En el mundo financiero, las deudas representan una herramienta de doble filo. A menudo, se debaten los méritos de una “deuda buena” frente a una “deuda mala”. En esta exploración, se desentrañan los factores subyacentes que determinan si una deuda es considerada beneficiosa o perjudicial.
Dentro del vasto universo de las finanzas, el debate entre la “deuda buena” y la “deuda mala” se ha consolidado como un componente esencial de la planificación financiera. Sin embargo, ¿cómo se logra realmente distinguir entre estas dos categorías? En esta nota, se desglosan los elementos clave que determinan la naturaleza de estas deudas y su impacto en las vidas financieras.
Deuda mala: El lado oscuro
La deuda, en esencia, representa una obligación de devolver dinero en un plazo predefinido y su calidad varía en función de su uso. La “deuda mala” se define en gran medida como aquella que encamina a los individuos hacia el empobrecimiento financiero. Esta clase de deuda se adquiere para satisfacer deseos momentáneos, como la adquisición de bienes de consumo, pero sin establecer una estrategia eficiente para su reembolso. Este tipo de deuda no aporta beneficios financieros sostenibles, sino que más bien engendra estrés y puede iniciar un ciclo interminable de deudas.
Uno de los rasgos diferenciadores de la deuda mala es su frecuente uso para adquirir pasivos, es decir, activos que no generan ingresos ni incrementan su valor a lo largo del tiempo. Ejemplos comunes de deuda mala incluyen compras impulsivas realizadas con tarjetas de crédito, préstamos para costosas vacaciones o gastos superfluos. Tales obligaciones tienden a agotar los recursos y minar la libertad financiera de las personas.
Deuda buena: Impulsando el crecimiento
Por otro lado, la “deuda buena” es un instrumento financiero que se utiliza para impulsar el crecimiento y generar retornos a lo largo del tiempo. Este tipo de deuda se toma con la intención de invertir en activos que puedan aumentar nuestro patrimonio y generar ingresos sostenibles. La deuda buena se considera una aliada cuando se usa sabiamente para financiar educación, adquisición de bienes raíces u oportunidades empresariales. En lugar de empobrecer, esta deuda actúa como un motor para mejorar nuestra situación financiera.
El concepto clave detrás de la deuda buena es el potencial de inversión. Al tomar deuda para adquirir activos que aumentan su valor con el tiempo, como propiedades o inversiones empresariales, se espera que los beneficios a largo plazo superen los costos de la deuda y los intereses.
Abordando el manejo de deudas
El manejo adecuado de las deudas se vuelve esencial para evitar que una deuda buena se transforme en una mala y para prevenir caer en la trampa del sobreendeudamiento. Un presupuesto cuidadosamente diseñado se erige como una herramienta fundamental en esta tarea, ya que contribuye al control de los gastos y garantiza la inclusión de los pagos de deudas. El mantenimiento de un registro detallado de las obligaciones financieras vigentes y sus respectivas tasas de interés también se torna crucial para mantenerse informado acerca de la situación financiera.
La realización de los pagos de deudas de manera puntual y el enfoque en la liquidación prioritaria de las deudas más pequeñas se presentan como estrategias eficaces para evitar la acumulación de deudas que puedan volverse difíciles de gestionar. La clave reside en mantener un equilibrio entre el endeudamiento y la capacidad de pago, asegurando que no se destine un porcentaje desmedido de los ingresos a los pagos de deudas.
La línea que los separa
La línea que establece una distinción entre la deuda buena y la mala encuentra su origen en el impacto que tienen a largo plazo en las finanzas. La deuda buena desempeña un papel fundamental como catalizador de crecimiento, ya que genera activos y rentabilidad, en contraste con la deuda mala, que da lugar a dificultades financieras y empobrecimiento. Elementos fundamentales para diferenciar entre estas dos categorías son la planificación cuidadosa, la inversión en activos productivos y la capacidad de pago.
*Este artículo fue creado con ayuda de una inteligencia artificial que utiliza machine learning para producir texto similar al humano, y curado por un periodista especializado de El País.