Colombia se mantiene entre los países más desiguales de América Latina, según el Reporte de Economía y Desarrollo, RED 2022, ‘Desigualdades Heredadas’ realizado por el Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF).
En el estudio queda claro que el país tiene una alta desigualdad en la distribución del ingreso y de la riqueza, mayor a la del promedio regional, y teniendo en cuenta los resultados, el problema de la desigualdad persiste marcadamente no solo a lo largo de las últimas décadas, sino que hace siglos.
Lucila Berniell, analista y economista del CAF, resalta que en el país uno de los factores principales que no permite que las brechas de desigualdad se cierren es la falta de oportunidades para educarse.
Afirma que el documento revela que la cobertura en educación se ha expandido, permitiendo que 3 de cada 4 colombianos hoy cuente con mayor nivel educativo que sus padres. Hoy el 30% de las personas en edades entre 35 y 40 años logran terminar el bachillerato, pero en su grupo familiar uno de los padres no lo terminó. Entre tanto, el 66% de este mismo grupo poblacional (35 - 40 años), son hijos de padres que si terminaron la secundaria.
“Todo lo anterior hace referencia a la formación de las habilidades de las personas. Asimismo, las oportunidades en los mercados laborales, pues ciudadanos con la misma formación al solicitar un empleo no encuentran las respuestas esperadas por temas como el color de piel, la ciudad y la familia de origen”, explica la analista, quien señala que estas brechas de oportunidades se reflejan en que el 60% de los empleos en el país son informales.
Agrega que las oportunidades para ahorrar y acumular riqueza es otro de los factores que marca la desigualdad en el país.
La economista afirma que Colombia tiene altas desigualdades en cuanto a los niveles de ingresos y el conocimiento financiero es inequitativo.
“Existe un amplio margen de mejora en temas de inclusión financiera, ya que los índices de concentración de activos financieros y reales son de los más altos de la región, mientras que los niveles de conocimiento financiero se encuentran entre los más bajos”, dice.
¿Cómo superar esas desigualdades?
El reporte de la CAF, que fue presentado ayer en la Pontificia Universidad Javeriana de Cali, también deja de manifiesto que Colombia cuenta con valiosas oportunidades para superar las desigualdades heredadas.
“La promoción de más y mejores oportunidades en la educación temprana, básica y superior, en conjunto con el cierre de brechas espaciales y étnico-raciales, educativas, laborales, y la ampliación de la inclusión financiera para alcanzar a poblaciones que hoy se encuentran fuera de los canales formales de ahorro, son espacios de trabajo que pueden seguir reforzándose para asegurar un mejor futuro a los jóvenes colombianos”, dice el documento.
Sergio Díaz Granados, presidente ejecutivo del CAF, señala que actualmente en América Latina se presenta un fenómeno que encuentra sus raíces en el pasado, ya que factores como el lugar de nacimiento, etnia, características del hogar y género, entre otros, actúan como un facilitador para desempeñarse en la vida.
“Desde CAF recientemente lanzamos una nueva estrategia para apoyar a Colombia e impulsar inversiones en las regiones y sectores de la población más vulnerables, con la finalidad de lograr un país más equitativo, próspero y pujante a nivel económico”, afirma.
Entre tanto, para Jaime Ahcar, profesor de la Universidad Javeriana, la pobreza y la desigualdad en Colombia persisten por razones como la baja calidad de sus instituciones, que no previenen suficientemente la corrupción, no garantizan la justicia, ni promueven suficientemente la equidad.
Asimismo, señala que “la política fiscal a lo largo de su historia no ha logrado encontrar la combinación de una tributación progresiva, que involucre a todos sus ciudadanos y empresas, con un sistema de transferencias que efectivamente lleguen a los más necesitados”.
Otros factores que causan desigualdad
- Décadas de guerra en el campo, dificultan las inversiones en las áreas rurales y los barrios marginales de las ciudades.
- El déficit de infraestructura, especialmente la de transporte y las bajas inversiones en educación de calidad, mantienen estancada la productividad, dificultando el crecimiento y la extensión y profundización de la política social.
- La polarización y la desconfianza entre partidos políticos, el Gobierno y los sectores productivos ha dificultado la cooperación sobre el tipo de sociedad justa que se quiere construir y los sacrificios que cada sector está dispuesto a hacer para alcanzarla.