Sandra Quintero se concibe a sí misma como una mujer luchadora con espíritu emprendedor, y tiene toda la razón. A parte de ser una de las fundadoras de Mister Wings, es quien ha dirigido el área financiera y administrativa durante 15 años de existencia de la compañía.
“Casi todos los restaurantes de Colombia nacen como empresas familiares pero sus estructuras suelen ser informales, sin lineamientos ni procesos como corporación. Ese ha sido mi aporte, constituir a Mister Wings como empresa organizada”, dice Sandra.
La idea de crear un restaurante de alas picantes al estilo americano en Cali surgió durante esas típicas reuniones donde los amigos se citan para ver partidos de fútbol y comer algo en casa.
“Mi esposo y yo vivimos un tiempo en Estados Unidos y al llegar a Colombia estábamos buscando qué hacer. A él le gustaba la cocina y extrañaba comer alas picantes, así que empezó a hacerlas en casa y cuando había partidos nos reuníamos con nuestros amigos y comíamos. Allí empezamos a ver que las personas se enviciaban con las alitas, fue cuando vimos una oportunidad de negocio”.
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Esta ingeniera industrial con énfasis en finanzas está convencida de que los límites no existen y las derrotas son solo aprendizajes. Antes de Mister Wings emprendió junto a su esposo otros cuatro negocios, pasó por tener un carro de perros calientes, vender ‘calling cards’ en Estados Unidos, dirigir una inmobiliaria y hasta sembrar pimentones.
“Yo recuerdo que nuestros padres nos prestaron el dinero y nos metimos a sembrar pimentones, los teníamos por todo lado, y resulta que cuando empezamos inició la cosecha. Obviamente el precio bajó y la ganancia fue nula, mejor dicho, recuperamos lo invertido. Sí, parece una derrota pero fue un aprendizaje grandísimo para nosotros”, menciona entre risas.
“Todo se puede” se convirtió en su lema frente a la vida y los retos. En ello radica su éxito. Asegura que nada es fácil cuando de emprender se trata, por eso hay que luchar por los objetivos y no permitir que ninguna circunstancia tenga la capacidad de detenernos.
“No me doy por vencida fácilmente. Si alguien me dice no puedes hacerlo, buscó la manera de lograrlo. Las dificultades y barreras se las crea uno mismo, todo está en la mente”.
Por eso lo que empezó como un restaurante de comida colombiana donde las alitas eran una entrada pasó a convertirse en lo que ella y su esposo soñaban: el primer restaurante de alas picantes con imagen norteamericana en el Valle, incluso en contravía de los estudios de mercado que consideraban inviable la propuesta.
Sandra asegura que el éxito del restaurante está en que no solo ofrece comida de alta calidad sino una experiencia agradable que reúne a personas de todas las edades en cada sede.
“La magia de Mister Wings está en los pequeños detalles, en los colores, el ambiente familiar, la música, la ubicación y la decoración inspirada en restaurantes americanos. Ahí puedes celebrar tus cumpleaños, ver los partidos del momento y gozar de un excelente servicio”.
Hoy la empresa cuenta con nueve sedes en Cali y una en Bogotá, actualmente en proceso de reubicación, y está integrada por 284 trabajadores de los cuales 151 son mujeres y 133 hombres.
Respecto a las perspectivas de expansión de Mister Wings, la empresaria asegura: “Si nos faltan dos sedes en Cali es mucho. No queremos saturar el mercado para no lesionar el franquiciado. Solamente queremos cubrir las zonas de la ciudad y creo que por ahora nos faltaría una en el sector Valle de Lili”.
Explica que sí tienen pensado expandirse a otras ciudades a nivel Valle pero de forma muy cuidadosa. Los planes a corto plazo son Jamundí y Palmira.
“Queremos más restaurantes, ¿pero qué sacamos con abrirlos para después cerrarlos, eso lesiona la marca y el franquiciado. Somos muy cuidadosos de nuestra expansión, tenemos claro que debe ser muy segura y acertada”.
Respecto a su rol como empresaria, Sandra aduce que las mujeres tienen las mismas capacidades que los hombres. No obstante, las dificultades que muchas veces afrontan están en que siempre han sido puestas en un segundo plano.
“Dicen que somos el sexo débil pero yo creo que eso se dice por nuestra fuerza física, porque la verdad es que las mujeres tenemos más cosas a favor que en contra. Podemos ser las mejores deportistas, empresarias y presidentas. Las mujeres tenemos un sentido más que no tienen los hombres. La única debilidad evidente es la física, pero estamos a la par con ellos en todo nivel”.
A Sandra no le resulta halagadora la frase “detrás de un gran hombre hay una gran mujer”. Está convencida de que las mujeres no cumplen roles secundarios en las vidas de sus esposos sino que son sus socias. Ella no ha estado detrás de él, han pilotado juntos cada proyecto. Y así seguirán.