Si bien, a nivel de oferta y demanda, se cuenta con los recursos de generación de energía para suplir el consumo en el país para 2025, voceros del sector energético y analistas coinciden en que habría algunos aspectos que podrían incidir en una efectiva prestación del servicio de energía, especialmente la situación financiera de algunas comercializadoras.

El futuro de la energía en Colombia depende de reglas claras de regulación del Gobierno, un sistema saneado y equilibrado financieramente y la puesta en marcha de importantes proyectos que siguen retrasados para darle confiabialidad y eficiencia al sector.

Asimismo, los cambios regulatorios que han modificado las reglas de juego previamente adquiridas, ponen en riesgo la confianza inversionista y, a futuro, la prestación del servicio de energía eléctrica y la transición energética del país.

Así lo señaló Alejandro Castañeda, presidente de Andeg, quien agregó que “el futuro energético del país debe superar ciertas barreras en las que se consolide una matriz eléctrica diversificada, donde cada fuente aporte según sus atributos para garantizar la seguridad y confiabilidad energética”.

En ese sentido, aseguró que se requiere de una expansión de la red y del despliegue de nuevos esquemas como los servicios complementarios, el mercado intradiario, entre otros, en el contexto de la modernización del mercado de energía mayorista. “Hacia adelante se requiere acompasar los tiempos en el desarrollo de los proyectos de generación y transmisión y con ello, los trámites ambientales y sociales”, subrayó.

Anotó que los activos de generación térmica se encuentran disponibles para suplir los requerimientos de la red y para atender las proyecciones de la demanda de energía de manera confiable con generación sincrónica, a partir del uso de energéticos tales como el carbón, el gas natural y combustibles líquidos.

Sin embargo, Castañeda reiteró que “físicamente el país podría garantizar la seguridad energética para el 2025, sin embargo, financieramente se puede afectar este panorama”.

Aunque el presidente de Andeg reconoció que la situación del sistema para 2025 es estable, después de superar el Fenómeno de El Niño en 2024, reiteró que solo hasta el 2027 el país contará con energía en firme, pues a partir del 2028 se requiere de nueva capacidad y de la entrada de proyectos de generación y transmisión.

“Apagón financiero”

Por su parte, Amylkar Acosta, exministro de Minas y Energía, coincidió en que la crisis financiera que afrontan las empresas comercializadoras podría provocar un racionamiento en la prestación del servicio de energía como ya lo advirtieron la XM, que administra el Mercado mayorista de energía y opera el Sistema interconectado nacional (SIN), y la Contraloría General de la República.

La importación de gas desde el 1 de diciembre de 2024 tambien ha comprometido la soberanía energética del país.. | Foto: 2022 Getty Images

Acosta explicó que la crisis obedece a la deuda contraída por los usuarios por cuenta de la Opción Tarifaria, cuyo saldo supera los $ 4 billones.

“En mayo el Presidente Petro se comprometió a que la Nación la asumiría. Esta es una promesa incumplida que pasa al 2025 como asignatura pendiente”, indicó Acosta.

Dijo también que durante el 2024 el Gobierno Nacional no pagó los subsidios por consumo de energía de los estratos 1, 2, y 3, por más de $3 billones, sin contar los $2 billones que adeudan por consumo de energía entidades oficiales y aquellas constitucionalmente protegidas.

“Sumados, estamos hablando de casi $10 billones el tamaño del hueco en el P & G de las empresas comercializadoras, afectando su solvencia, su liquidez y el flujo de caja, exponiendo al sector eléctrico al riesgo de una crisis sistémica a consecuencia de lo que denominó XM como un efecto dominó”, manifestó el economista.

Además, la importación de gas natural afecta la seguridad y la soberanía energética del país, ya que dichas importaciones se prolongarán, por lo menos, por los próximos dos o tres años.

Desde Naturgas también han expresado preocupación por la situación energética en el país.

Luz Stella Murgas, presidenta de la entidad, indicó que la “industria enfrenta un panorama desafiante debido a la caída sostenida de la exploración de nuevos pozos, que registra una reducción del 80 % desde 2014. Esta situación ha generado una preocupante disminución del 16 % en las reservas probadas durante 2023 frente a 2022, lo que compromete la autosuficiencia energética del país”.

Dijo también que la reciente regulación para la importación de gas es un paso importante para garantizar el abastecimiento energético en el corto plazo, pero enfatizó que “es fundamental que esta medida se complemente con incentivos a la exploración y producción local para reducir la dependencia externa y asegurar precios más competitivos para los usuarios”.

Julio César Vera, presidente de la Fundación XUA Energy, también se pronunció sobre los desafíos del sistema energético para este 2025: “El principal reto que tiene hoy el país es garantizar los recursos necesarios para la operación eficiente del sistema, de tal forma que se pueda seguir prestando el servicio, con viabilidad técnica, operativa y financiera para todos los participantes de la cadena”.

Al igual que Acosta, sostuvo que el Gobierno debe garantizar el pago de los subsidios que hoy adeudan a las comercializadoras de energía y gas, pues si estos recursos no entran al sistema se puede llegar a presentar “un apagón financiero” y no técnico.

“Para garantizar la energía firme que se requiere a mediano plazo y en especial después del año 2027, es fundamental que los proyectos concebidos en las subastas del cargo por confiabilidad y de las energías renovables de los años 2019, 2021 y 2024, puedan entrar a tiempo y no sigan presentando retrasos como los que se han venido dando en los últimos años”, insistió.

Para Vera es clave que se siga avanzando con la puesta en operación de las cuatro turbinas adicionales de Hidroituango que garantizarán 1200 MW de capacidad adicional para una mayor confiabilidad del sistema.

Finalmente, Clara Inés Pardo, docente de la Escuela de Administración de la Universidad del Rosario, resaltó que es importante seguir ampliando en la matriz las energías renovables con diversos mecanismos como las subastas y permitir un sistema mixto para realizar dichas inversiones; y que si esto sigue así, el país puede garantizar un sistema energético que responda a las necesidades energéticas actuales.

“El déficit dependerá de cómo se gestione el sistema energético en el país, de las directrices que se den y el poder seguir incrementando nuevas fuentes de energía para poder reducir este riesgo”, puntualizó.

Enfatizó que los proyectos deben ser diversificados en renovables, con solar y eólica, al igual que el tema del hidrógeno que también clave y “mira realmente cómo se quiere trabajar con los combustibles fósiles”.

El Pozo Komodo es una de las grandes esperanzas del país para recuperar su autonomía energética, pero las exigencias de la Anla tienen a este proyecto en parada. Foto: Tomada de la página de Naturgas. | Foto: El País

Proyectos en el país

Para Amylkar Acosta, el aplazamiento indefinido de la perforación del pozo KOMODO por parte de Ecopetrol y Anadarko, ante la suspensión de la licencia ambiental por parte de la Anla, es un duro revés para el sector.

Entretanto, Julio César Vera recalcó que, además de Hidroituango, es clave darle apoyo a los más de 30 proyectos de energía solar fotovoltaica previstos para entrar antes del comienzo del año 2027.

Asimismo, urge la puesta en operación de la línea de alta tensión de Colectora, prevista para entrar en el segundo semestre del año 2026, y que en algún momento le dará viabilidad a los proyectos de energía eólica con más de 2.000 MW de capacidad que hoy se tienen en la Guajira.