Los problemas del Deportivo Cali no ocurren solamente dentro de la cancha. Fuera de ella, un ala radical de sus barras ha emprendido de manera sistemática una serie de hostigamientos que además de tener a los directivos preocupados por los resultados y la pelota, los ha puesto a pensar en la seguridad propia y la de las instalaciones de la institución.
Primero fueron las increpaciones al técnico Alfredo Arias en el hotel donde el equipo estaba concentrado la semana pasada para enfrentar a Bucaramanga. Luego fue la invasión de un grupo de barristas a la sede deportiva en Pance. El lunes fue la agresión con piedras al bus de los jugadores cuando se disponían a llegar al estadio para rivalizar contra Pasto, y en las últimas horas fue el ataque a la sede administrativa en la Avenida Vásquez Cobo.
Ubicado en zona de riesgo en la tabla de posiciones que da la clasificación a ocho equipos para las instancias finales —suma ya ocho partidos sin ganar por Liga—, el Cali tendrá que enfilar todos sus esfuerzos para sumar en los tres partidos que le restan a fin de evitar el naufragio, pero, además, impedir que los hostigamientos emprendidos contra la institución, directivos, cuerpo técnico y jugadores, pasen a mayores. Dura situación.
El País habló con el presidente del conjunto ‘azucarero’, Marco Caicedo, sobre el panorama deportivo y los ataques de los que han sido víctimas.
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¿De dónde pueden venir estos ataques sistemáticos?
Es realmente difícil identificar de dónde pueden venir. Por supuesto, la motivación nace de una pasión que nubla la racionalidad del ser humano y de pronto por unas situaciones socioeconómicas y políticas que pueden tener incidencia en los factores que conducen a estos actos de indolencia e intolerancia.
¿Cuál es la posición de los directivos y particularmente del presidente frente a esta situación?
La posición de los directivos y mía, en particular, es que debemos tener una estrategia sistemática con el aval del Estado. Esta situación se vivió hace unos años en Inglaterra y en Europa con los Hooligans, y el Estado tomó cartas en el asunto fiscalizando y judicializando a los responsables, y poniendo unos controles rigurosos de monitoreo en los estadios, porque, de lo contrario, la situación se va a tornar caótica y va a terminar en una tragedia para el fútbol colombiano. Invito a la cordura, a la coherencia, al diálogo y, como segunda medida, invito al Estado a que tome cartas en lo que debe ser el entretenimiento de este deporte tan bello. El fútbol es para la salud de las personas, no para incitar al odio y la violencia.
¿Tienen que ver estos hostigamientos con el tema electoral o el golpe que le quieren dar al actual comité ejecutivo?
Es posible que estos hostigamientos tengan alguna relación con el tema político, lo hemos visto recurrentemente en la institución, hay tácticas que se utilizan generalmente en año electoral para desestabilizar, pero no puedo afirmarlo. Es una hipótesis plausible y puede estar sucediendo, pero no tengo certeza de ello.
¿En lo deportivo, cómo analiza el panorama del Cali?
Deportivamente estamos pasando por una situación bastante compleja, un bache largo de nueve partidos sin una victoria —incluido un juego por Copa Suramericana—, estamos en el filo de la navaja, a pesar de que estuvimos de líderes en una buena parte de la Liga. Ahora estamos en una situación incómoda, pero todavía está en nuestras manos clasificar.
El gol es lo que le sigue faltando a un equipo que llega mucho a los predios contrarios y genera opciones...
Estamos en el top tres en tenencia de balón, top tres en recuperación rápida de pelota, top tres en ataque y somos el número 14 en goles. La falta de efectividad frente al arco contrario es lo que nos causa estragos para poder sumar de la manera que deberíamos hacerlo.
Porque en realidad el Cali tiene pocos partidos perdidos...
De 51 partidos en la era Alfredo Arias, hemos perdido 8, así que yo siento que estamos ahí, tenemos un bajonazo moral, estamos con mucha ansiedad, y ahora con mucha presión encima por el tema de la violencia.
¿Aguantará el profesor Arias esa presión?
Alfredo sigue, como sigo yo, en pie. Nosotros somos personas con convicción, determinación y madurez suficientes. Por supuesto, causa resquemor que la situación se vuelva más compleja, pero seguiremos luchando hasta el final, firme con él y con los jugadores, siendo un líder positivo. Y si llega el momento, daremos un paso al costado, pero moriremos con las botas puestas. Alfredo es un hombre íntegro y tiene el ímpetu y la determinación para luchar.
¿Qué mensaje le transmite a la hinchada?
A los verdaderos hinchas les pido que sigan apoyando, sé que son más los que respaldan en las buenas y las malas y es a ellos a los que el equipo les debe lealtad, no a los violentos. Nunca la violencia será el camino para alcanzar objetivos.