La firma experta en mercados internacionales, TMF Group, presentó la décima edición de su Índice Global de Complejidad Empresarial, con la que pretende darles luces a las compañías y a los inversionistas sobre cuáles son los destinos más favorables y los más complejos para los negocios.
Son dos rankings de diez países cada uno y las naciones latinoamericanas tienen una gran presencia en el escalafón de mayor dificultad, con seis puestos obtenidos.
Los primeros dos países que lideran el mencionado listado de los entornos más difíciles para negociar e invertir son Francia y Grecia, la cuota europea que antecede a las naciones latinoamericanas: en el tercer puesto se encuentra Brasil, en el cuarto está México y en el quinto aparece Colombia.
En cuanto a la aparición del país en dicha posición, la firma autora sostiene que han tenido incidencia los proyectos y reformas impulsados por el presidente Petro desde su llegada al poder, con lo que estiman que habrá “una mayor complejidad para las organizaciones que operan dentro de la jurisdicción a medida que se adaptan a los cambios”.
También ha tenido que ver la devaluación del peso, que a su vez ha tenido incidencia en aspectos vinculados a la inflación mundial, entre otros internos.
Victoria Morales, directora general de TMF en Colombia, Venezuela y Ecuador, le explicó al diario La República que, a pesar del panorama inflacionario, “Colombia es un país abierto a la inversión. La regulación y los procesos pueden ser difíciles de entender al principio, pero después de un par de meses los inversionistas parecen sentirse cómodos con la complejidad del país y pueden navegarlo bien”.
Continuando con el ranking de TMF Group, los últimos dos países latinoamericanos que ostentan otros lugares son Perú (séptima posición) y Argentina (décimo lugar).
Hay dos aspectos importantes que marcaron el destino de los resultados, de acuerdo con la firma autora del ranking. Uno de ellos fue la contracción en la confianza de la estabilidad económica de los países durante el próximo lustro; asimismo, el otro elemento recoge bien el contexto internacional: la coyuntura de la guerra en Ucrania, las consecuencias de la pandemia, la aceleración en las tasas de inflación en todo el mundo y cómo aun todo esto hubo una confianza más positiva frente a la estabilidad política, geopolítica y social.
De igual manera, otro de los hallazgos expuestos por TMF Group señala que parece que las empresas no están tan optimistas con la posibilidad de una expansión global, por lo menos no tanto como lo estuvieron en años anteriores: el 74 % de las jurisdicciones en 2020 mostraron que a las empresas les resultaría bastante atractiva la expansión internacional en las vigencias subsiguientes, mientras que, en el 2023, esta cifra cayó hasta el 65 %. Esto refrenda que se ha ida esfumando de a poco el optimismo que había y ahora abunda la cautela en la inversión para los próximos años.
TMF Group explicó que, para realizar esta clasificación y que la muestra fuera lo más completa y ajustada a la realidad posible, recogió datos de 78 jurisdicciones, los cuales representan el 92 % del Producto Interno Bruto total mundial (PIB) y hasta el 95 % de todos los flujos globales netos de Inversión Extranjera Directa (IED).
También varios ítems determinantes a la hora de hacer negocios, como lo son los plazos de incorporación, las nóminas y beneficios dados, reglamentos, tipos impositivos, entre un total de 292 indicadores de seguimiento anual.
Frente al ranking, el director de Investigaciones Económicas de Alianza Valores, David Cubides, le explicó al mismo medio de comunicación que “hay factores macroeconómicos que (también) se evalúan, como que la inflación elevada no es buena en la medida en que a mediano plazo se pierde el poder adquisitivo de la moneda y, eventualmente, hace que esos flujos de inversión al país valgan menos”.
Por su parte, Alexander Ríos, analista económico de Inverxia, manifestó que “temas como el salario mínimo, las barreras de contratación y los costos laborales exagerados generan distorsión de mercado y movilidad laboral. Que el mercado laboral sea lo más fluido posible permite que el recurso humano, vital en los procesos productivos, se mueva entre sectores y cargos, eso en beneficio tanto de las empresas como de las mismas personas”.