Lo primero en agotarse fue la boletería. 46.000 entradas, repartidas entre la famosa caseta La María, el estadio Pascual Guerrero y la sede Vásquez Cobo ‘volaron’ como pan caliente.

Además, banderas verdiblancas engalanaron una ciudad que, el 23 de noviembre de 1978, solo hablaba del Deportivo Cali. 40 años después ese recuerdo sigue generando emoción en el aficionado azucarero, porque esa noche su equipo se convirtió en el primer club colombiano en disputar una final de Copa Libertadores.

En tiempos en donde el protagonismo lo tenían equipos argentinos, uruguayos y brasileños, la escuadra caleña, con un técnico que se volvería luego un ícono como Carlos Bilardo y con un puñado de jugadores que quedaron en la historia verde, logró meterse en la pelea por el título con el poderoso Boca Juniors, tras dejar en el camino a Danubio, Peñarol, Junior, Alianza Lima y Cerro Porteño.

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Esa noche los azucareros igualaron 0-0 con los ‘Xeneizes’ en un juego en el que tuvieron varias opciones de gol. Días después perderían el título en Buenos Aires al caer por 4-0. Sin embargo, ese Cali de fantasía, cuatro décadas después, sigue abriendo un hermoso baúl de los recuerdos.

Bilardo, un DT adelantado

Alex Gorayeb, en ese entonces presidente del Cali, contrató a Carlos Bilardo como DT para contrarrestar al también argentino Osvaldo Zubeldía, quien ganaba todo con el Nacional.

Bilardo había sido jugador de Zubeldía en el Estudiantes de La Plata campeón continental y del mundo, así que el alumno, quizá, tenía la clave para vencer al maestro.

Y así fue. En su llegada a Cali, el ‘Narigón’ revolucionó el juego del equipo imponiendo novedades tácticas como el marcaje hombre a hombre, los laterales-volantes y también un alto sentido de la disciplina.

“Carlos nos ayudó a ser más profesionales, era muy riguroso”, recuerda el exdefensa Miguel Escobar. Años después, Bilardo tomó la Selección Argentina y, con un Diego Maradona en toda su dimensión, ganó el Mundial de México 1986.

Un equipazo línea por línea

El Cali de la Copa del 78 estaba bien armado en todas sus líneas. Tenía al mejor arquero colombiano de la época: Pedro Antonio Zape.

Sus dos defensores centrales, Miguel Escobar y Henry ‘La Mosca’ Caicedo, eran impasables y los laterales, William Ospina y el ‘Pecoso’ Castro, tenían sacrificio y garra.

El mediocampo contaba con la marca férrea de Freddy Arce Valverde o de Rafael Otero, pero también con la poesía del gaucho Ángel Landucci y de Diego Umaña.

Arriba, el equipo metía miedo con Ángel María Torres y los argentinos ‘Tigre’ Benítez y ‘Tola’ Scotta.

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El ‘matrimonio del gol’

Uno de los fuertes de ese Cali fue su poder ofensivo, que contaba con los goles del ‘Tola’ Scotta y del ‘Tigre’ Benítez. Al ver sus condiciones, Bilardo les pidió que se unieran dentro y fuera del campo como si fueran un matrimonio.

Anexo a ese vínculo estaba el puntero Ángel María Torres, quien no solo anotaba sino que asistía a los argentinos.

Las mayores exhibiciones del Cali en esa Copa, en cuanto a goles, fueron en la fase semifinal, cuando vapuleó 4-1 y 4-0 a Alianza Lima y Cerro Porteño fuera de casa, respectivamente. “Teníamos un equipo ganador, goleador y que jugaba bien”, rememora Torres.

“Con Bilardo nos volvimos cabaleros”: Pedro Zape, arquero del Cali del '78

Pedro Antonio Zape (Puerto Tejada, 1949) es uno de los mejores arqueros que ha tenido el Deportivo Cali en toda su historia.

Espigado, de brazos largos, reflejos de gato y temperamento fuerte, se ganó desde muy joven la titular del cuadro verde, equipo con el que ganó tres títulos (69, 70 y 74) durante los 18 años en los que estuvo en el club.

Fue titular y figura en esa Libertadores del 78 que él y los hinchas recuerdan con tanta emoción...

¿Cómo recuerda esa final ante Boca?

Impresionante. Nosotros sabíamos que enfrentábamos a un equipo de esos que no se habían visto en Colombia. Boca vino con todo su elenco y un entrenador muy reconocido (Juan Carlos Lorenzo).

Desafortunadamente no pudimos ganar el juego de ida aquí en Cali, nos faltó el gol. Ya luego en Argentina sí perdimos por mucho. No pudimos hacer lo que Bilardo quería.

¿Por qué fue tan complicado el juego de vuelta en Argentina?

Nosotros nunca habíamos jugado en un estadio con esa presión como la que se siente allí en La Bombonera. En el partido, hasta los perros influyeron para que Boca ganara.

Cuando Umaña (Diego) iba a cobrar los tiros de esquina, los carabineros les soltaban el collar a los perros para que no pudiera coger impulso.
De todas maneras, el jugar por primera vez una final fue algo grande...

Yo lo que más recuerdo es cómo se fueron dando las cosas, porque partido a partido jugábamos como si fuera una final. Ir a Lima y a Asunción a enfrentar a Alianza y a Cerro y ganar como ganamos es inolvidable. Ya en la final sí enfrentamos a un equipo que era casi invencible.

¿Cómo jugaba ese Cali?

Era el sistema de Bilardo, que fue alumno de Osvaldo Zubeldía. Ese Cali fue un equipo compacto atrás, con una línea de volantes muy fuerte y que tenía una delantera contundente porque Torres, Scotta o Benítez en cualquier momento la metían.

Bilardo siempre fue muy cabalero, ¿usted se contagió de eso?

Con él todos nos volvimos cabaleros. Yo salía siempre al campo con la pierna izquierda. Y el equipo trataba de salir de sur a norte, para que en el segundo tiempo el viento estuviera a nuestro favor y pudiéramos encerrar a los equipos rivales.

Le vimos tantas cosas al ‘profe’ que no las puedo recordar todas. Yo creo que el que más le aprendió fue ese loco del ‘Pecoso’ Castro, ese sí le copiaba todo (risas).

Formaciones

Ese 23 de noviembre, en el Pascual, Cali formó con: Zape, Ospina, Escobar, Caicedo, Castro, Arce V., Otero, Landucci, Torres, Scotta y Benítez.

Boca, por su parte, tuvo en cancha a: Rodríguez, Sá, Pernía, Mouzo, Bordón, Zanabria, Suñé, Benítez, Mastrángelo, Perotti y Salinas.