa llave, marcando así su entrada a los cuatro mejores equipos del continente, fase donde también enfrentaría a otro equipo brasileño: el Sao Pablo.
En una llave muy pareja, los colombianos le ganaron el pulso a los brasileños y, con marcador global de 2-1, tal cual como ante Santos, el Once Caldas se instaló, de manera histórica, en la gran final de la Copa Libertadores. Hasta ese momento, el único equipo colombiano que había obtenido el trofeo continental había sido Atlético Nacional en la edición de 1989.
El rival en la ronda definitiva era el gigante Boca Juniors de Argentina. En aquel momento, el ‘xeneize’ buscaba el bicampeonato, pues se había consagrado como campeón en la edición 2003. Además, en la Copa Intercontinental de ese mismo año, había vencido en la gran final al Milán de Italia, por lo que muchos lo tildaban como el mejor equipo del mundo.
La serie empezó en ‘La Baombonera’, estadio donde juega de local Boca. Allí, todo quedó en 0-0 para definirse en el ‘Palogrande’ de Manizales. Fue justamente en la vuelta que el ‘Once’ logró la hazaña.
Tras empatar 1-1 en los noventa y en el global, los equipos se fueron a penales. Ese día quedará para siempre como la vez que Boca Juniors desperdició todos los penales que cobró y, caso contrario, el Once Caldas anotó dos que le valieron para obtener la Copa Libertadores por primera vez en su historia, la segunda de Colombia hasta ese momento.
La anécdota que involucra hoy al profe Montoya y a Carlos Bianchi tiene que ver con la premiación en ese partido. Como es costumbre, el segundo puesto recibe la medalla de plata. Sin embargo, Bianchi y su equipo no la recibieron. Minutos después del partido, Carlos declaró, en entrevista, que no sabían que el segundo puesto recibía medalla.
Pues bien, hoy, 19 años después de esa noche, Luís Fernando Montoya concedió una entrevista al pódcast ‘Super Deportivo Radio’. Allí, contó que Bianchi, años después, lo visitó y le pidió disculpas por no haber recibido la medalla esa noche: “Usted me va a disculpar porque nosotros no recibimos la medalla de subcampeones”.
¿Qué ocurrió después?
El Once Caldas se ganó el derecho de disputar la Copa Intercontinental ante el Porto de Portugal, el cual era dirigido por José Mourinho y llegaba de ser campeón de la UEFA Champions League. La sede fue en Yokohama, Japón, y dejó como vencedores a los europeos por marcador de 8-7 en tiros desde el punto penal.
La carrera del ‘profe’ Montoya tenía una gran proyección a futuro. Sin embargo, el estratega recibió 2 disparos, en diciembre de 2004, en medio de un intento de robo. Este hecho le dejó graves consecuencia de salud, las cuales terminaron con su carrera como entrenador.