Rubén Darío Lizarralde, presidente de Campetrol, dice que firma de la paz y repunte en precios, reactivarían al sector en el 2016.

Colombia al igual que muchos países latinomericanos petroleros está enfrentando hoy una de sus peores crisis por cuenta del fuerte desplome en los precios del crudo. 

Tal coyuntura ha golpeado en especial el empleo, ya que en regiones donde se explota el crudo nacional, tales como Meta, Arauca, Casanare y el Putumayo, unas 38 empresas que prestan servicios al sector han reducido su personal tras acogerse a la Ley de Insolvencia.

Según el presidente de la Cámara de Empresas de Servicios Petroleros, Rubén Darío Lizarralde, el panorama es complejo, pero se confía en que las cotizaciones se recuperen.

¿Cuál cree que son los retos del sector petrolero en el 2016 a la luz de lo que está sucediendo con los bajos precios internacionales?

En Colombia se están acabando las reservas de crudo. Nos quedan solo seis años de reservas, y lo otro es que Ecopetrol tiene la necesidad como empresa y por el futuro del país, de apostarle de una manera más intensa a la exploración de nuevos pozos a pesar del precio actual. 

Es claro que las empresas tanto nacionales como extranjeras  cuando los precios caen, disminuyen dramáticamente la exploración. Pero Ecopetrol deberá considerar, aunque en su presupuesto para el 2016 se refleja una disminución, que dinamice su tarea exploradora, y más ahora cuando el valor de sus acciones ha quedado expuesto a la cotización del petróleo. 

¿Hay que explorar, pero en qué condición están las empresas que prestan servicios al sector, pues hay más de 30 que han acudido a la Ley de Insolvencia?

El año pasado la exploración se bajó casi en un 80% y la sísmica en igual porcentaje. Eso por supuesto afectó la actividad de las empresas prestadoras de servicios al sector. Por ejemplo, a nivel de taladros en enero del 2015 pasamos de un 42% de ellos en funcionamiento a un 24% en diciembre. Por ello, hay unas 38 empresas que han acudido a la Superintendencia de Sociedades para acogerse a la Ley de Insolvencia. Pero hay otras que ni siquiera lo han hecho, y se han declarado en dificultades. El desempleo que se ha generado en ese sector prestador de servicios  es de cerca de 40.000 personas. Es decir, empleos que se han perdido.

A propósito, ¿de qué tamaño es  la bomba social   en esas regiones donde se explota y explora el petróleo?

La situación es supremamente complicada. Ha habido mucha gente que ha sido absorbida por la agricultura y por todos los desarrollos que se han venido dando en obras de infraestructura como vías y vivienda. Pero la actividad económica en las regiones petroleras se ha disminuido radicalmente en áreas como el turismo y la hotelería, talleres, restaurantes y transporte. Esa reducción ha sido del 50%.

¿Cree que los precios podrían volver al alza, pues la Opep aún se resiste a bajar la oferta de crudo?

Se habla de una reacción en los precios, y así lo han dicho las principales calificadoras de riesgo. Este año, señalan, podrían estar entre US$50 y US$59 el barril. Eso por supuesto oxigenaría mucho al sector y haría que tuviera una reacción positiva. 

¿Qué tanto impacto en la industria petrolera tendría el acuerdo de paz si se firma en marzo?

Si se firma el acuerdo eso invitaría a las empresas, que están trabajando en esas regiones en dificultades como Arauca, Putumayo, Casanare, Meta, el Catatumbo y el Magdalena Medio, entre otras, a incrementar sus inversiones, y reactivar la actividad productiva. Los costos se disminuirían, mientras los atentados a los oleoductos, prácticamente desaparecerían. Aspiramos a que los bloqueos se reduzcan, lo que permitiría reducir esos costos, muchos de los cuales se volvieron sociales, pues lamentablemente en las regiones las juntas de acción comunal se organizaban para estimular unos precios especiales. 

De modo que no era extraño que actividades como el arrendamiento de un camión, una volqueta o una camioneta, fuera hasta un 150% superior al resto del país.

Al vivir esta nueva realidad económica todo el mundo ha tenido que apretarse a estas pretensiones. En un proceso de paz se consolidaría una disminución de esos costos al reducirse los bloqueos y los ataques a la infraestructura petrolera.

Con base en todo lo que está ocurriendo, ¿usted ve lejano el viejo sueño de producir 1,5 millones de barriles por día de crudo en el país?

Creo que lejano si se ve. De hecho, la producción ha bajado del millón de barriles diarios, y seguramente este año  vamos a tener meses de promedio por debajo de esa cifra. Pasarán al menos dos años para tener una dinámica como lo que hubo hasta finales del 2014. 

Viendo el panorama de una forma positiva, y si hay una reacción de los precios, y además en las regiones donde hay conflicto, la situación puede ser diferente.

Cabe recordar, que de las 27 cuencas detectadas en el país, solo 7 se están explorando, por lo que tenemos un potencial importante. Pero aquí es clave señalar que la relación costo-beneficio es fundamental para las empresas a la hora de apostarle a la exploración petrolera en alguna región colombiana.

Con base en todo ello, Colombia estaría a las puertas de perder su autosuficiencia petrolera?

Si las condiciones no cambian en seis años se habrá perdido esa autosuficiencia. Estaríamos hablando de algo así como el año 2020.

 Bonanza no se aprovechó

¿Qué tanto Colombia depende el petróleo para dinamizar su economía?

El petróleo sigue siendo un eje muy importante aunque lamentanblemente no se aprovechó la bonanza de años atrás para impulsar el sector agroindustrial.

¿Por qué?

Interpretamos mal esa bonanza y en vez fortalecer bienes públicos, nos dedicamos a otorgar subsidios lo que hace es desestimular una actividad dinámica productiva y en crecimiento, pero en lo social se mejoró.