Por: Luis Fernando Pérez, Pte. de la Cámara de Comercio de Cali
Para el Valle del Cauca es un orgullo contar con la fortaleza de su tejido empresarial, que junto con algunas ventajas geográficas y de productividad, hacen que el departamento sobresalga en materia de competitividad, y diversidad y sofisticación del aparato productivo, donde de acuerdo con el último Índice Departamental de Competitividad, ocupamos el primer lugar a nivel nacional.
Nuestra diversidad se refleja en historias de una nueva piel empresarial como Lorena Valencia, CEO de Octopus Force, líder en desarrollo tecnológico y una de las mayores inventoras de nuestro país; Felipe Lerma de Vimob, con construcciones amigables con el medio ambiente y arquitecto premiado internacionalmente; Felipe Sánchez de Wekall, startup caleña que ya hace presencia en Silicon Valley; o Sandra Milena Gómez de Empacking Global que elabora soluciones ecoamigables para diversos empaques.
Qué decir de empresas regionales como Colombina, que se ubicó en el top 10 de las empresas de alimentos más sostenibles en el mundo, o nuestra Clínica Valle del Lili, que a nivel latinoamericano se distingue como la segunda de mayor calidad entre los centros hospitalarios evaluados en un top de 250 hospitales del mundo.
Después de dos años difíciles, la economía del Valle presentó una notable recuperación, la más rápida entre los departamentos del país, pues durante 2022 su PIB creció por encima del registro nacional (8,1% vs. 7,3%). La industria manufacturera, el comercio minorista y el turismo impulsaron este buen desempeño.
En relación con el tejido empresarial, las cifras también son positivas: para mayo de 2023 se encontraban inscritas en la Cámara de Comercio de Cali, 90.116 empresas, con un crecimiento de 10% frente 2022 y 15,3% frente a 2019. Estos resultados son una muestra de la confianza de los empresarios que apuestan por la región y la generación de empleo.
El Valle es un departamento resiliente, con grandes potencialidades y en la Cámara de Comercio de Cali estamos convencidos de que debemos seguir impulsando su competitividad a través de las palancas de sostenibilidad e impacto social. Los mismos empresarios lo han entendido así y hoy son más de 200 empresas que transformaron su razón social de SAS a BIC (Beneficio de Interés Colectivo), empresas que trabajan por el beneficio de interés común de sus comunidades y su región, donde el triple impacto del ejercicio empresarial empieza a ser una marca del empresariado vallecaucano.
Pese a la desaceleración de la economía, a abril de 2023 se generaron más de 45 mil empleos en Cali, logrando una tasa de desempleo históricamente baja (11,7%). El gran reto en materia laboral, sin embargo, es la alta informalidad que se acerca al 50% de los trabajadores. Los empresarios del Valle siguen generando empleo y apostándole a nuestra región a pesar de los desafíos que presenta actualmente el entorno tanto nacional como mundial.
Asimismo, preocupa la dinámica en la venta de vivienda nueva, especialmente la VIS, que ha caído más de 60 % en los primeros cinco meses del año; las implicaciones de esta caída serán fuertes para la generación de empleo, toda vez que Camacol estima que se dejarán de construir 15.000 viviendas. Pocos son los sectores económicos con tanto impacto social como el de la construcción, y por tanto, su estabilidad es fundamental para el departamento.
En el frente de infraestructura, la red de dobles calzadas sigue avanzando. Ya está contratada la culminación del corredor Buenaventura-Loboguerrero-Buga, al cual le hacen falta 34 kilómetros por intervenir y poner a punto todo el corredor; la vía Mulaló-Loboguerrero será otra alternativa de conexión con Buenaventura. El contrato se encuentra hoy en negociaciones entre la ANI y el concesionario para dar inicio a las obras. La conexión de Buenaventura es clave, pues nuestro puerto en 2022 movilizó 19,7 millones de toneladas y se ha consolidado, en los últimos años como la principal puerta del comercio para el país de mercancías y materias primas diferente a minería y petróleo.
En el segundo semestre de este año se espera dar inicio, con la actualización de los estudios que incluyan el esquema de financiación, a la apertura de licitación del dragado del canal de acceso al puerto de Buenaventura, con el fin de mantenerlo competitivo con relación a los puertos sobre el Pacífico suramericano.
Este es un imperativo para la competitividad nacional, pero, sobre todo, para el desarrollo sostenible de Buenaventura. Que el puerto pierda competitividad con otros puertos suramericanos, implica menores oportunidades para el desarrollo de un territorio que necesita de esta actividad económica para su futuro.
En esta preocupación por entender dinámicas locales que contribuyan a la competitividad con sostenibilidad e impacto social, creamos nuestro programa Cámara a la Calle; una apuesta colaborativa que se enfoca en fortalecer los negocios en sus territorios, descubriendo sus necesidades y acercando nuestra oferta a las realidades que especialmente las Mipymes enfrentan todos los días. Con este programa hemos llegado a más de 24.000 personas, promoviendo el emprendimiento y el desarrollo de nuevas empresas en las comunidades, posibilitando la generación y aumento de la calidad del empleo en los diferentes territorios. Siempre apalancados en el poder transformacional del ejercicio empresarial, sin importar el tamaño de las empresas, pues aquí está una de las bases para el desarrollo de nuestras ciudades y departamento.
La medición del programa ha sido esencial para garantizar que se estén produciendo los resultados deseados. Gracias a esto, hemos identificado que se ha facilitado la generación de más de 2.830 empleos, hemos fortalecido a más de 1.870 ideas de negocio que se transforman en empresas, el 71% de las compañías han mejorado en sus prácticas y el 16% mejoran la calidad de su empleo.
Estamos convencidos de que son los empresarios, empresarias y las empresas, el motor de desarrollo de la sociedad para impulsar la competitividad sostenible con impacto social en nuestra región.