El Valle del Cauca, norte del Cauca y algunos municipios de otros departamentos de Colombia, desde el pasado domingo 21 de mayo, se quedaron sin servicio de gas natural. Esto se debía a “un evento de fuerza mayor”, ocurrido en el gasoducto Mariquita - Cali, que distribuye el servicio en la región suroccidental del país.
Ante esta situación, por ejemplo, en la capital del Valle del Cauca, las estufas eléctricas y otros electrodomésticos para cocinar que funcionan con energía se habían agotando, pues muchos ciudadanos buscaron alternativas.
De hecho, el lunes festivo, diversidad de personas asistieron al centro de la ciudad, a los supermercados e hipermercados en búsqueda de productos electrodomésticos que les permitan cocinar sin necesidad de este elemento natural; sin embargo, se llevaron una sorpresa.
“Hemos estado en esa tarea de buscar electrodomésticos, sobre todo la estufa eléctrica, pero no conseguimos. Utilizaremos la olla arrocera o el air fryer. Además, vamos a buscar alternativas como el gas propano. En la actualidad no existen estufas de petróleo”, afirmó una ciudadana que se encontraba en el centro de Cali.
Debido a que la primera opción fue volver a las estufas eléctricas, algunos comerciantes incrementaron los precios de estos electrodomésticos.
Según los ciudadanos, las estufas eléctricas de un solo puesto llegaron a costar $100.000, cuando su precio estándar era de $40.000. Por otro lado, la estufa que dispone de más puestos, pasó de $70.000 a $120.000.
Una vez se reestableció el servicio de gas, los precios de las estufas cayeron. De hecho, algunos comerciantes las están vendiendo desde $20.000. Esta caída de los precios ha generado controversia en muchos cuidados que cuestionan que inflaran los precios ante la coyuntura.
Como fueron pocos días que los departamentos se quedaron sin suministro de gas natural, muchas personas no pudieron disfrutar de la compra que realizaron de sus electródemesticos.
¿Qué está pasando con la tubería?
Aún se sigue investigando cuál es la causa raíz de esta anomalía. Así lo confirmó la presidenta de La Transportadora de Gas (TGI), Mónica Contreras. Añadió que “no corresponde a un tema de gases de la infraestructura, ni tampoco a una condición volcánica según el Instituto Geológico de Minas”.
“El 24 de mayo estuvimos cerca de la infraestructura y se hicieron las corridas de análisis técnicos para certificar la dureza y condiciones del tubo, y se evidenció que estaba en temperatura normal”, argumentó.
Sin embargo, indicó que la tubería flexible se sigue construyendo y se tienen que seguir controlando las temperaturas que se presentan en la zona.
“A través del Puesto de Mando Unificado se están estudiando la causa raíz que produce ese incendio en esa zona. Para que así se dé una solución definitiva”, dijo Contreras.
“Se sigue monitoreando la condición parar que sea controlado y entender cual es la causa raíz de esta anomalía”, puntualizó.
Finalmente, sostuvo que la compañía estima pérdidas cercanas a los 50.000 dólares diarios, “con inversión aproximado de cuatro millones de dólares que aun no termina”.
Diego Márquez, representante en Colombia de la empresa Imantt, encargada del suministro e instalación de tuberías flexibles termoplásticas reforzadas, con muchos años de experiencia en el mercado y que, además, es la responsable de adelantar la instalación de la tubería flexible para atender la emergencia en Cerro Bravo, Tolima, de la mano de TGI, autoridades regionales y contratistas privados.
Según indicó, TGI ya contaba con la tubería flexible, previendo precisamente alguna situación de emergencia en el gasoducto.
Si la empresa no hubiese contado con esta tubería, se habría tardado unos dos meses aproximadamente en tenerla disponible. Esto podría haber generado graves afectaciones en los tiempos de instalación y de restablecimiento del servicio de gas natural para las industrias y empresas.
Añadió que el bypass es una tubería flexible termoplástica reforzada, con un liner interno de polietileno de alta densidad; además, cuenta con una capa de aluminio puro adherido que la hace completamente hermética / impermeable al gas y un refuerzo, en aramida o kevlar, con el que se elaboran los chalecos antibalas.
Este es un material altamente resistente a los esfuerzos de tensión y una capa externa nuevamente en polietileno de alta densidad. Es una fibra sintética, robusta y resistente al calor, haciéndola ideal para atender la anomalía térmica que se registra en Cerro Bravo, Tolima, por donde pasa el gasoducto.
Estas tuberías flexibles, precisó el experto, tienen un diseño de vida útil de 20 años a la intemperie y 50 años bajo tierra.
Asimismo, están libres de corrosión y no requieren mantenimiento, y también están diseñadas para el transporte a altas presiones de hidrocarburos, agua, gas e hidrógeno.