El disgusto del presidente Gustavo Petro por la reciente elección del nuevo gerente de la Federación Nacional de Cafeteros continúa. Ayer volvió a escribir en su tuiter que “hice una solicitud respetuosa como responsable que soy de los dineros públicos del Fondo Nacional del Café. No fui escuchado. No está bien censurar candidatos porque son amigos de mis políticas para elegir los rivales”.
El pasado jueves los cafeteros eligieron a Germán Alberto Bahamón Jaramillo como el nuevo líder de la Federación, pero un día antes el presidente Petro les había pedido aplazar esa decisión, recomendación que no fue acogida.
Al respecto, el Mandatario dijo que no estaba bien que en el Congreso cafetero hayan cercenado la democracia. “Nunca se debió vetar candidatos solo para escoger quien se pudiera oponer al Presidente”.
“Mi política como lo expresé en mi campaña es apoyar la rentabilidad de la producción del pequeño caficultor, expandirla, asociarlo y lograr que del precio internacional vaya más al productor directo. Propuse industrializar más al café y protegerlo de importaciones”, añadió Petro.
Pero ¿qué hay detrás del interés del Presidente en este y otros gremios del país? Jorge Luis Yarce Tamayo, analista de la Universidad Central, explicó que los gremios son un factor preponderante en el sistema económico nacional y logran ejercer presión en la medida en que motivan a sus afiliados en una u otra dirección. “Son una carta fundamental en un momento de la política colombiana donde el Presidente está buscando establecer grandes reformas que van a transformar la base social, política, económica y de salud del país”.
Agregó que se puede entender lo que pasó recientemente con los cafeteros como que estos tratan de mantener distancia e independencia, poner tierra de por medio entre el Gobierno y sus afiliados. “En la medida en que se elijan más líderes gremiales que van en oposición del actual Gobierno, habría más oportunidad de que los mismos afiliados que representan vayan a trabajar en contra del Gobierno actual”, comentó.
Asimismo, para Jhon González, analista político, es normal que un mandatario busque aumentar su influencia, más cuando intenta cambiar un modelo económico y tiene un interés de que sus ideas sean extensivas a todos los gremios. “En el caso del presidente Petro se ve agravado por su voluntad de subordinar todos los sectores posibles y hacerse omnímodo con miras a propósitos de más largo aliento”, dijo.
Los gremios no quieren ‘pelear’ con el Presidente por eso, en su mayoría, dicen estar abiertos al diálogo y a la concertación. Los que más lo acompañan son las asociaciones sindicales de trabajadores y educación.
Gremios como Acopi, Acoplásticos, Afidro, Analdex, Andi, Anif, Asobancaria, Camacol, Confecámaras, Fasecolda, Fedemetal, Fenalco y SAC, entre otros, mantienen unas “líneas rojas”, dicen analistas, es decir, están abiertos a trabajar con el Gobierno pero dejando claro algunos aspectos que no son negociables como puntos que se plantean en las reformas en discusión.
Es el caso de Fenalco que se ha opuesto a algunos puntos de la reforma laboral. También Camacol está debatiendo los cambios en la entrega de subsidios que realizó el Gobierno Nacional.
Por eso el Presidente esperaba tener un líder amigo en la Federación de Cafeteros, como los tiene en muchas asociaciones sindicales y de educación.
Para el escritor y analista Julio César Iglesias lo que pasa con el gremio cafetero es una manifestación de esa lógica del Gobierno de querer expandir el ámbito de influencia del Estado hacia sectores privados o mixtos.
“Claramente hay una presión indebida en la autonomía del gremio cafetero que si bien maneja recursos parafiscales, estos igual provienen de la industria cafetera y han sido administrados de manera exitosa. En este caso el gremio muestra independencia y autonomía”, dijo.