Si alguien se la jugó toda esta temporada que acaba de terminar —y con mucho en riesgo— fue Marco Caicedo, presidente del Deportivo Cali.
El dirigente azucarero llegó como fórmula de apoyo en el Comité Ejecutivo liderado por Juan Fernando Mejía, quien luego dejó la presidencia y la puso en manos de Marco Caicedo.
Desde allí, Caicedo tuvo que enfrentar duros retos financieros y deportivos. En los primeros, aún tiene asuntos pendientes. En los segundos, cumplió con lujo de detalles.
Muchas veces cuestionado, Marco tuvo que soportar insultos, agravios y hasta amenazas, que afectaron, inclusive, sus empresas.
Sin embargo, el dirigente se aferró a su asiento, consciente de que podría poner el pecho y darles buenos resultados al equipo y su hinchada.
Uno de los aciertos de Caicedo fue apostar por la repatriación de Hárold Preciado, después de dilatadas conversaciones con el delantero tumaqueño, quien venía del fútbol de China, donde su salario era, lógicamente, muy superior con respecto a lo que le podía pagar la institución azucarera.
Pero Marco se las arregló y pudo vestir nuevamente de verde al atacante, quien fue goleador en el pasado y ha repetido su gesta esta campaña, con 12 goles en su cuenta.
Para la hinchada, el regreso de Preciado fue garantía de que se podía soñar en grande, y mucho más cuando también hubo otra apuesta tan buena, como polémica y arriesgada.
En la zona ofensiva, Preciado tuvo un acompañante de lujo, el delantero barranquillero Teófilo Gutiérrez, quien se convirtió en el socio ideal del tumaqueño y de sus demás compañeros en el ataque.
Pero allí no se detuvo la apuesta de Caicedo. Consciente de los malos resultados que acosaba al equipo, dirigido entonces por el técnico uruguayo Alfredo Arias, Marco dio el timonazo en el momento preciso.
El 9 de septiembre, el venezolano Rafael Dudamel se sentó en el banco del conjunto azucarero, en reemplazo de Arias, y en tres meses sacó al Cali del fondo de la tabla y, poco a poco, con un trabajo serio y casi que silencioso, lo llevó a la consecución de la décima estrella.
Antes del título, Caicedo fue reelegido en el Comité Ejecutivo de la institución y continuó como presidente, con el reto, para la próxima campaña, no solo de sostener el título y figurar en la Copa Libertadores, sino de diseñar la estrategia que permita una solidez financiera del Deportivo Cali.