En el último año, el comportamiento del dólar en Colombia ha sido comparable a una montaña rusa, con constantes altibajos y una creciente tensión en el ambiente financiero. Sin embargo, parece que la calma ha vuelto a la divisa, ya que ha experimentado una caída significativa, alcanzando su nivel más bajo en meses recientes, bordeando los 4.000 pesos.
El punto de inflexión ocurrió después de las elecciones de la primera vuelta, el 29 de mayo del año pasado, cuando se definieron los dos candidatos presidenciales, Gustavo Petro y Rodolfo Hernández. Desde entonces, el dólar comenzó a subir vertiginosamente, impulsado también por la tendencia global de apreciación de la moneda debido a los aumentos en la tasa de interés de la Reserva Federal de los Estados Unidos (FED).
En junio del año pasado, la moneda estadounidense inició su ascenso con un valor de 3.776,52 pesos, y continuó su escalada a medida que se acercaba la fecha de la segunda vuelta electoral en Colombia.
En su más reciente edición, la Revista Semana hace un informe sobre la situación del dólar en Colombia y su relación con la gobernabilidad del presidente Petro.
Semana considera que después del 19 de junio, cuando se anunció la elección del primer Gobierno de izquierda en Colombia, victoria obtenida por Petro con más de 11 millones de votos, el impacto político se hizo evidente y la moneda nacional comenzó a debilitarse. Para algunos analistas, este nuevo rumbo político en el país incidió en que el dólar superara los 4.000 pesos y alcanzara su punto máximo de 5.061 pesos el 8 de noviembre de 2022.
Además, la revista señala que la cima del dólar en Colombia coincidió con un momento de tensión e incertidumbre a nivel global, exacerbado por los mensajes provenientes del Gobierno Petro, como la negativa a la exploración petrolera, a pesar de que es la actividad que genera mayores ingresos para el país y su funcionamiento.
También contribuyeron a la incertidumbre las propuestas de reforma tributaria y anuncios de una reforma pensional que incluía cambios significativos en los fondos privados de pensiones, los cuales canalizan los ahorros de los colombianos a través del mercado de valores e inversiones en infraestructura.
Durante ese período, el término “dólar-Petro” comenzó a utilizarse a medida que la divisa estadounidense se fortalecía con cada declaración pública del mandatario en contra de la política del Banco de la República de aumentar las tasas de interés para controlar la inflación. El presidente criticaba vehementemente este aumento, argumentando que tendría consecuencias desastrosas, ya que los altos costos de los préstamos desacelerarían el consumo y la inversión.
En ese contexto, incluso se planteó la posibilidad de implementar un impuesto para evitar la fuga de capitales. En el mercado del dólar, esta situación se interpretó como un intento del Gobierno de socavar la autonomía del Banco emisor.
En esos momentos de agitación, el entonces ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, asumió el papel de apagar los incendios generados por los mensajes confusos del Gobierno Petro con relación a las reglas de juego, especialmente “en cuanto a la transición energética”, según destaca un informe de Corficolombiana.
Ahora, a solo unas semanas de que se cumpla un año desde el inicio del mandato de Petro, el dólar ha dado un respiro. En su última sesión de negociación, este viernes, 14 de julio, cerró en 4.053 pesos, según datos de la Bolsa de Valores de Colombia, y durante el día se mantuvo en un promedio de 4.089 pesos. Esta aparente estabilidad en el tipo de cambio brinda un alivio para el mercado y sugiere un panorama más tranquilo en comparación con los movimientos volátiles anteriores. Esta disminución ha generado un ambiente de relativa calma en el mercado cambiario.
Aunque el comportamiento del dólar es impredecible y está sujeto a diversos factores económicos y políticos, esta disminución en su valor representa un alivio para los importadores y aquellos que tienen deudas en moneda extranjera. Sin embargo, también puede impactar negativamente en ciertos sectores, como los exportadores, cuyos ingresos se ven afectados por una moneda nacional más fuerte.
El peso colombiano se ha convertido en la moneda más revaluada del mundo
Los especialistas de LatinFocus Consensus, que mensualmente les miden el pulso a los principales indicadores económicos de la región, señalan que el peso colombiano se ha venido apreciando desde que el Congreso de la República puso en pausa la agenda de reformas del presidente Petro. Sin embargo, no esperan que se mantenga así el resto del año. Aunque los vientos de recesión económica en el mundo empiezan a diluirse, en Estados Unidos la FED continuaría subiendo sus tasas de interés para no dejarle ventaja a un posible retorno de la inflación al alza, afirman los especialistas.
Según los analistas, varios ingredientes del coctel económico serán los factores clave para tener en cuenta de aquí en adelante: “los precios del petróleo, la trayectoria de las tasas de interés del Banco de la República en relación con la FED y la agenda política del presidente Petro”, destacan los expertos.
En promedio, los panelistas consultados por LatinFocus Consensus prevén que el peso colombiano termine 2023 en 4.399 pesos por dólar, y 2024 en 4.360.
Por su parte, Juan David Ballén, analista de Casa de Bolsa, explica que “el dólar viene cayendo en todo el mundo por el descenso en la inflación en Estados Unidos y por el hecho de que la FED está muy cerca del fin del ciclo de aumento de tasas de interés”.
En el caso de Colombia, añade que “ha caído más fuertemente luego de que el trámite de las reformas y la gobernabilidad se complicaran, buscando cerrar parte de la prima de riesgo que se amplió el año pasado. En estos momentos, el dólar a nivel global está entrando en niveles de sobreventa, lo cual podría explicar su estabilidad reciente en el país, sin embargo, vale la pena destacar que aún falta terreno perdido por recuperar”.