Este viernes, sobre las 2 y 30 de la tarde, bajo un sol picante que asomó después de la lluvia tempranera en Pance, se encontraban reunidos en el camerino de la sede del Deportivo Cali el profesor Rafael Dudamel y su cuerpo técnico, algunos directivos y toda la plantilla de jugadores. A pesar de la concurrencia, el silencio retumbaba en el lugar, como presagiando el final de una era en la que, inexplicablemente, coincidieron la gloria y el fracaso.

Vestido con una camisa azul cielo, yines oscuros y unos mocasines negros, el técnico Dudamel, impecablemente afeitado y perfumado, se abrazó, uno a uno, con los jugadores y directivos luego de una charla de 30 minutos en privado.

Hubo palabras de agradecimiento, lideradas por el capitán Teófilo Gutiérrez y el presidente Marco Caicedo, y hasta lágrimas que no ocultaron la tristeza que atropellaba al entrenador que en diciembre pasado le dio la décima estrella al equipo azucarero.

Después de casi diez meses, Dudamel se despedía del equipo con el que en su primera etapa, como jugador, fue campeón de la Liga colombiana y finalista de la Copa Libertadores; y en su segunda, como entrenador, tocó las puertas del cielo, pero también tuvo que masticar el amargo sabor de la derrota.

En medio de ese silencio ensordecedor, propio de una sala de velación, Dudamel habló con El País y contó por qué decidió marginarse del equipo que su corazón ama.

Se respira tristeza en la sede deportiva. ¿Cómo fue la despedida con los jugadores?
Las despedidas siempre tienen una carga emocional muy alta y más aún cuando has desarrollado a lo largo de tu ciclo un vínculo personal y afectivo con tus futbolistas, con el ser humano, que más allá de valorar al entrenador y al jugador, valoran el respeto que te dio esa persona. Me he despedido del plantel con una gran tristeza, pero sintiendo tranquilidad porque me entregué en cuerpo y alma a lo largo de estos diez meses, que hoy me hacen sentir mucha paz y tranquilidad.

Vi lágrimas en sus ojos…
Me duele mucho, porque tenemos memoria corta, selectiva, utilizamos los triunfos cuando queremos sustentar nuestros más firmes deseos, y utilizamos las derrotas cuando queremos manipular situaciones y así crear un ambiente en el que uno o dos individuos pretenden llevar la batuta de algo que no les pertenece. Entonces, me voy satisfecho, complacido por lo vivido, pero también con mucha tristeza por sentir que nos quedamos cortos y se hubiese podido hacer más y mejores cosas.

¿A quién se refiere cuando dice que “uno o dos individuos pretenden llevar la batuta de algo que no les pertenece”?
Las instituciones quedan, los hombres pasamos y todos vamos labrando en la historia del club el cómo queremos que nos recuerden. El tiempo pondrá todo en su debido orden. De mis jugadores, de mi cuerpo técnico, del área médica, de todo lo que corresponde al área deportiva, tendré siempre los más profundos y bellos recuerdos.

¿Del presidente Marco Caicedo?
Al presidente Marco Caicedo le reconozco una gran capacidad empresarial, siempre tuvimos la comunicación directa que nos permitió hablarnos con la verdad como corresponde en un gran equipo, y a esa maravillosa hinchada azucarera le digo que en mi corazón ha estado y estará por siempre.

¿Hubo alguna situación tensa o de distanciamiento con Teófilo?
Ninguna, ninguna. Los hombres de carácter, los hombres ganadores, somos así, frontales, sinceros, pero con respeto. De Teófilo me llevo las mejores sensaciones por haber dirigido a un crack y el concepto de un excelente profesional.

¿Cuál fue el detonante de su partida? ¿Fue una decisión que tomó por la llegada del jugador Ítalo Montaño?
Sentí después del partido contra Melgar que era el momento más oportuno para hacerme a un lado, para irme tranquilo, en paz, para seguir disfrutando del cariño de la gente. Percibí que era lo más conveniente y no ser un obstáculo de todos aquellos o los que dentro de esta hermosa institución puedan estar pensando más en beneficios personales que deportivos, y desde allí no hacerle daño a un plantel que tiene mucho más por dar y que lo puede conseguir; y, de esta manera, recargarme y continuar con mi carrera. En el Cali, como en cualquier equipo, es fácil bajarse del camión de los bomberos celebrando un título y luego salir en una tanqueta, y yo solamente estaba para hacerme responsable de los resultados deportivos, no para nada más.

Siento en sus palabras como si algo dentro del equipo no funcionara bien administrativamente y eso afectara lo deportivo…
Yo no soy quién para juzgar a ningún miembro de la dirigencia. La institución queda, los hombres pasamos, el tiempo pondrá todo en su debido orden.

Y al final el Cali se queda sin Dudamel y sin Montaño, que no pasó los exámenes médicos…
La hinchada verdiblanca sabe de fútbol, conoce de la interna del club, y ella se encargará de señalar en la asamblea a cada uno y ponerlo en su debido lugar. En el mundo del fútbol todos nos conocemos y no hay nada para esconder. Por eso hoy me voy feliz y en paz por haber alcanzado la décima estrella. Y luego fui terco y estuve seis meses más, por ser terco, por apostar siempre a ganar.

Se dice en la calle que el equipo está roto por dentro…
Los resultados no son el reflejo de cómo trabajamos. Nunca lo fueron en este semestre, nunca fueron el reflejo de nuestra convivencia en un camerino, en una concentración. Por eso, con mucho gusto siempre puse la cara y asumí la responsabilidad de los resultados, porque mis futbolistas se entregaron siempre al máximo. Ellos saben muy bien cuánto hay que seguirse fortaleciendo desde el temperamento. En el mundo de los triunfadores los tontos no caben. Ellos saben que tienen que rebelarse para alcanzar el éxito.

Vi un abrazo muy emotivo con los jugadores, pero a Kevin Velasco lo abrazó como si fuera un hijo…
A todos les di un abrazo cargado de muchos sentimientos bonitos y con Kevin hay un sentimiento de padre e hijo como lo hay con Marsiglia, Caldera, Aldaír, Camargo, Congo… con todos. Inevitablemente hay afinidades que son diferentes y mi afinidad con Kevin ha sido distinta, por esa forma de él como ser humano de querer y respetar, de transmitir sus sentimientos. Siempre va a ser un ser especial en mi vida.

¿Qué mensaje les deja a los hinchas caleños?
Me voy porque debía irme, no porque quería irme. Me voy por el bien de la institución. Lo hago por agradecimiento y cariño a la gente del Cali. Mi gran mensaje para la hinchada es que no dejen de apoyar a sus futbolistas, que viven con la ilusión diaria de darles triunfos y que, como seres humanos, necesitan del aliento de su público. Gracias, con letras mayúsculas, a los hinchas, porque me hicieron vivir lo que soñaba. Solo les digo, esta vez, hasta luego.


Datos
Rafael Dudamel dirigió 40 partidos en Liga, alcanzando 15 triunfos, 13 derrotas y 12 empates.

En Copa Libertadores estuvo con los azucareros en seis compromisos, logrando dos triunfos, dos reveses y dos empates.

En Copa Colombia dirigió al Cali en seis juegos, consiguiendo apenas un triunfo, empatando en tres ocasiones y saliendo derrotado dos veces.

En la Superliga afrontó los dos partidos ante Tolima, empatando en casa y perdiendo en Ibagué.

En la Copa Suramericana dirigió en el empate frente a Melgar.